Si tu sueño dependiera de ese detalle que ahora mismo te da fiaca hacer, de ese paso que te da fiaca dar, de ese obstáculo que ahora mismo “es imposible superar”… ¿Lo harías como sea, aunque cueste? ¿Dejarías todo para superarlo? ¿Te las rebuscarías hasta encontrar la manera?.
Si tu carrera soñada, tu viaje soñado, tu pareja soñada, tu éxito soñado, tu hobbie soñado, o cualquiera que sea tu sueño dependiera literalmente de ese pequeño paso que venís pateando para adelante por fiaca, porque te parece demasiado grande o porque encontraste alguna excusa para no afrontar… ¿No te armarías de voluntad, ganas, paciencia y creatividad, y lo harías como sea?.
Supongamos que quiero estar en mejor estado físico dentro de un mes. Mi meta va a depender de que haga ejercicios todo el mes. Y que haga ejercicios todo el mes va a depender de que haga ejercicios cada día. Y que haga ejercicios cada día va a depender de que dé ese primer paso, de ese segundo en el que decida arrancar. Entonces indirectamente, todo mi sueño depende de ese mínimo segundo.
Viendolo así, ese detalle mínimo se transforma en un pequeño gigante. Pequeño porque visto así se hace chico y cuesta menos atravesarlo, y gigante porque en perspectiva se hace crucial para cumplir mi sueño.
“Divide y reinarás”, aquella máxima romana que citó Maquiavelo en su momento, aplica también a la hora de la fiaca. Dividí esa tarea (grande o pequeña) que tanto te cuesta hacer, en pequeños pedazos gigantes. Pequeños por lo facil que va a ser pasarlos y gigantes por el impacto que tienen en el objetivo final.
No es cumplir haciendo las cosas chiquitas “como si tu sueño dependiera de eso”, es hacerlas con entrega y pasión convencido de que ¡EFECTIVAMENTE DEPENDEN DE ESO!.
Ahora sí, salí de acá y comete el mundo. Pero de a un bocadito a la vez.
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