Todo este poder de Internet se puede utilizar para mal,... o para bien. Por un lado, hay que educar para proteger la intimidad de los datos personales, al tiempo que aprender la capacidad de información, de conocimiento y de la sabiduría que reside en la red.
La mejor manera de protegerse y de apoyarse en el ciberespacio se logra utilizándolo bajo una supervisión responsable como una de las competencias educativas básicas de la ciudadanía del siglo XXI.
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