Y es que me llama la atención, últimamente, observar una nueva práctica entre los jóvenes que apoya la idea del individuo conectado que presentábamos en Socionomía y en tantas otras entradas aquí: la de vivir, incluso en espacios públicos, experiencias personalizadas que a primera vista nos aíslan de los demás.
Pseudo-Personalización con demora social
Ocurrió ya con la evolución de la radio, la televisión, que con la proliferación de cadenas y estaciones que los espectáculos dejaron de ser siempre sociales. En los hogares con varios televisores, cada cual en la familia podía ver un programa distinto, aislándose de la experiencia de los demás y por lo tanto, aprendiendo y vivenciando referentes múltiples. El tema no parecía demasiado grave: aunque viésemos distintas cosas, éramos muchos los que por grupos de edad compartíamos programas, series, películas, demorando pero no anulando la interacción alrededor de los mismos. Quizás no resultaba fácil intercambiar opiniones en el ámbito familiar sobre la serie en cuestión pero esta se convertía en un tema común cuando hablábamos con compañeros en la oficina, amigos en la escuela, etc.
Incluso en el ámbito familiar el tema no era demasiado grave, porque aunque los temas fuesen distintos, los pocos tópicos, valores, arquetipos, marcos simbólicos o ideológicos, partían de unos pocos emisores.
Hiperpersonalización y aislamiento conectado
Los tiempos han cambiado. Internet abre camino a la hiperpersonalización de la experiencia mediática. Auriculares (headphones), dispositivos de uso personal más económicos, etc., la tendencia llega hasta nuestros días. Hasta el punto que me ha llevado a escribir este post.
Hace poco observaba en un local nocturno algo que me hizo pensar bastante : algunas personas (pocas) bailaban al ritmo de su propia música, distinta de la de los demás, con auriculares. ¿Será así el futuro de los locales de ocio nocturno? ¿Será así incluso la experiencia de ir al cine, conciertos, etc.? ¿Será el cine interactivo y personalizado para todos los gustos uno de los salvavidas económicos de la industria del cine, de otras tantas afines del espectáculo?
Y si es así, desde la perspectiva actual se añade una duda más: ¿Seguirán siendo necesarios los espacios públicos lejos de los teclados?
Se aceptan apuestas. La mía, mi prospección futurista es de que sí habrá un momento para las experiencias interactivas personalizadas del individuo conectado, pero que será algo que lejos de aislarnos, ampliará de nuevo las formas de sociabilidad actuales. O nos devolverá. como lo hacen siempre en gran medida las actuales redes sociales, a formas comunitarias previas al aislamiento postmoderno (la plaza del pueblo de la que hablábamos en Socionomía).
Y es que un poco después de imaginar ese futuro distópico miré a mi alrededor, de seres casi alienados en músicas abstractas. ¿Es esta es la forma de sociabilidad que queremos conservar?
El tema no se soluciona, desde luego, con auriculares, que podrían ser la expresión extrema de esas ciertas tendencias en música tecno despersonalizante, pero quizás sí que debería informarnos de que, en paralelo a ese mundo hipersocial, estamos construyendo, en algunos lugares, un mundo más alienante fuera que dentro de internet.
Si me dejáis expresarlo en lenguaje Facebook (fue un posteo reciente allí):
“Se escucha que las redes sociales nos deshumanizan de muchos modos. Me perdonarán los que lo valoren así pero si somos lo que día a día vamos aprendiendo de los que tenemos alrededor, creo que nunca antes hemos estado tanto y tan bien acompañados. Como experiencia de crecimiento.personal y existencial, las redes sociales son únicas.”
En fin.. que en este contexto la naturaleza dual, las ganas de vivir experiencias múltiples del ser humano contemporáneo, podrían estar conquistando nuevos lugares de desconexión y aislamiento donde antes ocurría lo contrario.
¿Quizás a grandes rasgos podríamos asistir en un futuro a la inversión de los sentidos de lo privado y lo público? ¿Buscamos lugares en los que desconectar fuera de casa y conectamos en casa? ¿Somos ahora más sociables en casa que fuera de ella? ¿O somos hipersociables ya, hemos desmitificado la soledad y vamos a demandar en breve que se nos ofrezcan espacios virtuales de interacción en cada espacio público?
El tema da para muchas otras reflexiones y entradas, así que con vuestro cariño y ayuda, continuará…
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