En nuestras vidas cotidianas solemos confundir la suerte y el azar, cuando no son exactamente lo mismo. El azar (del árabe “flores”) es el caso fortuito, la circunstancia imprevista. La suerte (del latín “sortis”, división de tierra de trabajo; un sorteo es que hay unas tierras más productivas que otras) es, además de un encadenamiento de sucesos “considerado” como fortuito o casual, . Cada un@ nos forjamos nuestra buena suerte en función de que aprovechemos nuestras oportunidades.
En la revista Psychology Today(www.psychologytoday.com/collections/201307/make-your-own-luck/serendipity-its-everywhere), Rebecca Webber nos enseña cómo Crear nuestra propia suerte.Para que las circunstancias actúen a nuestro favor, nos recomienda:
1. Ver la Serendipia en todas partes. Para los expertos, somos más pelotas lanzadas al aire que capitanes al timón del barco. Elizabeth Nutt Williams, profesora de psicología del St. Mary’s College de Maryland, estudió a 13 mujeres profesionales: las que tomaron ventaja tenían autoconfianza, eran competentes y contaban con una buena red de contactos. Otro estudio de la Universidad del Estado de Carolina del Norte, con 42 ingenieros, demostró que sus trabajos llegaron de circunstancias inesperadas. Es inevitable referirse a Richard Wiseman (Universidad de Hertfordshire), que lleva más de una década analizando las expectativas de las personas sobre su propia suerte. La gente que se considera con suerte suele ser más extravertida, se presta más a encuentros supuestamente fortuitos y mantiene más el contacto con otras personas. L@s suertud@s puntúan más alto en apertura, más bajo en neuroticidad y tendencia a experimentar estados de ánimo negativos como la ansiedad, la ira, la culpabilidad y la depresión. La suerte, para quien se la trabaja, porque las profecías se autocumplen (las personas “con buena suerte” encuentran una moneda en la calle; las de “mala suerte”, ni se fijan).
2. Practica el Reconocimiento con la Suerte. La Serendipia favorece a quienes se toman la vida de una forma más relajada, a quienes se marcan objetivos a largo plazo, a quienes no se obsesionan por los detalles. Personas que no buscan convertirse en uno de los mejores cirujanos de la Clínica Mayo, sino en ser un/a buen/a médico y ayudar a sus pacientes. La apertura a las sorpresas de la vida, esa flexibilidad cognitiva (de pensamiento) y conductual (de comportamiento) sirve para tener buena suerte. Advertencia de Wiseman: “No prejuzgues, no clasifiques a las personas ni a las situaciones hasta que las tengas a mano”. La conexión con otras personas (presencial, en redes sociales), aporta buena suerte. “Haz cosas diferentes”, sugiere Ben Fletcher, también de la Universidad de Hertsfordshire. Si cambias hábitos, la suerte te favorece. Amplia horizontes. Y responde de un modo positivo a lo que la vida te ofrece (la información visual es mayor, y por tanto las oportunidades). Por el contrario, la ansiedad nos avoca a una “visión de túnel”, rígida y estrecha.
3. Ve adelante. La consciencia no es amiga de la serendipia. La obsesión con los logros (la consciencia como hacer lo que se supone que debas hacer y mantenerte en ello, para Carol Sansone (Universidad de Utah), es un problema. Con un solo enfoque te pierdes lo inesperado, y probablemente el éxito. Richard Wiseman condujo un famoso experimento en el que les dio a los participantes un periódico para que contaran el número de fotografías en el mismo. “Hay 43”, dijeron algunos en poco tiempo. En la segunda página, había un anuncio: “Deja de contar. Hay 43 fotos en el periódico”. Unos supieron verlo y el resto ni se fijó. Si no te obsesionas con la tarea, la vida te ofrece atajos ventajosos. Otra baza a favor de la flexibilidad. O somos personas con curiosidad o hemos “cristalizado” nuestro pensamiento y nuestros hábitos hasta el punto de no permitirnos lo que nos merecemos. Las reglas rígidas eliminan la buena suerte.
4. Di que sí. Cuando hay oportunidades en la vida, debemos aprovecharlas. La mayoría no lo hace, por duda y por ansiedad. “¿Cuál es tu impulso”, se pregunta Kashdan. Si no es el de la apertura y la curiosidad, te lo pierdes. Las personas que aprovechan la serendipia se atreven a probar cosas nuevas en lugar de lamentarse de su situación. Los buenos resultados incrementan la auto-eficacia, la creencia de que somos capaces de conseguir lo que queremos. Si creemos que no somos lo suficiente buenos, capaces o atractivos, no llegaremos a experimentarlo. Deja que la intuición te ayude. “Si esperamos a que todas las emociones negativas desaparezcan, no vamos a ninguna parte”, dice Kashdan. Ante una decisión difícil de tomar, plantéate qué es lo peor que puede pasar. “A veces hay un coste a corto plazo, en tus recursos, tiempo o estrés.”, explica Sonja Lyubomirsky, “Es como ir a una fiesta cuando no conoces a nadie. Provoca ansiedad. Pero al final te lo pasas genial y conoces gente nueva. Pagas un coste a corto plazo para un beneficio a largo plazo”.
5. Asume los errores. No todas las oportunidades son positivas. Lo que ocurre es que la gente que aprovecha la serendipia es resiliente (tiene serenidad y perspectiva). La clave es perseverar. Recientes estudios de la Dra. Lyubomirsky demuestran que buscar la novedad eleva el contento a corto y largo plazo. Y celebrar las circunstancias azarosas añade novedad a nuestras vidas frente a la caída cognitiva del envejecimiento.
Rebecca Webber considera que si bien algunas oportunidades se escapan, otras aparecen. Y también que, por sutiles influencias en el desarrollo del feto, las personas que nacen en verano (julio, agosto, septiembre) suelen considerarse con mejor suerte que quienes cumplen años en invierno. Richard Wiseman proclama que tu sentido de la suerte puede tener que ver con cuándo llegaste a este mundo (no es astrología, sino ciclos de sueño, etc). L@s “chic@s del verano” suelen ser más abiertas de mente, menos neuróticas, que l@s de invierno (como toda regla, admite excepciones).
Finalmente, la flexibilidad que atrae a la suerte se demuestra en tu diálogo interior. Si quieres relaciones románticas, no te obsesiones con el perfil que debe cumplir tu pareja; disfruta de las oportunidades de la vida. En el trabajo, no te pases de exigente; incluye cierta apertura laboral. Con l@s amig@s, atrévete a ampliar tu círculo. Y así con todo lo demás.
Mi gratitud a Rebecca Webber y a los investigadores (Richard Wiseman, Sonja Lyubomirsky, Elizabeth Nutt Williams, Carol Sansone, Kashdan). Atraer la suerte que queremos para nosotr@s tal vez sea sentido común, pero hemos de convertirlo en práctica común.
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