Ingresar en el aspecto mental, es abordar el límite o la barrera que separa al gran pateador del pateador irregular o poco confiable. Es el pateador, como ningún otro jugador, el que pone a prueba sus habilidades mentales de manera más cruel. Si el pateador está sin confianza, si se encuentra tenso, si no está concentrado, si no está focalizado en su objetivo o si no está relajado, ello repercutirá enormemente en su performance.
Por el contrario, si un primera línea está tenso o poco relajado poco importará, ya que su función le permite otro grado de tensión muscular. ¿Porqué algunos jugadores con una técnica perfecta marran el kick que más deseaban acertar?. ¿Porqué un jugador cuanto más anhela convertir más difícil le resulta lograrlo? Porque quien no tenga o no incorpore fortaleza mental, no estará en condiciones de convertirse en un pateador confiable.
Lo primero que debemos decir es que todos los pateadores (incluso los grandes pateadores) han sentido y sienten presión. Eso es absolutamente normal y común que suceda. Todos los pateadores, cualquiera que sea el nivel de competición, deberán convivir con la presión. Por ello, aquellos que puedan manejarla en su beneficio serán los que se distingan del resto y saquen provecho de esa situación.
Imaginemos una final donde transcurrido el tiempo reglamentario y en la última jugada el equipo puede pasar al frente si el pateador convierte un penal de escasa dificultad. Si piensa que con su kick decide no solo su suerte sino también la del resto de sus compañeros y la del entrenador; si vislumbra que todos están pendientes del kick, desde sus amigos y familiares hasta sus rivales; si piensa que puede echar a la borda el enorme esfuerzo de toda la temporada, la presión lo asfixiaría y sería decididamente incontrolable.
Pensemos ahora en un partido internacional, en una definición mundialista, donde un kick es lo que determina que miles y miles de personas en la cancha estén alegres o tristes; donde se decide que millones de personas de un país estén orgullosas y satisfechas por el logro; donde está en juego el honor de una Nación. Pensar fríamente todo ello, haría entrar en pánico a cualquiera. No habría un solo jugador que no se encontrara desbordado psicológicamente por completo.
Por ello, quien pretenda ser un buen pateador deberá dominar sus sensaciones y su cuerpo, como condición para lograr una buena fortaleza mental. En conclusión, lo que distingue a pateadores confiables del resto, es la respuesta que tienen frente a la presión. Los buenos pateadores están en condiciones de controlar o dominar la presión que sienten.
Algunos apuntes útiles para dominar la presión son los siguientes:
1º) Control de la situación: Si el pateador permite que el miedo lo controle (y no viceversa) es posible que sea presa fácil del pánico. Por ello, lo primero que debe tener un jugador en situaciones de extrema presión es control de la situación.
Muchos hechos pueden generar miedo o presión, como es el caso de un kick importante, pero esa circunstancia puntual (como tantas otras en la vida cotidiana) puede ser interpretada o valorada de dos maneras diametralmente opuestas:
» como una amenaza
» como una oportunidad
Si consideramos al acto de patear un penal decisivo como “una amenaza” entonces el jugador se llenará de presión, se pondrá tenso, poco relajado y seguramente la situación lo terminará por desbordar. Por el contrario, si el jugador lo considera como una oportunidad; como una chance inmejorable para lograr la valoración de sus compañeros; como una posibilidad para poner a prueba sus destrezas y para demostrarse y demostrar que ha mejorado, entonces estará energizado positivamente y enfocado para ejecutar su mejor kick.
Por último, un ejemplo en otro ámbito distinto es igualmente válido para representar ambos comportamientos: Imagínense una persona que debe hablar en público ante una multitud. Es posible que la persona esté tensa y sumamente nerviosa. Frente a ese panorama de pánico para muchos, dos actitudes son posibles.
Tomarlo como “una amenaza” donde todos lo observan y lo acosan con su mirada o por el contrario asumir su rol como importante y tratar de ser consecuente con la distinción, “agrandándose” en el sentido vulgar de la palabra para entregar su mejor versión.
2º) Ser positivo y optimista: Eliminar los pensamientos negativos es un elemento decisivo para lograr fortaleza mental, ya que empaparse de emociones negativas solo generan más presión. Si pienso que si fallo me van insultar; que si no emboco perderemos por mi culpa; que si no convierto, tiro por la borda todo el duro trabajo realizado, entonces no estaré eligiendo el camino correcto para convivir con la presión.
3º) Estar confiado: El jugador confiado tiene las mejores chances de ejecutar mejor el kick, pero ¿Cómo se logra estar confiado?. Algunas muletillas son las siguientes:
» Es saludable que el primer kick del partido sea fácil o medianamente accesible, porque fallar el primer intento a los palos es predisponer mal al pateador y produce más presión y desconfianza en sus aptitudes. A su vez, embocar el primer intento le otorga mayor confianza para encarar de manera óptima los sucesivos intentos.
» Saber que si uno patea es porque sus compañeros lo han elegido y han confiado en él. Que es la mejor carta para esa tarea. En definitiva, el pateador debe decir“ellos confían plenamente en mi al darme esta responsabilidad.”
» Imaginar inconscientemente como si cada kick fuera el primer kick del partido. Así, cuando el pateador viene de una seguidilla de desvíos evitará llenarse o cargarse de frustraciones por sucesos anteriores.
» Decirse constantemente cosas que den confianza. Por ejemplo “siempre la metí desde allí”; “es fácil desde ese lugar” “puedo hacerlo tranquilamente”…
4º) Estar sereno y relajado: El hecho de que el pateador esté relajado y sereno es consecuencia de tener el control de la situación y de su grado de confianza. Un jugador que no está confiado es un jugador tensionado y nervioso. El neozelandés Grant Fox es un ejemplo de verdadero control de su cuerpo y de sus emociones. Es lo más parecido a un golfista jugando al rugby.
En su extensa carrera en los All Blacks nunca lo he observado desbordado emocionalmente. Jamás ha transmitido miedo, ni ansiedad, ni excesiva confianza o motivación, siempre ha demostrado absoluto control de su cuerpo y de mente. Los golfistas profesionales son el ejemplo más acabado de control mental y de sus emociones. Nunca trasmiten demasiada euforia ni gran enojo, porque ello lleva a perder el estado de relajación y calma tan necesario para desarrollar un buen swing.
Sin embargo en el rugby, por ser un deporte de contacto, resulta mucho más difícil lograr un estado óptimo de relajación, ya que en escasos segundos el pateador deberá pasar de una situación de extrema tensión (ej. un tackle) a un estado de relajación absoluta (kick a los palos). En resumen, quien pretenda ser un pateador eficiente deberá estar en condiciones de dominar sus emociones, sus ansiedades y miedos.
Por último, una recomendación adicional podría estar dada por el hecho de trata de ser de alguna manera un poco inconsciente. No analizar todo lo que representa el kick porque sería difícil de controlar y la situación nos desbordaría por completo.
Como dice Jhonny Wilkinson: En vez de apuntarle a los palos, hay que pensar que justo detrás de esos palos, en la tribuna, hay un par de amigos tomando cerveza. Tratar de que la pelota vaya dirigida a ellos es recomendable para quitarse presión y no representarnos la importancia de la situación.
Por el contrario, si un primera línea está tenso o poco relajado poco importará, ya que su función le permite otro grado de tensión muscular. ¿Porqué algunos jugadores con una técnica perfecta marran el kick que más deseaban acertar?. ¿Porqué un jugador cuanto más anhela convertir más difícil le resulta lograrlo? Porque quien no tenga o no incorpore fortaleza mental, no estará en condiciones de convertirse en un pateador confiable.
Lo primero que debemos decir es que todos los pateadores (incluso los grandes pateadores) han sentido y sienten presión. Eso es absolutamente normal y común que suceda. Todos los pateadores, cualquiera que sea el nivel de competición, deberán convivir con la presión. Por ello, aquellos que puedan manejarla en su beneficio serán los que se distingan del resto y saquen provecho de esa situación.
Imaginemos una final donde transcurrido el tiempo reglamentario y en la última jugada el equipo puede pasar al frente si el pateador convierte un penal de escasa dificultad. Si piensa que con su kick decide no solo su suerte sino también la del resto de sus compañeros y la del entrenador; si vislumbra que todos están pendientes del kick, desde sus amigos y familiares hasta sus rivales; si piensa que puede echar a la borda el enorme esfuerzo de toda la temporada, la presión lo asfixiaría y sería decididamente incontrolable.
Pensemos ahora en un partido internacional, en una definición mundialista, donde un kick es lo que determina que miles y miles de personas en la cancha estén alegres o tristes; donde se decide que millones de personas de un país estén orgullosas y satisfechas por el logro; donde está en juego el honor de una Nación. Pensar fríamente todo ello, haría entrar en pánico a cualquiera. No habría un solo jugador que no se encontrara desbordado psicológicamente por completo.
Por ello, quien pretenda ser un buen pateador deberá dominar sus sensaciones y su cuerpo, como condición para lograr una buena fortaleza mental. En conclusión, lo que distingue a pateadores confiables del resto, es la respuesta que tienen frente a la presión. Los buenos pateadores están en condiciones de controlar o dominar la presión que sienten.
Algunos apuntes útiles para dominar la presión son los siguientes:
1º) Control de la situación: Si el pateador permite que el miedo lo controle (y no viceversa) es posible que sea presa fácil del pánico. Por ello, lo primero que debe tener un jugador en situaciones de extrema presión es control de la situación.
Muchos hechos pueden generar miedo o presión, como es el caso de un kick importante, pero esa circunstancia puntual (como tantas otras en la vida cotidiana) puede ser interpretada o valorada de dos maneras diametralmente opuestas:
» como una amenaza
» como una oportunidad
Si consideramos al acto de patear un penal decisivo como “una amenaza” entonces el jugador se llenará de presión, se pondrá tenso, poco relajado y seguramente la situación lo terminará por desbordar. Por el contrario, si el jugador lo considera como una oportunidad; como una chance inmejorable para lograr la valoración de sus compañeros; como una posibilidad para poner a prueba sus destrezas y para demostrarse y demostrar que ha mejorado, entonces estará energizado positivamente y enfocado para ejecutar su mejor kick.
Por último, un ejemplo en otro ámbito distinto es igualmente válido para representar ambos comportamientos: Imagínense una persona que debe hablar en público ante una multitud. Es posible que la persona esté tensa y sumamente nerviosa. Frente a ese panorama de pánico para muchos, dos actitudes son posibles.
Tomarlo como “una amenaza” donde todos lo observan y lo acosan con su mirada o por el contrario asumir su rol como importante y tratar de ser consecuente con la distinción, “agrandándose” en el sentido vulgar de la palabra para entregar su mejor versión.
2º) Ser positivo y optimista: Eliminar los pensamientos negativos es un elemento decisivo para lograr fortaleza mental, ya que empaparse de emociones negativas solo generan más presión. Si pienso que si fallo me van insultar; que si no emboco perderemos por mi culpa; que si no convierto, tiro por la borda todo el duro trabajo realizado, entonces no estaré eligiendo el camino correcto para convivir con la presión.
3º) Estar confiado: El jugador confiado tiene las mejores chances de ejecutar mejor el kick, pero ¿Cómo se logra estar confiado?. Algunas muletillas son las siguientes:
» Es saludable que el primer kick del partido sea fácil o medianamente accesible, porque fallar el primer intento a los palos es predisponer mal al pateador y produce más presión y desconfianza en sus aptitudes. A su vez, embocar el primer intento le otorga mayor confianza para encarar de manera óptima los sucesivos intentos.
» Saber que si uno patea es porque sus compañeros lo han elegido y han confiado en él. Que es la mejor carta para esa tarea. En definitiva, el pateador debe decir“ellos confían plenamente en mi al darme esta responsabilidad.”
» Imaginar inconscientemente como si cada kick fuera el primer kick del partido. Así, cuando el pateador viene de una seguidilla de desvíos evitará llenarse o cargarse de frustraciones por sucesos anteriores.
» Decirse constantemente cosas que den confianza. Por ejemplo “siempre la metí desde allí”; “es fácil desde ese lugar” “puedo hacerlo tranquilamente”…
4º) Estar sereno y relajado: El hecho de que el pateador esté relajado y sereno es consecuencia de tener el control de la situación y de su grado de confianza. Un jugador que no está confiado es un jugador tensionado y nervioso. El neozelandés Grant Fox es un ejemplo de verdadero control de su cuerpo y de sus emociones. Es lo más parecido a un golfista jugando al rugby.
En su extensa carrera en los All Blacks nunca lo he observado desbordado emocionalmente. Jamás ha transmitido miedo, ni ansiedad, ni excesiva confianza o motivación, siempre ha demostrado absoluto control de su cuerpo y de mente. Los golfistas profesionales son el ejemplo más acabado de control mental y de sus emociones. Nunca trasmiten demasiada euforia ni gran enojo, porque ello lleva a perder el estado de relajación y calma tan necesario para desarrollar un buen swing.
Sin embargo en el rugby, por ser un deporte de contacto, resulta mucho más difícil lograr un estado óptimo de relajación, ya que en escasos segundos el pateador deberá pasar de una situación de extrema tensión (ej. un tackle) a un estado de relajación absoluta (kick a los palos). En resumen, quien pretenda ser un pateador eficiente deberá estar en condiciones de dominar sus emociones, sus ansiedades y miedos.
Por último, una recomendación adicional podría estar dada por el hecho de trata de ser de alguna manera un poco inconsciente. No analizar todo lo que representa el kick porque sería difícil de controlar y la situación nos desbordaría por completo.
Como dice Jhonny Wilkinson: En vez de apuntarle a los palos, hay que pensar que justo detrás de esos palos, en la tribuna, hay un par de amigos tomando cerveza. Tratar de que la pelota vaya dirigida a ellos es recomendable para quitarse presión y no representarnos la importancia de la situación.
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