domingo, 6 de abril de 2014

La fortuna se trabaja: las claves científicas para atraer la buena suerte

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¿ESTAMOS EN MANOS DEL AZAR?

La fortuna se trabaja: las claves científicas para atraer la buena suerte

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La ciencia y la suerte resultan conceptos antagónicos. La ciencia, por definición, niega la existencia de fenómenos que respondan a la mera fortuna, y la suerte es, tal como la define la RAE, “un encadenamiento de los sucesos, considerado como fortuito o casual”. ¿Qué relación pueden guardar una y otra cosa?
Para el psicólogo británico Richard Weisman, conocido por sus libros de divulgación –y su carrera previa como mago–, la suerte no existe como un fenómeno en sí mismo, pero sí existe la gente con suerte: hay personas cuya actitud en la vida hace que le ocurran más cosas buenas. Y el azar no juega ningún papel en la ecuación. Esta gente, tal como explica en su libro El factor suerte (Temas de Hoy), tiene una actitud y una manera de ver la vida que les predispone a gozar de mejor fortuna.
Estas son las cuatro cosas que puedes hacer desde este momento para gozar de buena suerte (y son mucho más eficaces que encontrarse con un trébol de cuatro hojas).
1. Maximiza tus oportunidades
¿Quién tiene más posibilidades de encontrarse un billete en el suelo? Quien sale más a la calle. ¿Y de encontrar trabajo? Quien más portales de empleo visita. En parte lo que entendemos por suerte no es más que una cuestión de probabilidades, y cuantas más papeletas compres en la rifa de la vida, más oportunidades tendrás de que te toque algo bonito.
La gente ansiosa o neurótica tiene una menor predisposición a identificar y aprovechar las oportunidades“Las personas con suerte crean más oportunidades, las perciben antes y actúan sobre ellas”, explica Weisman en su libro. En opinión del psicólogo, hay ciertos tipos de personas cuya actitud frente a la vida les predispone a tener más fortuna: los extrovertidos, que pasan más tiempo con la gente y, por tanto, encuentran posibilidades más interesante; y las personas más abiertas a nuevas experiencias, que no se resisten a las novedades y están dispuestos a que les pasen más cosas interesantes.
Por el contrario hay personas para las que es más probable tener mala suerte: la gente ansiosa o neurótica, que tiene una menor predisposición a identificar y aprovechar las oportunidades.
2. Escucha tu intuición
“La gente con suerte toma decisiones acertadas usando su intuición y su instinto”, asegura Weisman. “El 90% de las personas que se consideran afortunadas aseguran que hacen caso a su intuición en lo que respecta a las relaciones personales, y casi un 80% aseguran que juega un papel vital en sus decisiones profesionales”.
¿Significa esto que la gente afortunada tiene corazonadas más acertada que el resto? Quizás, pero lo que es seguro es que son más propensos a la acción: son gente activa que, volviendo al punto uno, maximiza sus posibilidades de tener buena suerte. Quien no apuesta no gana, y quien no sigue su instinto no apuesta.
3. Esperan tener buena fortuna
En la gente con suerte operan los resortes de la profecía autocumplida. El sociólogo Robert King Merton la definió como “una definición falsa de la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva verdadera”. El simple hecho de pensar que algo va a ocurrir hace que realicemos acciones (conscientes o inconscientes) que acaban haciendo que ocurra.
La gente suertuda es, sencillamente, entusiastaEn este sentido, la gente con suerte no es afortunada. Es, sencillamente, entusiasta. “Las personas afortunadas tratan de alcanzar sus objetivos aunque las posibilidades de lograrlo sean pequeñas, y perseveran en el caso de fallar”, asegura Weisman.
4. Transforman la mala suerte en buena
La gente afortunada no siempre tiene buena suerte, pero es testaruda y afronta la adversidad de forma distinta a las personas que se creen desgraciadas. La gente con suerte, asegura Weisman, sabe ver el lado positivo de su mala fortuna, no se detienen en ella y toman las precauciones necesarias para que no les vuelva a ocurrir.
La gente afortunada, en definitiva, no cree en la suerte, sólo en su capacidad para que les vaya bien en la vida. Como dijo el explorador Roald Amundsen, director de la primera expedición que alcanzó el Polo Sur, “la victoria aguarda a aquel que tiene todo en orden; suerte, lo llama la gente. La derrota está asegurada para aquel que se ha olvidado de tomar las precauciones necesarias en el tiempo; y a eso le llaman mala suerte”.

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