miércoles, 22 de mayo de 2013

Primero La Meta, Luego El Discurso

http://www.claseejecutiva.cl/blog/2013/05/primero-la-meta-luego-el-discurso/ 

Uno de los peores errores que comete un orador es confundir su presentación con una exposición o con una descripción.


YO TE PROPONGO

Según la narración de historias (story telling), una buena presentación se inicia cuando el objetivo está claro.
Un discurso es la narración que utiliza la oralidad para persuadir. Así, las audiencias podrían considerar un cambio de actitud, mirada o acción frente a una realidad por medio del manejo del lenguaje.
Para cumplir tales metas existe una metodología que, desde la Grecia clásica hasta hoy, es utilizada por aquellos que buscan posición política, financiamiento empresarial, la libertad o la cárcel para un ser humano y tantos otros objetivos relacionados con el cumplimiento de metas.
La estructura clara y ordenada de los discursos de Barack Obama le han permitido a las audiencias estar en contacto con su pensamiento. La cuenta a la nación de este año (12 de febrero, 2013) es un ejemplo.
Al aprendiz le corresponde, entonces, conocer este método para aplicarlo en su quehacer, pues es una de las alternativas de orden que por siglos ha demostrado ser exitosa.
Se trata del campo de la lógica que plantea que desde el inicio y hasta el final hay que organizar el pensamiento en torno a un objetivo de comunicación, ordenarlo de acuerdo con este y mantenerlo hasta el final de la elocución.

ORGANIZAR EL PENSAMIENTO

En todo buen discurso deben distinguirse claramente tres partes: proposición, demostración y conclusión. De las tres, la más compleja y difícil, aunque no la más laboriosa, es la proposición. Es la que permite organizar el material y las reflexiones en torno a una idea fuerza. Las otras dos son laboriosas, pero más fáciles.
Una buena proposición vuelve a la audiencia activa. Le permite interactuar y acompañar al orador a lo largo de su discurso. Con ello esta idea es capaz de generar un fenómeno que, en estructura dramática o story telling, se conoce como movimiento progresivo o hacia delante.
A las audiencias, una buena proposición les frena las distracciones y les da la posibilidad de seguir la argumentación. A los oradores, por otra parte, les permite tener claridad respecto de la evidencia, sean datos, hechos y otros, que se necesitará acopiar de acuerdo con el objetivo, así como analizar la pertinencia de cada uno de los argumentos que presente.
La primera homilía del Papa Francisco, en la Capilla Sixtina, es un buen modelo de orden y oralidad.
Veamos la organización del pensamiento en una proposición. Esta última es la oración que redacta el orador, en la cual está contenida su opinión sobre un tema y los conceptos que la fundamentan.
1. Se inicia con una verdad probabilística: Es un enunciado que afirma o niega algo con claridad. Para la persuasión este concepto es importante, dado que de inmediato tanto el orador como la audiencia deben tener claro cuál es la opinión que se pone en juego.
2. Marca una promesa: La proposición establece el compromiso del orador respecto de aquello sobre lo que versará su opinión o su presentación y, por lo tanto, se puede evaluar su coherencia.
3. Ordena la información o evidencia, lo que demuestra: Una oración/proposición bien construida le posibilita al orador organizar el material que recogió y trabajarlo de acuerdo con los conceptos que eligió para explicar su opinión.
4. Fija el tono: El enunciado permite que el orador anticipe la emoción a la que lleva el discurso. Esto tiene que ver con el subtexto, con la voz del orador y sus sentimientos. Por ejemplo, entusiasmo por los logros de la empresa, preocupación por alguna cifra, etc.

DESDE LA DESCRIPCIÓN AL MOVIMIENTO PROGRESIVO

Uno de los peores errores que comete un orador es confundir su presentación con una exposición o con una descripción, y creer que su proposición es el planteamiento del asunto.
.. De Twitter
Frases como: “Hoy les voy a hablar de…”, “El tema al que me referiré en esta ocasión…”, “Se me ha encomendado la misión de hablarles de…”, son corrientes; sin embargo, en oratoria no son las más apropiadas porque generan un equívoco.
La audiencia se aleja emocionalmente, pues las razones de tales inicios no le hacen sentido. No le permiten sentirse atraída hacia el orador y su convicción.

EL PORQUÉ Y NO EL QUÉ

La razón del error es no haberse planteado desde el principio la pregunta sobre el porqué. Es decir, cuáles son las razones que motivan la elocución y que, por lo tanto, hacen valiosa la participación emocional de la audiencia.
Al mirar un discurso desde el “qué”, referido a las afirmaciones ejemplificadas en el párrafo anterior, estamos perdiendo valiosísimos minutos de atención. La respuesta a las preguntas ¿qué? y ¿cómo? son descripciones, que pueden ser muy valiosas como parte de una argumentación, no así de una proposición.
El concepto de la dramaturgia es el de movimiento progresivo o hacia delante.
Cuando nos sentamos frente a una pantalla o frente a una obra de teatro, desde su inicio sabemos si esta será o no interesante y si mantendrá la atención hasta el final.
Esto, porque el guionista en los primeros minutos ha planteado la meta, el objetivo del protagonista, cuál es el antagonista y los obstáculos y dificultades a los que se enfrentará para cumplir con su objetivo. Así, la historia narrada se convierte para el espectador, al igual que para el protagonista, en la lucha por el cumplimiento de esa meta. Se produce identificación y compromiso. El espectador acompaña al “jovencito” en su aventura.
Por ello, si la historia ha sido buena y se ha logrado empatizar con ella, el espectador saldrá de la sala sintiéndose distinto, como si fuera parte de esa producción. Si esto no ocurre, no fue un buen trabajo.
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A las audiencias frente a una pieza oratoria les debería pasar lo mismo que a los espectadores frente a una obra audiovisual. Una pieza oratoria forma parte de una historia mayor y tiene como objetivo dar un giro hacia metas nuevas o que se han desviado.
Así vemos como oratoria y story telling se relacionan en su forma narrativa.

LA RECOMPENSA, LOS OBJETIVOS IMPLÍCITOS

Por qué, para qué y para quién. Es la recompensa, son los objetivos implícitos. Lo visto en esta sesión se relaciona con el trabajo desde la lógica, con el valor que le debe dar el orador al orden desde el pensamiento.
Cada exponente sabe que debe apoyar la concentración del grupo hacia lo que él espera, por ello debe resolver de antemano, incluso antes de elaborar su proposición para qué (ej. demostrar habilidad en un área de su competencia); por qué (ej. hay un desafío y quiere proponer una solución) y para quién (ej. el jefe).
En síntesis: el orador, para influir en su organización, debe ordenar sus ideas en torno a una proposición o enunciado que dé cuenta de su opinión y conceptos clave. A partir de la idea fuerza se genera el movimiento hacia adelante y, por lo tanto, el aumento en la concentración. Además, de allí se desprende la calidad que tendrán luego la argumentación y la conclusión.

EJEMPLOS DE PROPOSICIONES

•“(…) El binominal transforma las elecciones en una simple ratificación de la designación de los candidatos como será el caso de Vallejo” (Fisher, A., Covarrubias, F.C., “Por qué y en qué hay que cambiar el binominal”, en “El Mercurio”, 26 de abril, 2013, p. A2).
• “Después de la paliza del Borussia Dortmund al Real Madrid queda más que claro lo mejor que es como persona y entrenador Pellegrini frente a Mourinho” (Calderón, E., “Cartas al Director”, en “El Mercurio”, 26 de abril, 2013,  p. A2).
• “En estas tres lecturas veo que hay algo en común: es el movimiento. En la primera lectura, el movimiento en el camino; en la segunda lectura, el movimiento en la edificación de la Iglesia; en la tercera, en el Evangelio, el movimiento en la confesión. Caminar, edificar, confesar” (Papa Francisco, primera homilía en la Capilla Sixtina, recuperado en http://www.aciprensa.com/noticias/video-y-texto-completo-primera-homilia-del-papa-francisco-con-los-cardenales-en-la-capilla-sixtina-37709/, el 26 de abril, 2013).
• “Todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su habilidad para escalar un árbol, creerá toda su vida que es un estúpido” (Albert Einstein).
Hasta el miércoles.
Frases como: “Hoy les voy a hablar de…”, “El tema al que me referiré en esta ocasión…”, “Se me ha encomendado la misión de hablarles de…”, son un error porque alejan emocionalmente a la audiencia.

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