domingo, 16 de diciembre de 2012

¡¡Sin etiquetas!!

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 “No perdamos nada del pasado. Sólo con el pasado se forma el porvenir” decía A.france.
cadenas-rotasDesde que nací, siempre me he sentido “diferente” a los demás. Y la verdad que en la infancia, sentirse así, no es nada positivo.
Soy el único chico de tres hermanos que somos. Estoy muy orgulloso de mis hermanas. Pero que ellas sacaran las mejores notas, consiguieran hitos académicos, profesionales inimaginables, aún me hacían sentirme más “especial”.
Durante mi infancia, era un chico gordito y con gafas, blanco de toda burla en el colegio. Me centraba en  sacar buenas notas y aunque la gimnasia no se le daba muy bien, muy majo para todo el mundo, sensible, asustadizo,  que se dedicaba a estudiar y estudiar.
En el momento de acabar la EGB y decidir qué camino tomar. Ya tenía la idea de “sacar mi cabeza” y demostrar a todo el mundo que yo también era muy bueno, no sólo mis hermanas.
Hice Formación profesional en la rama administrativa. Sacaba todo sobresalientes, expecto gimnasia, claro está. Hacía lo posible para destacar, para recibir un simple: “Enhorabuena David, sabemos que vales mucho”. Pero ni aún así. Sólo conseguían hacerme sentirme más especial. El gordito empollón.
Terminada la formación profesional, ahora a por una carrera. Y también tomé una decisión diferente a la que se esperaban. Diplomatura en relaciones laborales. Me gustaba el mundo de la empresa, quería tirar por ese camino. 
Y me saqué la carrera el primero de todos mis amigos. El mejor expediente de todos ellos, pero aún así, no me sentía reconocido. Todo el mundo conseguía éxitos de un gran calado, pero nadie veía mis esfuerzos, mi superación, no recibía ningún apoyo.
Nadie me decía ni un simple, ENHORABUENA.
Y llegó la hora de ponerse a trabajar tras hacer un postgrado.
Todo el mundo ya trabajaba, en grandes empresas, consiguiendo sueldos para las edades, increíbles. Yo tenía mucha formación, si, pero experiencia, poca.  Aún así, seguía poniéndome metas altas, quería trabajar en las mejores empresas,  aunque sabía que tenía un gran potencial, seguía necesitando el cariño y la alabanza de los demás, algo de lo que carecía.
Aunque todos me miraban como ese chico gordito y majo ante los ojos de los demás, quería demostrar, que ese chico no era tal cual. Que era alguien totalmente diferente a los que ellos se imaginaban.
 Me decía a mí mismo, que no había límites, por mucho que dijeran los demás que sería imposible conseguirlo,  quería conseguir lo mejor de lo mejor en todos los ámbitos.
La confianza en mí mismo, iba aumentando a pasos agigantados, con cada hito que iba consiguiendo.
Pero llegó el día, que me di cuenta que no era realmente yo, quien estaba  viviendo esa vida, tan perfecta. No era perfecto por mucho que lo intentara.  Me daba cuenta que no era la persona  que quería mostrar a los demás.
Ese puente no paré de llorar, no dormí. Me había quitado la máscara que intentaba mostrar a los demás y me sentía desnudo. No sabía qué hacer.
¿QUÉ SERÍA AHORA DE MI VIDA? ¿Y DE MÍ?
Me hacía preguntas que producían pinzamientos en el corazón pero las respuestas dolían mucho más.
Me daba cuenta que no amaba lo que hacía, aunque estaba muy orgulloso de toda mi formación. Que había luchado por ser alguien quien realmente no era. Empezaba a amar el mundo del desarrollo personal, del lenguaje no verbal, de hablar en público, algo totalmente diferente a lo que había hecho hasta entonces.
Disfrutaba leyendo, estudiando, yendo a conferencias, era realmente yo. Algo que nunca hasta entonces me había ocurrido.
Tenía que dejar de luchar. Tenía que ser yo, por fin.  Estaba motivado pero a la vez con miedo, tenía que empezar de nuevo, dar un nuevo paso en mi vida.
¿Qué me pasaría? ¿Qué dirían los demás?¿A dónde me llevaría todo esto? Eran preguntas que me hacía.
Esa confianza que me había llevado a conseguir ciertos hitos, había desaparecido por completo, ahora se había convertido en puro miedo.
Y empezaron a surgirme ideas poco a poco.  Ideas que asustaban pero que quería de verdad, ir tras ellas. Quería escribir un blog para mí en el que viera mis cambios, quería hablar en público, contando mi transformación, diciendo que el desempleo es una oportunidad para reinventarte y hacer lo que uno siempre ha soñado, descubrir su verdadera esencia.
Pero mientras iban apareciendo dichos proyectos, sólo me decía: “Sé que lo voy a conseguir”.
No sabía cómo lo haría pero sabía que lo haría.
De ese día tan crítico para mí y a la vez que me hizo resurgir entre las cenizas, ya han pasado dos años.
Dos años en los que creo en mí. Dos años en los que intento ser momento tras momento, yo, el verdadero David. He conseguido entrevistas totalmente imposibles para mí y más que se que conseguiré. Ayudando a gente de todo el mundo, aprendiendo de gente increíble y sobre todo, disfrutando de cada instante de la vida.
Y el próximo día 27, daré mi primera conferencia. Lo he conseguido, mi primera conferencia. Estoy petrificado, lo reconozco, pero muy orgulloso porque me querré mostrar cuál soy yo, por fin.
Sólo puedo decir una cosa más, mientras mis ojos se llena de lágrimas, una reflexión que siempre diré allí donde vaya:
SE FIEL A TI MISMO, CREE EN TI Y TE DIGO QUE LOS CAMBIOS QUE SIENTES QUE NECESITAS, SE HARÁN REALIDAD.
SE LA MEJOR VERSIÓN DE TI MISMO, DEJATE DE ETIQUETAS, DE LIMITACIONES.
SIN CONOCERTE, SE QUE ERES UN SER MARAVILLOSO, DALO A CONOCER DE VERDAD.

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