La mayoría de personas asocian la creatividad con el arte. Dado que la escuela pone más énfasis en las matemáticas, la lógica y las ciencias se concluye que de niños desarrollamos poco este lado del cerebro y de adultos somos poco creativos.
Durante muchos años, la neurociencia respaldaba esta idea. La parte derecha del cerebro trabajaba la creatividad de forma independiente al lado izquierdo, en donde se trabajaba la lógica y las matemáticas. Pero más recientemente se ha descubierto que el cerebro no funciona derecho o izquierdo sino que ambos hemisferios trabajan de forma conjunta y cooperativa y de hechoTODOS, tantos los niños como los adultos, podemos ser muy creativos.
La creatividad además está presente en cualquier disciplina. No sólo en el arte encontramos ideas innovadoras o diseños geniales, sino también en ingeniería, ciencias, filosofía, matemáticas, física, deportes, educación, negocios, política y tecnología.
La creatividad dentro de un contexto educativo nos puede ayudar a saber cómo resolver conflictos de clase entre alumnos, cómo enseñar un concepto de física complicado, cómo incentivar el uso de las TIC en otros docentes del centro, cómo mejorar la comunicación entre padres y profesores…o quién sabe, cómo reinventar la educación en el siglo XXI.
Todos tenemos momentos de inspiración, momentos “eureka” (ya lo entendí) o también llamados momentos flash. Se enciende una bombilla en nuestro cerebro de forma repentina, cuando menos lo esperamos.
A continuación intento explicar de forma simple qué significa ser creativo, de dónde provienen las ideas creativas, cómo podemos capturarlas y cómo aumentar su frecuencia, según documenta la neurociencia. Sugiero sencillas prácticas y tecnologías que nos ayudarán a aprovechar el potencial creativo en nosotros como docentes y sacarlo a relucir en nuestros alumnos dentro y fuera del aula:
1. Alimenta el cerebro de experiencias sensoriales
La creatividad surge a partir de experiencias vividas. Desde que nacemos, vamos acumulando experiencias y aprendizajes que se guardan en nuestra memoria. Cada cosa que vemos y escuchamos durante el día (un libro, un programa de televisión, un artículo, un tuit, una conversación, una canción, un poster…) nos proporciona un bloque de información a partir del cuál podemos construir potencialmente ideas nuevas y geniales. Todos estos bloques acaban en nuestro banco de conocimientos dentro del cerebro y a veces podemos tardar años en utilizarlos.
Pero estos bloques son la base para la concepción de nuevas ideas. Combinar bloques de información que ya existen en el mundo exterior pero de forma diferente es ser creativo. Ser creativo no es la aparición de una idea de la nada, es la combinación novedosa de muchas ideas y conocimientos almacenados en nuestro cerebro.
Por tanto como más hagamos vivir a los alumnos, más llenemos sus cerebros de información bien variada y sensorialmente rica, más conversemos con ellos, damos más posibilidades a sus cerebros y a los nuestros a ser creativos.
Sin duda, Internet es una de las grandes fuentes de inspiración y conversación para el aula. Las clases deben estar repletas de todo tipo de contenido visual y conversaciones abiertas. Podemos descubrir con frecuencia de forma conjunta videos e historias que provocan memorias, alegría, resentimiento o ira. Son estas emociones y las conversaciones que surgen alrededor de ellas, las que estimulan la creatividad del alumno y del profesor.
2. Colabora con otros docentes, expertos o incluso escucha a desconocidos
Las ideas más creativas surgen gracias a la colaboración con otras personas, ya que se aprovechan todos los bancos de conocimientos. Como no hay dos personas con experiencias de vida idénticas, no existen dos cerebros iguales. La colaboración entre docentes y/o estudiantes de disciplinas completamente diferentes pueden despertar la inspiración y dar lugar a una idea creativa. Por ejemplo, Google es resultado de la tesis doctoral de Larry Page y Sergey Brin , dos estudiantes de doctorado en Informática de la Universidad de Stanford.
A través de las redes sociales podemos encontrar colaboradores virtuales de forma sencilla, incrementando sustancialmente nuestras posibilidades de aprendizaje a partir de las experiencias de otros. En Twitter podemos seguir conversaciones de cualquier tema educativo o de interés personal a través del “hashtag” (sin ni siquiera tener una cuenta abierta). Consulta Cómo iniciarte en Twitter en 5 minutos.
También a través de Skype en el aula, podemos colaborar con otras clases de colegios en Japón, en India o cualquier pais que consideremos enriquecedor. En Facebook se han creado numerosos grupos de docentes y páginas educativas, en donde profesores preguntan, responden y colaboran.Un rico Entorno personal de Aprendizaje contribuirá a la creatividad de alumnos y profesores.
3. Introduce momentos de tranquilidad
A todos nos ha ocurrido con frecuencia que estando delante del ordenador o sentado en el pupitre del aula, no somos capaces de resolver un problema matemático, pensar en una ilustración para un proyecto, iniciar una redacción o debatir con otra persona. Pero antes de irnos a dormir, mientras estamos bajo la ducha, escuchando música o conduciendo hacia casa, comiendo o en la clase de yoga, nos surgen las mejores ideas. Es como un “flash”, una bombilla que se enciende y curiosamente sin estar pensando en ello.
Hay una razón. La neurociencia concluye que la mente trabaja mejor para resolver problemas cuando no está activamente intentando solucionarlos. Los momentos de tranquilidad nos proporcionan una plataforma para que el revoltijo de información que hay en nuestro cerebro, aparentemente no relacionada, tome forma.
Por tanto, en el aula debemos proporcionar espacios físicos y temporales que inviten a la tranquilidad y al descanso de la mente. En esos espacios, algunos alumnos escucharán música, otros jugarán con un gadget para desconectar, otros simplemente conversarán. Pero estaremos dando la posibilidad de que sus mentes se distraigan y encuentren las soluciones a problemas que no sabían resolver.
4. Introduce momentos de juego
Hay una potente conexión entre el juego y el pensamiento creativo. Inventarse una obra de teatro, improvisar un juego en el patio del recreo, crear un baile, moldear con plastilina son una serie de actividades que dejan suelta la imaginación, sin límites ni inhibiciones. En nuestra infancia todos somos capaces de crear cosas nuevas ya que nos permitimos pensar en libertad. Nada es ridículo, no hay límites e imposibles y esta actitud nos permite ser tremendamente creativos.
Una manera de estructurar momentos de juego en el aula es introducir una tarde “FedEx”, una práctica inusual que empresas como Google realizan con sus empleados con grandes resultados y en centros escolares también empiezan a aplicarse.
Básicamente cada trimestre, un viernes por la tarde, los alumnos trabajan en un proyecto durante varias horas que no forma parte del temario escolar pero que les despierta un gran interés. Se puede escribir un poema, crear un blog, inventarse un video musical, construir un artilugio, realizar un experimento, programar un videojuego, etc. El lunes siguiente, los alumnos presentan los resultados e impresiones.
En esta actividad los alumnos usan sus talentos sin restricciones y desarrollan su creatividad. Puede parecer que se pierde el tiempo, que no se avanza en el temario escolar pero la ciencia sugiere todo lo contrario.
5. Captura las ideas para no olvidar
Como hemos establecido anteriormente, las ideas más creativas surgen de repente, cuando menos las esperamos. Para poder usar estas ideas y no olvidarlas, es realmente importante capturarlas por escrito. Este nuevo hábito puede marcar la diferencia entre personas aparentemente más creativas que otras.
La tecnología es especialmente útil en este sentido. Uno puede escribir en servilletas, cargar con una libreta de notas o enviarse un correo electrónico, pero sin duda en estos tiempos los alumnos preferirán usar su smartphone. El teléfono móvil nos permite a través de numerosas aplicaciones capturar y documentar rápidamente estas ideas. Con Evernote podemos escribir y guardar notas y fotografías que nos inspiran un sentimiento, una emoción o un razonamiento. Pero además podemos clasificar estas notas con etiquetas para encontrarlas rápidamente y no queden perdidas en nuestro archivo digital. Otras herramientas que pueden ser también útiles para guardar ideas que encontramos en la web son los gestores de marcadores sociales como Delicious, Diigo yInstapaper.
5. Trabaja con gran determinación
La creatividad surge cuando acumulamos una fuerte base de conocimientos e investigaciones, a partir de la cuál nuestro cerebro es capaz de construir nuevas ideas. Las grandes ideas aparecen de repente pero nunca de cerebros vacíos o poco estimulados. Igualmente cuando el momento flash surge, es esencial el trabajo duro, la experimentación y sobre todo la fuerte motivación para desarrollar esa nueva idea. La creatividad requiere de un constante esfuerzo.
Para conseguir que los alumnos encuentren una mayor motivación en el aula, consulta La sorprendente verdad sobre lo que realmente motiva a tus alumnos.
Para concluir, podemos ver cómo a lo largo de la historia se encuentran miles de ejemplos que muestran cómo la creatividad ha surgido al combinar ideas ya existentes de forma diferente o novedosa.
Existen millones de ejemplos, no tan visuales, como serían el caso de Google y Microsoft, empresas que son el resultado de la mente de varias personas que combinaron habilidades diferentes para crear un nuevo producto. También el famoso pedagogo Gianni Rodari descubrió por casualidad la literatura infantil, cuando se hospedaba en la casa de una familia con niños y en un ambiente rico en estímulos, en contacto con la naturaleza y con plena libertad para la fantasía. Grandes deportistas como Maradona y Messi muestran grandes paralelismos en sus jugadas…
Para seguir entendiendo el origen y desarrollo de la creatividad, puede interesarte Tim Brown, quién habla de la conexión del juego y la creatividad, Estanislao Bachrach, experto en neurociencia y genética, quién nos cuenta cómo se nos ocurren las ideas y Jonah Leher, autor del libro Imagina: Cómo funciona la creatividad.
¿Vives momentos creativos en tu aula? Cuéntamos alguna experiencia interesante.
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