Dolors Reig (dreig) |
Denominada por algunos el Factor C, son muchas las investigaciones interesante que surgen a diario sobre el fenómeno de la inteligencia colectiva, en este caso del trabajo colaborativo en pequeños grupos como el que ocurre en equipos de trabajo, comunidades de aprendizaje o incluso equipos de gobierno que toman decisiones trascendentales.
Me llamaba la atención, en especial, porque destaca de nuevo la importancia de la sociabilidad humana y denuncia situaciones de desiguladad social, un ejemplo reciente de cómo algunas dinámicas de grupo en deliberaciones de jurados, fiestas, subastas, pueden alterar la expresión de coeficiente intelectual en alguna gente especialmente susceptible a la propia percepción de estatus social. Lo dicen científicos del Virginia Tech Carilion Research Institute a partir de una investigación con resonancia magnética funcional (fMRI) sobre cómo el cerebro procesa la información sobre estatus sociales en pequeños grupos y cómo las percepciones acerca del propio afectan a la expresión de las capacidades cognitivas.
“Agrupamos a los participantes según su IQ, comenta Montague. Después los situamos en pequeños grupos y hacemos que los compañeros puntúen su ejecución en tareas cognitivas. Cuando informamos de esas puntuaciones observamos descensos dramáticos en algunos individuos a la hora de resolver problemas. El feedback social tiene un efecto realmente significativo en la inteligencia en algunos casos. Será necesario, si queremos un trabajo colaborativo más eficiente (y añadiría más justo), controlar las consecuencias de estas señales sociales, que incluso sutiles pueden alterar profundamente el funcionamiento cognitivo individual.”
Los detalles de la investigación desvelan más pistas: los sujetos eran dividios en dos grupos según su ranking final, los “high performers” (de alta ejecución), que puntuaban por encima de la media y los de baja ejecución, por debajo de la misma. Dos de cada grupo de cinco eran monitorizados a través de resonancia magnética funcional (fMRI) mientras ejecutaban la tarea, para aportan evidencia neurológica al respecto.
Muchas son las pistas que desvela la investigación:
- Las respuestas ocurren en varias regiones cerebrales a la vez, especialmente en la amígdala, el córtex prefrontal y el núcleo “accumnbens”, especialmente implicadas en el procesamiento emocional, la resolución de problemas, los premios y los castigos.
- Todos los sujetos mostraban incremento en la actividad de la amígdala y una disminución de la actividad en el córtex prefrontal, ambos temas relacionados con menos habilidades para resolver problemas.
- Al final de la tarea el grupo de mejor ejecución mostraba una actividad disminuida en la amígdala, así como un incremento en la activación del córtex prefrontal. Ambas cosas están asociadas a mejores habilidades para solucionar problemas difíciles.
- Los aumentos en el ranking se asocian a más actividad en el núcleo “accumnbens” bilateral, tradicionalmente ligado al aprendizaje y que responde habitualmente a los premios y el placer.
- Los descensos en el ranking corresponden a mas actividad en el córtex dorsal anterior cingulado, que suele responder a información conflictiva.
- No se detectaron correlaciones por cuestión de edad ni etnia pero sí en cuanto a género. A pesar de que mujeres y hombres partían de un mismo IQ, muchas menos mujeres (3 de 13) estaban en el grupo de mejor ejecución y más (10 de 13) estaban en el grupo de baja ejecución.
Combatiendo la desigualdad igualando las oportunidades
Son muchas las implicaciones que podemos derivar de lo anterior….Podría existir, incluso, una desventaja competitiva derivada de la educación de género en las mujeres que podría hacerlas más sensibles al juicio de los demás y perjudicar su rendimiento objetivo.
También parece que debemos repensar el aprendizaje colaborativo, así como los entornos laborales competitivos, que podrían estar excluyendo talentos especiales (especialemente, de nuevo, mujeres). ¿Qué estrategias educativas pueden ayudar a aliviar este tipo de presión social en los colectivos especialmente vulnerables?
En fin.. que esta vez la neurociencia confirma lo que psicólogos y educadores afirmamos desde hace mucho ya: que demasiado feedback negativo o la pertenencia a grupos socialmente excluidos pueden generar o reforzar sentimientos de inferioridad hasta el punto de llevar a la profecía autocumplida de una menor ejecución cognitiva. Poderoso mecanismo para el mantenimiento de la desigualdad…
Kishida, K., Yang, D., Quartz, K., Quartz, S., & Montague, P. (2012). Implicit signals in small group settings and their impact on the expression of cognitive capacity and associated brain responses Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, 367 (1589), 704-716 DOI: 10.1098/rstb.2011.0267
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