miércoles, 27 de noviembre de 2013

Construyendo personas que aprenden

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aprendizaje

Últimamente y gracias a un proyecto en el que estoy inmerso y del que estoy disfrutando y aprendiendo muchísimo, estoy redescubriendo el significado de muchos términos que aunque no los daba por asumidos, si que sentía que habían evolucionado. Y este es el caso de la palabra ‘Aprender‘.

La vida es aprendizaje. Cuando dejas de aprender mueres. Tom Clancy
Foto Foto por Vox Efx vía Flickr bajo Licencia Atribución

Es muy curioso cómo ha evolucionado el significado del término durante estos últimos años, a pesar de que hasta hace poco era un concepto más bien estático. Cuando yo estudiaba (lo que no siempre equivalía a aprender), el aprendizaje en el colegio consistía básicamente en: leer, memorizar, repetir y, si había suerte, asimilar.
Y ahora sin embargo y gracias sobre todo a la inmediatez de la información y a la hiperconexión que vivimos, el aprendizaje ha evolucionado hacia otros conceptos que son muy distintos y hablamos de:
  • Aprendizaje adaptativo vs aprendizaje generativo: ya no se trata de aprender para sobrevivir, sino para generar nuevo conocimiento.
  • Formal vs informal: el aprendizaje formal sigue siendo fundamental, pero cada vez es más potente el informal como forma de enriquecer nuestro aprendizaje.
  • Absorber información vs destilar conocimiento: no basta con almacenar datos, sino interpretarlos en base a nuestra propia experiencia.
  • Aprendizaje individual vs aprendizaje social: la conexión aporta y enriquece al grupo. Generamos inteligencia colectiva.
  • Aprendizaje sólido vs aprendizaje fluido: el conocimiento no es estático, sino que evoluciona rápidamente y cambia de estados, por lo que es difícil de capturar (capturamos la información, pero no el conocimiento).
  • Mente fija vs mente flexible: o nuestra capacidad personal de adaptarnos al aprendizaje y ser capaces de desaprender para volver a aprender.

Es cierto que muchos de estos conceptos ya llevaban muchos años entre nosotros, pero parece que la capa social que impregna esta nueva sociedad del conocimiento, ha servido como catalizador para que estos conceptos hayan evolucionado mucho más deprisa.

La triste paradoja que vivimos actualmente es que seguimos educando a nuestros hijos sobre el clásico modelo de estudio a través de la memorización, cuando nuestros discos duros (memoria) podrían aprovecharse mejor para otras tareas, como podrían ser por ejemplo la mejora de nuestra capacidad de atención frente a la ‘infoxicación’ (intoxicación por exceso de información), el desarrollo del pensamiento crítico, o la adquisición de habilidades en comunicación, la gran olvidada y quizás una de las más importantes. Estas habilidades nos ayudarían a sobrevivir mejor no solo en el futuro, sino también en el momento actual, porque los trabajadores del conocimiento precisamos de estas características ahora.

Individuos que aprenden

Peter Senge en su más que recomendable libro ‘La quinta disciplina‘ nos introduce en el mundo de las ‘Organizaciones que aprenden‘, definiéndolas como aquellas en las que su cultura está tan enfocada al aprendizaje, que sus integrantes no pueden dejar de aprender.
Mi reflexión de hoy va en el sentido de ¿cómo podemos convertirnos nosotros en individuos que aprenden? Siguiendo con el símil de las organizaciones, necesitaríamos que en nuestro ‘ADN cultural’ existiera esa capacidad que nos mantuviera en beta permanente, y que no solo aprendiéramos, sino de tal forma que no pudiéramos dejar de aprender.
El aprendizaje ha dejado de ser un acto de recepción de información y se ha convertido en uno que tiene mucho que ver con la motivación y con la implicación individual. Debemos ser nosotros como personas los que de forma consciente busquemos ese aprendizaje.
Y tampoco es suficiente con encender la llama del deseo por aprender. Todo fuego necesita alimentarse, por lo que también deberíamos ser capaces de aprender estrategias para mantener esa curiosidad a lo largo del tiempo. Porque ya no hablamos de aprendizaje en momentos puntales de nuestra vida (escuela, universidad, trabajo), sino de lifelong learning, o aprendizaje durante toda la vida.
Parece que vuelven a estar presentes conceptos como la motivación, curiosidad, disciplina y esfuerzo, como los ingredientes necesarios para aprender y para ‘aprender a aprender’ que tanto necesitamos. Y para ello también necesitaremos facilitadores, incitadores, impulsores y mentores invisibles que nos estimulen para mejorar nuestro conocimiento y capacidad de aprendizaje.
Lo que esta claro es que el término ‘aprender’ ya nunca más será algo estático y tendremos que saber adaptarnos a las nuevas formas de aprendizaje y a utilizar las nuevas herramientas que tenemos a nuestro alcance.

Y tú… ¿eres un individuo que aprende?

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