Para tener la rosa
habrá primero que andar el laberinto;
tanteando sus paredes
aguzando el oído,
animal aterrado,
pesadilla de un niño.
Para tener la rosa,
hará falta vencer el desaliento
de creer que no es posible,
que los sueños han muerto;
que ya no habrá escenario
y el miedo
de ser sólo silencio.
Para tener la rosa,
habrá que arar la tierra con las manos,
regarla con sudor,
y ahogarla con el llanto
de quien no tiene nada
y reza,
esperando el milagro.
Para tener la rosa,
habrá que romper el tiempo de la espera,
vencer a los demonios,
jugarse a cara o ceca;
y entonces, sólo entonces,
la rosa,
se ofrecerá completa.
Tina Bouciguez
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