Inteligencia emocional. Es, sin lugar a dudas, esa dimensión de nuestra vida que todos deberíamos desarrollar y gestionar adecuadamente. Saber escuchar, comprender las emociones ajenas y controlar las propias, saber comunicarnos y fomentar un respeto mutuo donde todos salgamos ganando, es algo esencial.
Es un tipo de Inteligencia que debería incluirse en el currículum de las escuelas, ahí donde desarrollar en los niños desde edades muy tempranas, esas habilidades básicas con las cuales, no solo relacionarse mejor con quienes estén a su alrededor. Es un modo de auto-conocimiento, de auto-control y también de expresividad, de conocer los límites de uno mismo y a la vez, marcarlos ante los demás. Evitando posibles manipulaciones.
Como ya sabes, no es más inteligente aquel que dispone de un C.I más elevado, o el que dispone de un mejor trabajo y se dedica a acumular “cosas” o bienes materiales. La verdadera inteligencia es aquella que está asociada con una auténtica felicidad, ésa que nos hace estar orgullosos de lo que somos y lo que tenemos. Sea mucho o poco.
Así que ¿por qué no poner en práctica estos sencillos ejercicios para mejorar nuestra Inteligencia Emocional?
1. CONOCERSE A UNO MISMO
El conocerse a uno mismo es una aventura que dura toda la vida. Pero que se consigue a su vez, día a día, marcándonos propósitos y haciéndonos preguntas. Este, es un ejercicio de introspección que marcarnos cada mañana. Pregúntate qué deseas para el día de hoy y qué para el día de mañana.
Cuando llegue la noche, analiza cómo te has sentido a lo largo de tu jornada. ¿Has actuado cómo tu deseabas? ¿Te has expresado, defendido de acuerdo a tus propios valores? Puedes servirte del clásico papel, de un diario o tu libreta de pensamientos. Es un ejercicio bien sencillo pero a la vez ilustrativo. Plantéate preguntas, indaga en ti mismo.
2. REGULACIÓN EMOCIONAL
Piensa en tus emociones como en una balanza, no vale la pena llegar a los extremos, ni aún menos caer en el drama, porque a largo plazo, siempre acabamos perdiendo. No te dejes manipular ni acudas a respuestas cargadas de ira o rabia. Lo ideal es ese término medio. Nunca roces los límites de tus emociones.
Cuando notes que estás a punto de “caer” o de “explotar” visualiza una pequeña habitación tranquila y aireada. Es tu palacio de pensamientos. Antes de actuar, piensa, razona y analiza la situación. Solo después de haber conseguido esa auto-regulación, toma una decisión. Pero primero, piensa antes de actuar en esa habitación privada que tanta calma te aporta.
Nadie más tiene control sobre tu vida más que tú mismo, no lo olvides nunca. Así que no permitas que te lleven a terrenos ajenos donde perdamos la calma o nuestra identidad.Trabaja tu equilibrio interior.
3. EMPATÍA
La empatía es un concepto que todos conocemos y que valoramos. Pero sin embargo no lo ponemos en práctica tanto como deberíamos. Nos es más fácil ponernos en el lugar de esas personas que más sentimientos positivos nos trasmiten. Nos identificamos mejor con ellas y el nivel de comprensión y acercamiento es más intenso.
Pero ¿y si un día intentamos empatizar con quien más nos incomoda? Piensa en ese jefe que por ejemplo, tan poco te respeta, o en esa compañera o compañero que siempre habla mal de los demás y que sólo busca problemas.
Intenta “ponerte en sus zapatos” y tal vez descubras qué hay detrás de ellos:inseguridad, baja autoestima...pruébalo, puede ser un buen aprendizaje.
4. AUTOMOTIVACIÓN
Puede que hoy no te apetezca, que no tengas ganas. Pero a partir de este momento haremos un sencillo ejercicio: vamos a mirar el lado bueno de las cosas, dejando relegado lo negativo. Levántate cada día pensando en algo que te ilusione y que deseas conseguir.
A veces cualquier insignificancia nos es útil: acabar el día en esa cafetería a la que aún no has entrado. Hacer una llamada a esa persona que hace tanto que no ves. Cómprarte un vestido nuevo. Planear una escapada de fin de semana. Apuntarte a un curso de yoga o pintura. Sonreír un poco más…
La vida sin ilusión no es vida. Busca tu motivación cotidiana.
5. HABILIDADES SOCIALES
Vamos a intentar comunicarnos un poco mejor. Y no solo mediante las palabras, también con los gestos. Acércate más a las personas que tienes a tu alrededor, dibuja una sonrisa, ofrece una caricia, una palmada en la espalda o un abrazo. Verás que la reacción de quienes te rodean, es diferente.
Busca y ofrece emociones positivas, intenta escuchar un poco mejor a quien tienes delante y escudriña en su mirada. Tal vez descubras muchas más cosas que con las simples palabras.
Ponlo en práctica, desarrolla tu Inteligencia Emocional y sé más feliz, haciendo también felices a los demás.
Cortesía imagen: Snaat, Emile Hains
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