Tras haber recibido el Premio Nobel de Física, Max Planck hizo una gira por toda Alemania. Donde era invitado, pronunciaba siempre la misma conferencia sobre la nueva mecánica cuántica. Con el tiempo, su chófer se sabía la conferencia de memoria.
- Profesor Planck, le sugiero ponerme yo en su lugar en Múnich y que usted se siente en primera fila con mi gorra de chófer. Así ambos experimentaremos un pequeño cambio.
A Planck le divirtió la idea y, de esta forma, el chófer dio la larga conferencia sobre mecánica cuántica ante un público conocedor del tema.
Tras un rato, un profesor de física se dirigió a él con una pregunta. El chófer, pensó, y realizó una pregunta boomerang. Con ella, hizo que el profesor de física se explicará y a él le dio tiempo a pensar. Finalmente, respondió:
- “Nunca me hubiera imaginado que en una ciudad tan avanzada como Múnich plantearían una pregunta tan sencilla…le mostraré que hasta mi chofer sabe la respuesta..."
Hace unos días impartí un curso en Abenjibre (Albacete) y me hicieron la siguiente pregunta:
¿Qué puedo hacer cuando imparto una formación y me hacen una pregunta que no se en ese momento?
Hablamos de distintas soluciones y quiero compartir una de ellas…el poder de las preguntas boomerang. ¿En qué consisten estas preguntas?
Muy fácil, consisten en repetir en forma interrogativa parte del comunicado de la persona que nos está realizando la pregunta. Son muy interesantes por dos razones:
- Nos permiten que nuestro interrogador se explique.
- Nos da tiempo para pensar.
Un ejemplo de pregunta boomerang sería el siguiente
- “¿Estos problemas no tiene solución”.
- “¿No tienen solución?”...
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