La innovación se ha convertido en un mantra. Ha pasado de ser una necesidad (que lo sigue siendo) a ser una moda y de ahí a ser un lugar común, una especie de cajón de sastre en el que cabe cualquier cosa, desde una leve mejora hasta cualquier muestra de creatividad. No hace mucho un amigo compartía por Twitter una foto de una tienda que había creado un escaparate muy original. En el mensaje este amigo acompañaba la imagen con la leyenda “me gustan las tiendas que innovan”. Pues no, eso no es innovación.
Puede que muchos de los problemas que tenemos para desarrollar adecuadamente la innovación sea que estamos utilizando mal la lógica adecuada, o al menos que no la utilizamos lo suficientemente. Parece claro que el tipo de innovación con mayor impacto en nuestras empresas y en los mercados puede ser la innovación disruptiva, más que la incremental, de hecho si me preguntan yo casi soy de la opinión de que la innovación incremental no es tanto innovación como mejora, también fundamental, por cierto.
Pongamos un ejemplo. Las cámaras fotográficas son cámaras fotográficas, que desde el inicio han ido mejorando en calidad, manejo, diseño… Es fundamental que mejoren y les ayuda a encontrar nuevos mercados incluso, pero sus mejoras no suponen un cambio disruptivo. De pronto las cámaras se incorporan a los móviles y, más importante incluso, a los Smartphone, lo que permite gestionar las imágenes de otro modo, integrarlas en la comunicación y enriquecer la información. Se producen cambios de comportamiento a partir de la introducción de una innovación en el mercado, cambios que van generando otros cambios a su vez y generan un movimiento sociológico interesante (tengamos en cuenta la importancia que la integración de los Smartphone y las imágenes con los medios sociales ha tenido para algunas protestas sociales).
Estamos pues hablando de un tipo de innovación no lineal, sino que corta esa línea temporal y tiene impactos a veces desconocidos.
Entrando en el tema del razonamiento y de la lógica, parece claro que habitualmente utilizamos un razonamiento deductivo, más cercano al razonamiento científico y que tiene una representación en la lógica formal con un ejemplo como el siguiente
No se asusten, que es muy fácil, ya verán. Este esquema se lee de la siguiente manera: Si p entonces q y si q entonces r, y como es que p entonces r. Cada letra se puede sustituir por un enunciado y siempre será cierto. Por ejemplo: Si llueve (p) entonces me mojo (q) y si me mojo (q) entonces me pongo enfermo (r) y como es que llueve (p) entonces me voy a poner enfermo (r).
Lo interesante de este razonamiento es que siempre será cierto, no importa las frases que pongamos en su lugar. Por ejemplo: Si tengo alas (p) podré volar (q) y si puedo volar (q) seré feliz (r) y como tengo alas (p) entonces soy feliz(r). En este caso el razonamiento es intachable, lo que no son ciertas son las frases. En este caso estamos hablando de tautologías, construcciones lógicas que siempre son verdaderas. Son fundamentales para la ciencia porque ésta trata de adaptar la realidad al razonamiento tautológico desarrollando un razonamiento deductivo en el que las premisas (las frases p, q y r) son ciertas.
En la lógica formal y el razonamiento deductivo el foco se pone en la estructura de ese razonamiento. Evidentemente es fundamental que las frases y premisas sean verdaderas, sobre todo en un razonamiento científico, pero como hemos visto el razonamiento es cierto siempre porque parte de condicionantes que no requieren de su factibilidad, sino de que sigan el razonamiento lógico.
(Para saber más sobre lógica formal aconsejo el magnífico y ya clásico libro, además de ameno, de Alfredo Deaño Introducción a la Lógica Formal).
El problema es que a la hora de aplicar criterios de innovación, al menos en los primeros pasos, este tipo de lógica y de razonamiento tiene muchas limitaciones. Decía Einstein que si quieres resultados diferentes no hagas siempre lo mismo. Un poco de eso se trata. Hay otros dos tipos de lógica y razonamiento que resultan interesantes para la innovación, el razonamiento inductivo y el razonamiento abductivo. Veamos unos ejemplos recogidos en Lógica para la Computación:
Deducción
Regla= “Si el fusible está fundido, entonces la lavadora no funciona”
Caso= “El fusible está fundido”
Deducción (de la conclusión)= “La lavadora no funciona”
Inducción
Caso= “La lavadora no funciona”
Caso= “El fusible está fundido”
Inducción (de la regla)= “Si el fusible está fundido, entonces la lavadora no funciona”
Abducción
Regla= “Si el fusible está fundido la lavadora no funciona”
Caso= “La lavadora no funciona”
Abducción (de hipótesis)= “El fusible está fundido”
Como se ve, en el caso de la deducción se trata de un razonamiento lógico y formal, como hemos visto antes. Trata de comprender la realidad desde una serie de premisas, de las que hay que certificar su veracidad, y con un tipo de razonamiento formalmente lógico y cierto (tautología).
En el caso de la inducción partimos de la observación de la realidad, a partir de ahí creamos hipótesis que luego hemos de validar. En este caso resulta muy interesante para la innovación porque parte de una observación de hechos ciertos, aunque se acerca más a un modelo de innovación incremental o de mejora ya que basa sus hipótesis en lo que ya es.
El caso de la abducción es el más interesante. Aparentemente parte del mismo punto de partida de la deducción, una regla, pero luego rompe esa regla para trabajar con la conclusión, es decir, entra directamente en un salto mortal para contemplar unas conclusiones que no tiene por qué ser ciertas. La lavadora no funciona, pero puede ser por un fusible fundido o porque se haya ido la luz de la casa. La regla lo único que dice es que si el fusible está fundido la lavadora no funcionará, no que siempre que la lavadora no funcione será por un fusible fundido. Otro ejemplo:
“Todas las bolas de la bolsa B son blancas”
“Estas bolas son blancas”
“Estas bolas proceden de la bolsa B”
Este razonamiento, como el anterior, no tiene por qué ser cierto, pero enriquece muchísimo nuestra capacidad de innovar. ¿Por qué? Intentaré explicarlo.
Al dar ese salto racional, pasando de un razonamiento lógico y natural a otro que rompe esa sucesión natural de deducciones, estamos entrando en otro bucle, estamos metiendo en el proceso racional y de investigación nuevas hipótesis, que nos ayudarán a avanzar de una manera más disruptiva. Evidentemente esas hipótesis deberán ser validadas y mucha de ellas no serán ciertas, pero esos saltos que nos permite dar este tipo de razonamiento nos hace cambiar constantemente de perspectiva y trabajar con modelos de pensamiento y razonamientos nuevos.
La lógica y el razonamiento abductivo son fundamentales para modelos como elpensamiento de diseño, puesto que permite enriquecer la fase de testeo iterando desde una perspectiva de cambio y de disrupción.
El razonamiento abductivo nos permite pensar out of the box, no siguiendo los caminos habituales del razonamiento y tratando de llegar a soluciones disruptivas y nuevas. Evidentemente, el modelo de razonamiento, como en el pensamiento de diseño, ha de validar las soluciones que se van proponiendo (a través de prototipos, testeos…) pero ya partimos de un modelo de creación de ideas y soluciones que nos permite una mayor libertad a la hora de buscar respuestas.
La innovación disruptiva (la innovación en general) necesita de todas las lógicas y de todos los modelos de razonamiento, pero de todos. Lo que no podemos es seguir utilizando únicamente un razonamiento deductivo que no hace sino perpetuarnos en nuestra zona de confort y en esas cajas que no nos dejan ver otras soluciones a necesidades que, incluso a veces, no sospechábamos que existieran.
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