Siempre ha sido importante, pero hoy lo es mucho más. Escribir bien es una obligación para cualquiera que desee establecer bases sólidas en su carrera profesional. Ser capaz de comunicar bien abre puertas a nuevas oportunidades.
Sin embargo, expresarse con claridad a veces no es suficiente. En ocasiones además tenemos que convencer, influir, seducir... Ocurre así cuando enviamos propuestas ofreciendo nuestros servicios, o cuando creamos perfiles en redes sociales como LinkedIn o Twitter.
Con ello en mente, viene bien conocer la rutina de uno de los personajes que más ha influido en la mente de los consumidores: David Ogilvy.
Cuando entró en el mundo de la publicidad, Ogilvy tenía una edad que muchos considerarían tardía para empezar una nueva carrera, 38 años; no obstante, solo tardó tres años en convertirse en un éxito rotundo.
En 1955, el publicista escribió una carta dirigida a Ray Calt en la cual detalla la rutina que llevaba a cabo cuando se disponía a crear su magia.
Sin embargo, expresarse con claridad a veces no es suficiente. En ocasiones además tenemos que convencer, influir, seducir... Ocurre así cuando enviamos propuestas ofreciendo nuestros servicios, o cuando creamos perfiles en redes sociales como LinkedIn o Twitter.
Con ello en mente, viene bien conocer la rutina de uno de los personajes que más ha influido en la mente de los consumidores: David Ogilvy.
Cuando entró en el mundo de la publicidad, Ogilvy tenía una edad que muchos considerarían tardía para empezar una nueva carrera, 38 años; no obstante, solo tardó tres años en convertirse en un éxito rotundo.
En 1955, el publicista escribió una carta dirigida a Ray Calt en la cual detalla la rutina que llevaba a cabo cuando se disponía a crear su magia.
19 de abril 1955
Estimado Sr. Calt:
El 22 de marzo me escribió pidiendo algunas notas sobre mis hábitos de trabajo como redactor. Son espantosos, como está a punto de ver:
1. Nunca he escrito un anuncio en la oficina. Demasiadas interrupciones. Todo lo escribo en casa.
2. Paso mucho tiempo estudiando los precedentes. Miro a cada anuncio que ha aparecido de los productos competidores durante los últimos 20 años.
3. Sin material de investigación estoy indefenso y entre más "motivador", mejor.
4. Escribo la definición del problema y enuncio el objetivo que deseo lograr con la campaña. Luego no avanzo más hasta que la definición y sus objetivos han sido aceptados por el cliente.
5. Antes de escribir realmente el anuncio, anoto cada uno de los hechos e ideas de ventas. Luego los organizado de acuerdo con el material de la investigación.
6. A continuación, escribo el titular. Es un hecho que trato de escribir 20 titulares alternativos para cada anuncio. Y nunca selecciono el titular final sin pedir la opinión de otras personas en la agencia. En algunos casos, busco la ayuda del departamento de investigación y les pido que hagan pruebas con algunos de los titulares.
7. Llegado este punto, ya no puedo posponer más sentarme realmente a escribir el anuncio. Así que me voy a casa y me siento en mi escritorio. Me encuentro a mí mismo completamente sin ideas. Me pongo de mal humor. Si mi mujer entra en la habitación le gruño. (Esto ha empeorado desde que abandoné el cigarrillo.)
8. Me aterroriza producir un pésimo anuncio. Por eso tiro los primeros 20 intentos.
9. Si todo lo anterior falla, bebo media botella de ron y escucho un oratorio de Handel en el gramófono. En general, esto produce un chorro incontrolable de anuncios.
10. A la mañana siguiente me levanto temprano y edito el chorro.
11. Entonces tomo el tren a Nueva York y pido a mi secretaria que lo escriba a máquina. (No soy capaz de escribir, lo cual, es muy incómodo.)
12. Soy un pésimo redactor, pero soy un buen editor. Así que me pongo a editar mi propio proyecto. Después de cuatro o cinco ediciones, parece lo suficientemente bueno para ser mostrado al cliente. Si el cliente cambia algo, me enfado porque me tomé un montón de molestias para escribir, y lo que escribí, lo escribí con algún propósito.
En total se trata de un negocio lento y laborioso. Entiendo que algunos redactores tienen mucha mayor facilidad que yo.
Suyo sinceramente,
D.O.
No hay comentarios:
Publicar un comentario