Tomar la iniciativa es romper con el piloto automático que detiene esos cambios tan necesarios.
Antes el pez grande se comía al pez chico, ahora también, pero ocurre que el que pega primero pega dos veces. La velocidad en la implementación de una idea es un importante valor agregado.
"Cuentan un hombre hambriento observa a una zorra lisiada. "¿Cómo hará para alimentarse?". De pronto se acerca un tigre con un animal en sus dientes y le deja las sobras."Si Dios ayuda a la zorra, también me ayudará", pensó. Volvió a su casa a esperar que Dios lo ayude. Entonces un ángel le dijo: ¿Por qué imitaste a la zorra ?: Toma tus herramientas, sigue el camino del tigre".
Hay que tomar la iniciativa. Es que la ocupación aumenta la zona de influencia sobre el problema y energiza, mientras que la preocupación inhibe y paraliza. Tomar la iniciativa sirve si se elige bien. No es cuestión de hacer por hacer sino de concretar en el momento preciso las acciones que aporten valor al objetivo. Para eso las prioridades deben estar bien asignadas.
El segundo paso de la iniciativa es entrar en acción sin esperar que las cosas ocurran por arte de magia. La cara peligrosa de la mentalidad reactiva, es reaccionar solamente cuando algo nos pasa. Muertes, pérdidas, sobrevivientes sin hogares muestran la falta de iniciativa de prevenir antes que curar. La mentalidad proactiva, por el contrario, crea el futuro deseado sin limitarse a reaccionar.
Dejar para mañana lo que se puede hacer hoy es arriesgar a que mañana sea tarde. Los que ponen el caballo detrás del carro desplazan las culpas, como aquel alumno que pretendía resolver ecuaciones diferenciales sin conocer las bases matemáticas. Deportistas convertidos en políticos y científicos marginados de los problemas reales demuestran que no toda iniciativa tiene el mismo valor.
No hay pero intento que el que no se realiza. Con una buena iniciativa no dejes que te ganen de mano. Que no te moleste sentirte diferente o llamar la atención. Que el miedo a equivocarte no te detenga. Empieza por lograr que las cosas ocurran de manera diferente, porque haciendo más de lo mismo obtendrás los mismos resultados que quieres mejorar. Toma la iniciativa: evalúa tus métodos, cambia tareas de bajo rendimiento por otras de alta calidad, ten tus deseos siempre presentes, corre los riesgos con el coraje de afrontarlos, insiste hasta alcanzarlos, apunta alto, hacia la perfección y la excelencia, comienza de nuevo las veces que haga falta, confía en ti mismo y en la seguridad de la victoria. La batalla de la iniciativa se desarrolla en tu propia mente.
Operación diferida: operación perdida. El que espera desespera mientras pierde el tiempo y el dinero y le parece que no puede hacer nada. Se ha habituado a diferir. Preocupado se detiene ante la lista de acciones que debe realizar en lugar de concentrarse en el tónico motivador de visualizar los beneficios esperados que llegarán como resultado de tomar la iniciativa.
En numerosas ocasiones lo difícil se hace fácil aprendiendo a delegar, no sirve encargarse de muchas tareas. En otras es cuestión de decidir: cualquier decisión es mejor que postergar.
Revisa tu lenguaje. Si te detiene alguna conversación interna complétala. Limpiar el espacio físico y emocional de tu mente, te permitirá enfocar lo que debes hacer. No es cuestión de eludir el diálogo sino de darle poder motivador, sin engancharte con objetivos imposibles. A veces lo grande sirve pero en otras ocasiones es mejor recortarlo momentáneamente
El secreto de la operación iniciativa. Desarticula lo que te dices cuando postergas. En ciertas ocasiones eres tu peor enemigo por el formato de tu diálogo interno. Henry Ford lo expresó así: siempre tenemos razón: si creemos que nos irá bien o que nos irá mal. Por eso es trascendente que te guíen los pensamientos positivos. Platón dijo que el comienzo es la parte más importante del trabajo. Por eso talla en tu cerebro estos versos de Almafuerte: Aunque sientas el cansancio. Aunque el error te lastime. Aunque ignoren tus esfuerzos. Aunque la ingratitud sea la paga. Aunque todo parezca nada. Vuelve a empezar. Toma tus herramientas y sigue el camino del tigre.
Para entrenar tu iniciativa asóciate a la Fábrica de ideas de Ilvem.
* El Dr Horacio Krell, es el director de ILVEM. Consultas en horaciokrell@ilvem.com.ar.
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