El amor romántico tiene todas las características de una adicción: se piensa obsesivamente en algo (la persona amada, en este caso), uno se vuelve intensamente dependiente de la persona amada y posesivo, se asumen grandes riesgos para conseguir o preservar el vínculo, se distorsiona la realidad (vemos solo lo que queremos ver), existe una perseverancia extraordinaria y sentimos que necesitamos ver al ser amado más y más.
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