Alcanzar el estado de bienestar es posible, pero requiere algunos ajustes en la conciencia y la actitud, dice el profesor Tal Ben-Shahar.
Tal Ben-Shahar habla bajo y pausado. Se toma tiempo para pensar cada respuesta. Su trato es amable, ceremonioso. «Desde Confucio y Aristóteles, las personas siempre han buscado la felicidad», dice el autor de los best-sellers Being Happy y Happier. Profesor en el Centro Interdisciplinario de Herzliya, en Israel, en donde da clases sobre felicidad, Ben-Shahar es célebre por dictar el curso más concurrido de Harvard en psicología positiva.
La pregunta es inevitable:
-Profesor, ¿cuál es la fórmula de la felicidad?
Conocerse a sí mismo.
Algo parece seguro, según las investigaciones del campo: no es el éxito lo que lleva a la felicidad, sino a la inversa. Abordar la vida desde la perspectiva del bienestar y la alegría, y plantearse preguntas positivas en lugar de partir de interrogantes negativas, son actitudes de una persona feliz. Todos quieren saber cómo se alcanza. Un grupo de investigadores del Institute for the Future siguió durante dos años a 150 recién graduados para evaluar su nivel de felicidad. Lo que descubrieron fue que aquellos que habían sido exitosos no se sentían mejor por tener dinero o fama, sino que, en realidad, se sentían un poco peor. «Cuando el deseo por los bienes materiales nos domina, somos incapaces de participar en actividades que podrían incrementar nuestra felicidad», concluye el informe.
«La felicidad está supeditada a un estado mental y no al de una cuenta bancaria», remarca Ben-Shahar. Uno puede tener una gran fortuna y aún así no ser feliz. «Concéntrese en tener pensamientos positivos que llenen de energía su vida», recomienda.
Según el futurólogo y consultor en management Patrick Dixon, una vez que uno superó cierta escala de ingresos, cuando ya no está preocupado por el bienestar de su familia y posee un buen nivel de vida, no hay relación de proporcionalidad directa entre ganar más dinero y ser más feliz. «La sociedad de consumo nos confunde, se ha erigido en el modelo global de felicidad. Pero las cosas más importantes no son las que tienen que ver con el dinero, sino con uno; conocerse a sí mismo, encontrar un propósito en la vida y marcar una diferencia cada día».
Gretchen Rubin, autora del libro y blog The Happiness Project, cree que existen alrededor de 15 definiciones académicas diferentes sobre la felicidad. «Cada uno tiene su propia visión de lo que es y de cómo se consigue. Personalmente, decidí enfocarme en la idea de cómo ser más feliz. Entiendo lo que es serlo, y prefiero no complicarme con su significado teórico. Al final, uno puede distraerse de lo que realmente es».
Pero ¿qué es?
Todo va mejor con una sonrisa. «La intersección entre el sentido y el placer», dice Ben-Shahar. «Si el trabajo tiene sentido y genera emociones positivas, si uno produce algo significativo, más allá de las típicas preocupaciones que nos pueda provocar, eso da felicidad».
Pero el estado de bienestar es elusivo. Para el especialista en marketing y autor de The Dragonfly Effect, Andy Smith, «la felicidad es como una falsa ilusión. Uno siempre persigue y añora lo equivocado. Y el problema es que hay una idea errónea de lo que es la felicidad; muchos la confunden con pasión o entusiasmo».
Algunos expertos sugieren que una cuota de emoción es necesaria. Porque para alcanzar la felicidad, hay que atraerla.
«La ausencia de malestar no es suficiente para que uno se sienta bien. Hay que esforzarse para encontrar fuentes de bienestar -apunta Gretchen Rubin-. Por ejemplo, las investigaciones en este terreno demostraron que divertirse con regularidad es clave para tener una vida feliz. Las personas que la pasan bien tienen 20 veces más probabilidades de sentirse contentos».
Rubin propone una manera de lograr este objetivo: fijarse una misión. «Plantearse un propósito divertido como sacar la misma foto durante años, coleccionar determinados objetos o traer un souvenir de cada viaje, le agrega un ingrediente de diversión a las actividades que se realizan. Para ser más feliz, uno debe crear un ambiente de crecimiento en el que se sienta útil, perciba que aprende y se desarrolla. Esto es un gran motor de la felicidad. Y cuando nos fijamos una misión, cada vez que vamos tras ella, construimos ese ambiente de crecimiento».
Tony Hsieh, fundador y CEO de la exitosa firma de venta de calzado por Internet Zappo`s, y autor de Delivering Happiness -libro que escribió para divulgar su idea de que la felicidad funciona como un motor para los negocios-, cree que uno es feliz cuando se siente parte de algo mucho mayor y es fiel a sí mismo.
«Las personas pasan gran parte del día en el trabajo, por lo tanto, sólo deberían hacer cosas que las apasionen, en las que crean verdaderamente; estar acompañadas por gente de la que disfruten. Yo no haría una división entre la vida y el trabajo, hay que integrar ambos mundos. Eso es lo que añoramos hacer en Zappo`s». El libro de Hsieh, en el mercado desde 2010, fue un best-seller, y hoy es un movimiento global que inspira y ayuda a las personas a aplicar marcos de felicidad a sus vidas y organizaciones. «Clientes contentos, empleados felices y vendedores satisfechos; eso impulsa nuestro crecimiento», indica Hsieh. El psicólogo estadounidense Daniel Goleman, autor del mundialmente famoso Emotional Intelligence, confirma la idea: «La felicidad es el estado emocional ideal para el trabajo efectivo».
Ciencia y método
Hay que dejarse fluir, dice Ben-Shahar. «Como primera medida y paradójicamente, es necesario aceptar las emociones dolorosas (ansiedad, tristeza, envidia, desilusión), porque son parte de la vida. Y en la vida, hay dos tipos de personas que no experimentan emociones dolorosas: los psicópatas y los muertos. Cuando nos damos permiso para ser humanos y experimentar toda la gama de sentimientos, nos abrimos al dolor, pero también a las emociones positivas».
Ben-Shahar enseña que es posible aprender a ser feliz. Y lo dice por experiencia propia. Siempre cuenta que pasó 30 años de su vida siendo «exitosamente infeliz». Eximio deportista, fue el campeón nacional israelí de squash, pero sus múltiples logros no lo dejaban contento. Estudió psicología positiva con el objeto de encontrar una respuesta a su insatisfacción, y se dio cuenta de que la felicidad no tenía que ver con el estatus que uno pudiera alcanzar, sino con un estado de la mente.
La psicología positiva surgió a fines del siglo XX. A través de la investigación científica, busca comprender los procesos subyacentes a las emociones positivas de modo de proveer un camino para mejorar la calidad de vida. Revisa temas como el amor, la alegría, la realización en el lugar de trabajo, las relaciones interpersonales, «en fin, las cosas que hacen que valga la pena estar vivo», dice Ben-Shahar.
La disciplina ha desarrollado técnicas para aprender a ser feliz y optimista, y para ayudar a las organizaciones a identificar y resolver procesos disfuncionales. «La diferencia entre la psicología positiva y la ciencia tradicional es que la primera se centra en lo que funciona para resolver las cosas que no funcionan», explica Ben-Shahar. Y agrega que muchas empresas -algunas de ellas, McDonald`s, Google y Verizon- usan métodos de cambio relacionados con la psicología positiva. Verizon, por ejemplo, aplica una técnica llamada «Evaluación Apreciativa» (Appreciative Inquiry) para identificar procesos organizacionales exitosos, de modo de construir modelos y mejorarlos.
«En el mundo de los negocios, la felicidad y el bienestar significan ganancias», concluye Ben-Shahar.
MANUAL DE PRÁCTICA DE TAL BEN-SHAHAR
El principal indicador del bienestar es el tiempo «de calidad» que pasamos con familia y amigos. Estos son momentos en los que estamos con ellos, -no mientras mandamos mensajes de texto- sino que estamos con ellos.
El ejercicio físico contribuye a la felicidad. Está demostrado que 30 a 40 minutos de entrenamiento aeróbico tres veces por semana equivale a tomar algunas de las drogas psiquiátricas más poderosas para lidiar con la tristeza y la depresión.
Simplificar, hacer menos cosas en lugar de abarcar más en menos tiempo, permite ganar en calidad en términos de relaciones de trabajo.
Llevar un «diario de agradecimiento», en el cual cada noche escribimos al menos cinco cosas por las que estamos agradecidos, nos hará más felices, optimistas y generosos, además de fortalecer nuestro sistema inmunológico.
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