“La discapacidad no está en las personas faltas de una parte de su cuerpo, está en la mente de muchas que se dicen sanas”. M.Lozano.
La verdad que hacía tiempo que no me dolía la rodilla. Después de venir de hacer ejercicio como todas las mañanas, estoy aquí en el sofá, con una bolsa de hielo esperando que se me baje la hinchazón.
Lo reconozco, el dolor me ha superado y alguna lágrima ha salido de mis ojos.
¿Y por qué cuento esto? Cuando empezaron a darme los dolores de rodilla, tengo la rotula fastidiada, la verdad que me pegaba varios días en la cama, quejándome sin parar y hasta llevaba una rodillera durante algún tiempo. Me sentía un inútil total, el mayor de los discapacitados.
Pero este año he ido conociendo gracias al blog , historias de personas, que nosotros los denominaríamos “discapacitados”, y que sin embargo, me han demostrado que ellos hacen muchas más cosas que nosotros y sin embarno no tenemos las dificultades que ellos tienen.
Relatos como el de Alvaro de Yturriaga, Presidente de la Fundación Isabel Gemio, la historia deKyle Maynard o la de todos los integrantes del equipo paraolímpico que participaron en las Olimpiadas de Londres, han sido momentos que me han hecho darme cuenta, que las palabras son las que nos limitan, no la falta de un brazo o una enfermedad crónica.
Un discapacitado, según la R.A.E, es “aquella persona que tiene impedida o entorpecida alguna de las actividades cotidianas consideradas normales, por alteración de sus funciones intelectuales o físicas”.
La verdad que leyendo esta definición, podría decir que TODOS, SIN EXCEPCIONES, hemos sido, somos o seremos, discapacitados en algún momento de nuestras vidas.
Cuando me daba el dolor, veía esos momentos, como los de mayor adversidad en mi vida, no podía ni podría superarlos, pensaba de todo: “Como alguien tan joven puede tener este dolor, no voy a poder salir de casa en mucho tiempo, ni podré hacer nada”. Me sentía un inválido total, y eso que era la rodilla. La cabeza y demás extremidades de mi cuerpo, seguían con sus funciones tan bien como siempre.
Sentía en esos momentos, que jamás podría soportar ese dolor, que jamás podría correr ya, ya no sentiría el tacto del suelo. Deliraba, la verdad.
Kyle Maynard, nació sin piernas ni brazos. ¿Qué podríamos pensar de una persona así? Pues ha escalado el Klimanjaro. ¿Tú te creerías capaz de hacer la misma hazaña?
Álvaro, a pesar de haberle sido detectada una distrofia muscular con 15 años, a sus 31 años, es el presidente de la fundación Isabel Gemio que investiga dicha enfermedad y otras enfermedades consideradas raras. Nunca le he conocido un momento de desaliento, de desanimo. Siempre apoyando, emprendedor, ayudando y alentando con sus ideas a los integrantes de la asociación, ideando proyectos y eventos que ayuden a recaudar dinero para la misma. ¿Y a ti, si a su edad te diagnosticaran esa enfermedad u otra, cómo verías el resto de la vida?
Cuando escucho a las personas hablar, de que se han quedado en paro, que se quejan de cómo están las cosas, de que no hay oportunidades en la vida, que estamos ante la mayor adversidad que nos hemos encontrado hasta el día de hoy en nuestro país, se dicen constantemente que son unos parados y lo van a ser por mucho tiempo ya que no pueden hacer nada para solucionarlo, siempre me vienen a la mente estas personas que os he comentado.
Y yo también pensaba así, lo reconozco. Me decía a mí mismo, lo peor, que jamás podría ya hacer algo, conseguir un trabajo, demostrar lo que valía. Que los tiempos iban a ser muy duros.
Y lo son, claro que sí. Pero pienso que estos momentos que estamos viviendo, tenemos que primero y ante todo, aceptarlos, son así. Y segundo tenemos que adaptarnos. Si no nos adaptamos a los mismos, nos barrerán como lo están haciendo.
Una vez, una persona me dijo que me hiciera una pregunta: ¿Eres un parado o un desempleado? Pues la verdad, respondí yo que un desempleado, porque parado no estaba, hacía cosas, mucho antes que existiera el blog. ¿Y tú eres un parado o un desempleado?
Pensamos y anhelamos tiempos pasados, que eran tiempos ”dorados” para nosotros y cuando viene revueltos, y nos dicen que tenemos que hacer cosas para adaptarnos, “nos vamos patas abajo”. A eso le añadimos, que cuando vemos a gente como emprendedores, “discapacitados”, gente que se reinventa, adaptarse a los cambios, los vemos como “bichos raros”.
Claro que añoraba mi puesto de trabajo en el que estaba tan feliz, el tener un trabajo de 8 horas, pero algo tenía que hacer, TENÍA QUE ADAPTARME A LA SITUACIÓN QUE TENÍA DELANTE DE MI.
Nuestro lenguaje afecta como vemos el mundo, como pensamos, además de cómo vemos a los demás. ¿Cómo verías el mundo si te dicen que tienes una enfermedad rara, o si te enteras que te has quedado en desempleo? Seguro que en el primer momento, todo muy negro, te sentirías muy limitado, devastado. Pero sin embargo ellos, consiguiendo metas que para muchos de nosotros serían inalcanzables.
¿Pero qué realidad queremos crear con nuestras palabras, la de seres limitados o la de personas con un gran potencial, que se superan día tras día y consiguen sus metas?
Parado, discapacitado, inútil, imposible, improbable, estúpido, y muchas otras palabras, son palabras, que limitan, por desgracia, el poder de esa persona a la que se lo dices. ¿O quieres en vez de eso, ayudarle, motivarle y elevarlo a hitos jamás pensado por él? El mal uso de nuestro vocabulario, no nos permite desarrollarnos hacia la realidad que todos querríamos.
A lo largo de toda la vida, nos enfrentaremos a cientos de adversidades, y sólo hay dos caminos, o ir de víctimas o adaptarnos a la misma. Abrámonos a ella. ¿Y tú qué eliges?
¿Y tú piensas qué lo que dice la gente de ti, es lo que te define? ¿Como afrontas las adversidades de la vida? ¿Actualmente te sientes un “discapacitado”? ¿Por qué? ¿Cuál sientes que es tu potencial que te gustaría hoy poner de manifiesto? ¿Sientes un espíritu sin esperanza?
Para quién no lo sepa todavía, mañana, día 27, estaré en el Ámbito cultural del Corte Ingles de Zaragoza de Paseo Independencia, a las 19:30, hablando sobre Reinvención. Me gustará veros allí.
Y ahora me voy a levantar con el hielo en la rodilla, a seguir preparando nuevos proyectos e ideas, que quejándome no se gana nada, sólo con la acción.
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