Recuerdo un chiste bien simpático entre el inteligente y el bruto de la escuela, que se encuentran varias décadas después, ambos vestidos casualmente caminando por la calle un día cualquiera soleado. Al reconocerse se abrazan emocionados y se van a tomar algo y contarse la vida. El inteligente comenta que si, efectivamente, saco tres PhDs, trabaja en una Universidad y ha generado miles de trabajos de investigación sobre los movimientos químicos de los fosfolípidos entre los cloroplastos y los amiloplastos en varios órganos vegetales. El bruto comenta que de acuerdo a lo esperado, no terminó la secundaria y se dedica a vender al mayor ropa que importa de China, aun no puede reconciliar su chequera y tiene un contador que lo ayuda. Al final dice, uno aprende a vivir con poco. Compro camisas a 10, las vendo a 20 y me conformo con ese 2 %.
Como todo chiste, esa sorpresa refleja nuestros miedos escondidos. Los inteligentes se pierden en un mundo teórico y los brutos se dedican a los negocios.
Veamos ahora como esto afecta nuestra capacidad de innovar. Muchas personas piensan que innovar es una consecuencia de la creatividad. Mas no es asi. Creamos por disfrute, libremente, sin comparar. Por eso cantamos cuando nos bañamos. Innovamos porque necesitamos un resultado diferente al esperado. Cuando creamos somos felices y no hay comparación posible. Cuando innovamos tenemos un punto de referencia y un propósito.
La importancia de innovar es conocida por todos. Gracias a las innovaciones disfrutamos más. Gracias a la capacidad innovadora, somos mas eficientes, por eso, a pesar de que el precio del petróleo ha aumentado casi 8 veces en los últimos 5 años, no hemos tenido ni superinflación ni recesión.
Pero hay algo que no aprovechamos con respecto a las innovaciones. No creamos riquezas con ellas. Nuestras innovaciones pasan desapercibidas y no damos el suficiente respeto a los innovadores. ¿Que tenemos que cambiar para maximizar el impacto de las innovaciones?
Veamos el país que mas respeto tiene por las innovaciones, Estados Unidos de América. Allí se combina el respeto por la propiedad intelectual con el deseo de aprender. Pero hay un tercer factor: la gente cree en su autodeterminación.
Veamos cada uno de estos tres factores:
Se respeta la propiedad intelectual. Es difícil robar ideas, es mas, se considera innecesario. Es tan importante referir a un experto como serlo. Nosotros no tenemos el cuidado ni el interés de atribuir el conocimiento a quien lo genera. En pocas palabras: somos copiones. Los inteligentes tienen su grupo de seguidores que pueden ir distribuyendo este conocimiento como si fuese propio. En todas las áreas.
El deseo de aprender es bien interesante. No se asume que los ignorantes son felices. Hay una cantidad suficientemente grande de personas que estudian permanentemente. Yo misma he invertido tres cursos este año. Este interés por aprender no se basa, como decimos en mi país, en el ‘papelito’ sino en la utilidad del aprendizaje. Uno también espera y exige una alta calidad. Los gringos son sumamente eficientes y orientados a procesos. Nosotros somos más vagos. Al darme cuenta de esto, cambié mi material de entrenamiento hacia resultados. Hoy en día me molesta muchísimo leer temas vagos como: introducción al no-se-que, o alguna de estas generalidades.
El tercer factor es, culturalmente el que mas impacto tiene. Cada persona tiene el paradigma de que su destino es el resultado de su propio esfuerzo, no del destino. Claro que hay todo tipo de gente, pero una característica distintiva de los innovadores en Estados Unidos es su completa certeza de que van a ser exitosos por su propio esfuerzo, no por suerte sino por contar con un proceso que ellos manejan y que sirve.
Ahora uno todos los factores en ejemplos.
Si Juan crea un sistema para abrir puertas, lo encajona, le pregunta a sus amigos y les pide contactos. Si John crea el mismo sistema, revisa otras alternativas, se compra el libro del experto en el tema, se entrena para manejarse en la industria y le paga a un especialista para estar en control. Juan no aprende, no tiene ‘suerte’, y su sistema acaba en el fondo de un cajón cualquiera. John prepara su prototipo profesionalmente y tiene muchas mas posibilidades de llevarlo a cabo.
Si Juana establece un proceso de empaque y se lo comenta a su jefe, este lo presenta como propio, Juana se deprime o se frustra, si se queda no vuelve a innovar o compartir sus logros, o se va a otra empresa. Si Joan establece el mismo proceso, su jefe le ayuda a mejorarlo o le indica si lo va a promover o no y porque. Joan puede escoger prepararse mejor, buscar apoyo entre sus colegas o universidad o considerar las observaciones de su jefe.
Las repercusiones para las personas individualmente, las empresas y la sociedad son obvias. Cada uno de nosotros tenemos la capacidad de darnos cuenta y escoger como actuar para crear un sistema más saludable y así dejar en el pasado a los ignorantes felices y los inteligentes pobres.
Alicia Castillo
HolleyAlicia Castillo es fundadora del Alicia Castillo Wealthing Group, empresa dedicada a crear riqueza a partir de innovaciones. Castillo ha creado 9 empresas en Estados Unidos, Venezuela, Chile y Australia, además del primer Centro de Emprendimiento en Chile (Universidad Adolfo Ibáñez) y el primer Fondo de Capital Semilla privado en Chile. Sus empresas han apoyado a cientos de emprendedores, ha sido profesora en 8 universidades y ha trabajado para Bayer-Shell en Venezuela y Zyma (Ciba Geigy) en Suiza. Castillo se encuentra escribiendo su tercer libro: de pensar a ganar (from brain to gain).
www.wealthing.com
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