me recordó que “ya te lo dije”, o el famoso
“que como se te ocurre meterte en eso
de Internet”, e incluso el “con lo bien que
tú estabas trabajando para esa empresa
tan grande”.
Cada vez que he tenido que recoger cada
uno de mis sueños del suelo, uno a uno, desperdigados y desordenados, manchados
de lágrimas, sudor y deudas, al apretarlos
de nuevo fuertemente con las puños
cerrados, siempre he pensado que valió
la pena. Siempre pensé “que en cuanto tenga un momento, la intento otra vez”.

No hay comentarios:
Publicar un comentario