En Fast Good Management hay un capítulo, concretamente el 11, titulado: Aprender a no escuchar. Aquel capítulo está escrito con el objetivo de resaltar que el éxito procede de la diferencia, y que habitualmente los grandes logros proceden de personas que saben leer la realidad de manera diferente a la de la mayoría, lo que implica desmarcarse de los discursos tradicionales, y para ello es necesario aprender a no escuchar, porque de otro modo uno acaba arrastrado por la corriente de la masa.
Me decía José Antonio Marina en cierta ocasión que "el hombre es la búsqueda de dos objetivos que son contradictorios; la necesidad de reto (riesgo) y la necesidad de comodidad (seguridad)". La mayoría de los mortales opta por la segunda opción. El miedo al cambio, a lo desconocido, a la incertidumbre... hace que aunque la situación actual no nos guste la prefiramos ya que la tenemos dominada y controlada, mientras que la otra opción implica enfrentarse a un vacío que nos descoloca. El ser humano con tal de no cambiar es capaz de aguantar carros y carretas.
Y esto tiene una consecuencia social grave. Como no abunda la gente atrevida (aquella que es capaz de ir a por sus sueños), sino más bien la cobarde (la adocenada por la que terceros imponen), esta última intenta que los demás tampoco se atrevan a ir en búsqueda de su destino personal, porque si hay algo que les gustaría es tener el arrojo de lanzarse, y cuando ven en otros esa valentía, sienten envidia. Sin lugar a dudas, la envidia es un rasgo característico del cobarde.
Para evitar reconocer su envidia (esto es inconfesable), el cobarde tiende a autoengañarse y buscar justificaciones a sus decisiones. "El autoengaño -decía Woody Allen- es la única forma de ser felices" (ver entrevista). Frases típica como: "estás loco", "para qué", "no merece la pena", "es una tontería"... forman parte del espectro habitual de sus recursos. Y es que, como apuntaba una vez J.C. Cubeiro, "criticar es verbalizar la envidia".
Para evitar reconocer su envidia (esto es inconfesable), el cobarde tiende a autoengañarse y buscar justificaciones a sus decisiones. "El autoengaño -decía Woody Allen- es la única forma de ser felices" (ver entrevista). Frases típica como: "estás loco", "para qué", "no merece la pena", "es una tontería"... forman parte del espectro habitual de sus recursos. Y es que, como apuntaba una vez J.C. Cubeiro, "criticar es verbalizar la envidia".
El otro día leía esta frase de Dante Gebel: "Cuando quieras emprender algo, habrá un montón de gente que te dirá que no lo hagas; cuando vean que no te pueden detener, te dirán cómo lo tienes que hacer; y cuando finalmente lo logres, dirán que siempre han creído en ti". Así es la fauna humana mobile qual piuma al vento, como canta la ópera.
Me comentaba una vez Pedro Ruiz: "El cobarde no gana para sustos". Los cobardes no viven, sobreviven; no viven, duran. Merece la pena recordar un artículo que ya recomendé en su día. Para quien no lo leyó entonces, lo dejo ahora: ¿Qué vas a hacer con tu vida?
Me comentaba una vez Pedro Ruiz: "El cobarde no gana para sustos". Los cobardes no viven, sobreviven; no viven, duran. Merece la pena recordar un artículo que ya recomendé en su día. Para quien no lo leyó entonces, lo dejo ahora: ¿Qué vas a hacer con tu vida?
* Hoy en Libros de Management (@librosdemanagem) no te pierdas la Entrevista a Natalia Gómez Pozuelo, autora del libro Buen padre, mejor jefe (Empresa Activa, 2010). Y también comentaros que este Blog interrumpe su actividad durante varias semanas. Buen verano.
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