El sueño sigue centrando cientos de estudios científicos. (Corbis)
El sueño siempre ha sido un misterio para el hombre. Mientras
dormimos nuestra mente se desplaza a otra dimensión, cada vez más
estudiada, pero sobre la que siguen existiendo numerosas incógnitas. Los científicos han investigado largamente todo lo que sucede mientras estamos en la cama
y, año tras año, aparecen nuevos hallazgos que ayudan a entender mejor
como funciona nuestro cuerpo y mente. Estas son cinco curiosidades,
descubiertas recientemente, sobre nuestras aventuras nocturnas.
El horario de verano puede afectar al rendimiento escolar
Que los cambios horarios afectan al sueño no es ningún secreto. Hay cientos de estudios científicos al respecto. Se sabe que el horario de verano incide en el aumento de accidentes de coche, y en el rendimiento laboral, pero, según un estudio del Rennselaer Polytechnic Institute, además causa alteraciones de humor, obesidad y afecta al rendimiento académico de los jóvenes. Los investigadores llegaron a la conclusión de que el incremento de la luz natural durante la primavera reprime la acumulación de la hormona melatonina, encargada de distinguir el día y la noche, y responsable de trastornos como el insomnio y la depresión. ¿La solución? Irse antes a la cama, como si el horario no hubiera cambiado.
Los “soñadores violentos” tienen más riesgo de sufrir demencia
¿Propinas patadas a tu pareja en la cama? ¿Das codazos y manotazos tan fuertes que te despiertas a ti mismo? Si lo haces, quizás te interese acudir a un neurólogo. Las personas con un desorden del comportamiento durante el sueño –especialmente cuando sea persistente y violento– son más propensas a las enfermedades neurológicas, como la demencia o el Parkinson. Charles Cantor, neurólogo y profesor en la Pennsylvania University, explicó en AOL Health, que el comportamiento violento durante el sueño podría ser el síntoma de una afección neuronal.
Se puede trabajar el control de los sueños
En la película Origen, de Cristopher Nolan, Leonardo DiCrapio se dormía y modificaba los sueños a su antojo. Aunque no puedas llegar a esos niveles de película, hay técnicas para poder controlar lo que pasa en nuestros sueños. De hecho, aprender como modificarlos es una habilidad que se puede desarrollar para evitar pesadillas y que ya se ha incluido en diversas terapias.
Los padres primerizos pierden 6 meses de sueño
Cualquiera que haya tenido un hijo sabe que desde su nacimiento duerme menos. ¿Pero cuánto menos? Investigadores del Reino Unido han determinado que, hasta que el niño cumple dos años, sus padres pierden en total seis meses de sueño. Muchos padres duermen menos de cuatro horas al día.
Hay una manera para dormir más. Los bebés suelen responder a la disponibilidad emocional de sus padres. Los hijos de padres más sensibles, que acuden ante el más mínimo llanto, tienden a despertarse antes. Enfadarse cuando el bebé se queja sólo empeora las cosas.
Dormir siete horas: el número mágico
Se han escrito ríos de tinta sobre el tiempo que necesita el ser humano para dormir. Las recomendaciones van de las cinco a las ocho horas y hay cientos de investigaciones al respecto. La última es de la Universidad de Virginia del Este, de EE.UU., y asegura haber encontrado el número mágico: siete horas. Según el estudio, en el que participaron 30.000 adultos, el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares era significativamente menor en aquellos sujetos que aseguraron dormir siete horas al día.
El horario de verano puede afectar al rendimiento escolar
Que los cambios horarios afectan al sueño no es ningún secreto. Hay cientos de estudios científicos al respecto. Se sabe que el horario de verano incide en el aumento de accidentes de coche, y en el rendimiento laboral, pero, según un estudio del Rennselaer Polytechnic Institute, además causa alteraciones de humor, obesidad y afecta al rendimiento académico de los jóvenes. Los investigadores llegaron a la conclusión de que el incremento de la luz natural durante la primavera reprime la acumulación de la hormona melatonina, encargada de distinguir el día y la noche, y responsable de trastornos como el insomnio y la depresión. ¿La solución? Irse antes a la cama, como si el horario no hubiera cambiado.
Los “soñadores violentos” tienen más riesgo de sufrir demencia
¿Propinas patadas a tu pareja en la cama? ¿Das codazos y manotazos tan fuertes que te despiertas a ti mismo? Si lo haces, quizás te interese acudir a un neurólogo. Las personas con un desorden del comportamiento durante el sueño –especialmente cuando sea persistente y violento– son más propensas a las enfermedades neurológicas, como la demencia o el Parkinson. Charles Cantor, neurólogo y profesor en la Pennsylvania University, explicó en AOL Health, que el comportamiento violento durante el sueño podría ser el síntoma de una afección neuronal.
Se puede trabajar el control de los sueños
En la película Origen, de Cristopher Nolan, Leonardo DiCrapio se dormía y modificaba los sueños a su antojo. Aunque no puedas llegar a esos niveles de película, hay técnicas para poder controlar lo que pasa en nuestros sueños. De hecho, aprender como modificarlos es una habilidad que se puede desarrollar para evitar pesadillas y que ya se ha incluido en diversas terapias.
Los padres primerizos pierden 6 meses de sueño
Cualquiera que haya tenido un hijo sabe que desde su nacimiento duerme menos. ¿Pero cuánto menos? Investigadores del Reino Unido han determinado que, hasta que el niño cumple dos años, sus padres pierden en total seis meses de sueño. Muchos padres duermen menos de cuatro horas al día.
Hay una manera para dormir más. Los bebés suelen responder a la disponibilidad emocional de sus padres. Los hijos de padres más sensibles, que acuden ante el más mínimo llanto, tienden a despertarse antes. Enfadarse cuando el bebé se queja sólo empeora las cosas.
Dormir siete horas: el número mágico
Se han escrito ríos de tinta sobre el tiempo que necesita el ser humano para dormir. Las recomendaciones van de las cinco a las ocho horas y hay cientos de investigaciones al respecto. La última es de la Universidad de Virginia del Este, de EE.UU., y asegura haber encontrado el número mágico: siete horas. Según el estudio, en el que participaron 30.000 adultos, el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares era significativamente menor en aquellos sujetos que aseguraron dormir siete horas al día.
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