La música de la Sinergia
La gente es diferente. Y gracias a Dios lo es. Desde luego, las diferencias causan problemas, especialmente si éstas no son complementarias. Pero unificadas bajo una visión y propósito común, son estas diferencias las que dan interés, belleza, poder, placer y gusto por la vida.
Un grupo de personas sin diferencias sería como una orquesta conformada por los mismos instrumentos, todos tocando las mismas notas al mismo tiempo. No muy interesante, ni poderoso, ni bello, ni divertido. Simplemente aburrido. En la vida, como en una orquesta, si queremos disfrutar lo mejor de nosotros mismos y de los demás, debemos valorar las diferencias. Por ejemplo:
· Necesitamos personas laboriosas, lentas y constantes, para que nos suministren estabilidad, una base, un ritmo constante y firme.
· Necesitamos seguidores precavidos pero curiosos, que imiten básicamente el liderazgo, pero que estén dispuestos a extenderse un poco más allá del status quo. Sus esfuerzos cautelosos en las innovaciones son generalmente ensombrecidos por aquellos que los siguen - y por lo tanto con frecuencia olvidados - pero sus intentos señalan el camino para que otros vayan más allá y hagan innovaciones mayores.
· Necesitamos innovadores atrevidos, rebeldes, que no estando satisfechos con el status quo, y animados por los esfuerzos de los seguidores precavidos, tomen direcciones emocionantes y osadas y logren avances creativos.
· E incluso necesitamos los "faroleros" ostentosos, no conformistas. Aunque algunas veces son desagradables, son ellos los que nos dan una intensa emoción, nuevo estímulo y un mayor sentido de aventura.
· Y finalmente, necesitamos, la dulce y calmada influencia de los armonizadores, aquellos que están de acuerdo en trabajar conjuntamente, estimulan la cooperación mutua y la consideración por otros. Bajo la influencia de los armonizadores, nadie domina, pero todos trabajan juntos para producir más de lo que cada uno podría hacer solo.
El líder super-armonizador
Con tener diferencias no basta. Las diferencias deben ser unificadas y armonizadas, de tal forma que se complementen, nutran y apoyen entre sí. Si los diferentes instrumentos hicieran lo propio cada vez que lo desearan o cómo lo desearan; aún si algunos estuvieran funcionando juntos, el efecto general sería insoportable... peor que la monotonía de lo mismo. Por eso:
· Necesitamos a un líder, super-armonizador, alguien, igual al conductor, que comprenda las fortalezas y debilidades de cada uno y que -al juntarlos- las debilidades se vuelvan irrelevantes y las fortalezas se desplieguen y potencien en toda su gloria. Y todos se maravillarán de lo que lograrán juntos.
Dirigiendo la orquesta
Trate de escuchar y valorar las diferencias -de las personas laboriosas, seguidoras, innovadoras atrevidas, faroleras y armonizadoras -en una pieza musical como CANON, de Pachelbel, y recuerde el rol del líder, o conductor, que los dirige a todos.
Oiga y escuche la música de la sinergia que es tocada por las personas de su propia vida - los laboriosos, seguidores, innovadores atrevidos, faroleros y armonizadores. Y si la música no es tan dulce como a usted le gustaría, entonces valore las diferencias, construya sobre las fortalezas, júntelas y hágalas sonar correctamente. No deje de intentarlo!
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