Dolors Reig (dreig)
Es difícil, como bien sabéis, poner trabas a la inteligencia humana cuando campa a sus anchas esta realidad postdigital. Lo veréis muy claro si pensáis en las implicaciones de este nuevo desarrollo, firmado por un equipo de siete estudiantes de la Northeastern University. Se trata de un robot, en sus propios términos “casi indestructible” y capaz de entrar en territorios difíciles para crear una red infinita de puntos de acceso WiFi a su paso.
La red WiFi consiste, como veréis en el curioso vídeo en cajas, fabricadas mediante una impresora 3D, que el robot va liberando.
Uno de los temas llamativos sobre el diseño del robot está en su sistema de control, que usa la misma red que va creando. Se trata de una interface en la web que opera en la red WiFi y provee al operador de control en tiempo real sobre el robot desde un teclado estándar. Así, podemos pilotar, controlar la cámara incorporada, soltar repetidores y ver un mapa GPS del movimiento del robot a distancia, recuperándolo siempre que esté dentro de su propia señal.
Evidentemente se trata de un prototipo pero solo o combinado con otras tecnologías puede tener usos francamente interesantes. Se me ocurre su aporte en situaciones de emergencia, de limitación de la libertad de expresión, de exploración en terrenos nuevos, por imaginar unos cuantos usos. Podrían ser infinitamente más si trasladamos el poder de la colaboración a los robots que nos presentaba Vijay Kumar, de la Universidad de Pensilvania, en una reciente Ted Talk: Robots que pueden volar y cooperar.
El futuro, en sus distintas variedades desde lo más dulce a lo más amargo imaginable (dependiendo como siempre de los valores que eduquemos), está servido.
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