miércoles, 1 de agosto de 2012

"Design Thinking aplicado a la investigación"

http://blog.consultorartesano.com/2012/07/design-thinking-aplicado-a-la-investigacion.html

Ayer compartimos la mañana en MIK con Amalio Rey charlando sobre design thinking (DT). Bueno, mejor sobre “anthropological doing“, que es como a él le gusta llamar a este conjunto de herramientas -que también se dotan de un sustrato filosófico considerable-. Vamos, que fue una mañana para mover neuronas y pensar cómo y por dónde aplicar este enfoque en proyectos de investigación.
Reconozco que es la primera vez que me paro a pensar con detenimiento en lo que supone DT. En su momento, ¡¡a principios 2009!! (hay que ver cómo pasa el tiempo), es cierto que me aproximé a las lógicas del pensamiento de diseño y escribí Condiciones para innovar y pensamiento de diseño, pero nunca me he puesto manos a la obra a aplicar sus principios de forma organizada y metódica en proyectos en los que participo. Sin embargo, sí me reconozco muy cómodo -creo que practicante natural- trabajando bajo algunas de sus premisas.
Sin embargo, ayer cuando le escuchaba a Amalio y luego a investigadoras e investigadores de MIK preguntando por la aplicación a los típicos proyectos con financiación pública, creí percibir un ciertoescepticismo y, a la vez, esperanza en trabajar de otra manera en los proyectos. Porque me parece que de nuevo parece imponerse un modelo en el que hay que “encajar” los proyectos de investigación. Este modelo establece unas condiciones que de alguna manera resultan perversas. No, no es un modelo “neutro”. De nuevo, “dime cómo me vas a medir y te diré cómo presento y gestiono el proyecto”. Así de simple.
Cierto que lo anterior no impide que determinadas prácticas de DT puedan incorporarse a la gestión de proyectos de investigación. Eso sí, hay que elegir qué proyectos y qué tipo de prácticas. Es evidente que hablamos de “innovación” y aunque el término esté tan manoseado, conviene no perder la referencia de que cuando el proyecto es realmente innovador parece que DT puede encontrar su espacio natural. A fin de cuentas a eso se enfoca habitualmente, aunque sus lógicas puedan extrapolarse a otro tipo de proyectos.
Así que, ¿por dónde empezar? Desde luego que miraría primero a proyectos con clientes sensibles a este tipo de prácticas. No todos las van a ver con tan buenos ojos. Pero sí que habrá ciertos clientes más en sintonía. Y, además, creo que convendría empezar por proyectos en los que no está muy claro (o nada claro) el resultado final o en los que se percibe mucha complejidad. A fin de cuentas, las aproximaciones sucesivas mediante prototipos pueden tener disponer de un terreno más abonado cuando la idea del producto final no está tan preestablecida.
Otro asunto que no es baladí es el equipo de personas que participe. Me temo que no todo el mundo se maneja con alegría en los contextos que favorece DT. Las mentes cartesianas, cuadriculadas o que necesitan control estricto pueden sufrir al aplicar estas metodologías que Amalio siempre presenta con una visión humanista. Esto supone aplicar una mirada poliédrica, una recogida de información abierta que no va al meollo desde el minuto cero y una elaboración de resultados que se abre entre proveedor y cliente y que, por tanto, no ofrece la solución perfecta sino que apuesta por una construcción compartida que necesita una mirada crítica pero positiva.
En definitiva, que aplicar DT en proyectos de investigación requiere ensayos y probaturas. Hay que encontrar dónde y para qué aportan valor sus propuestas metodológicas. También tuve la sensación de que las herramientas son lo de menos. Porque, en el fondo, no son tan diferentes de las que cualquier persona acostumbrada a la investigación utilizaría. Solo que el enfoque y el contexto son diferentes. Hay que crear un ambiente de relación con el cliente en el que las partes se sientan cómodas utilizando el hemisferio cerebral derecho. Quizá haya que hacer el ejercicio antes: ¿qué tal leyendo los colores y no las palabras? ;-)


Sobre el autor

Julen

De la margen izquierda de la ría, en el Gran Bilbao. Estudié psicología y siempre me he movido alrededor de las empresas y las organizaciones en general. Con una pasión confesa: la bici de montaña.

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