Saber preguntar es básico para aprender. Pero, ¿dónde aprendemos a preguntar? Cómo en toda esgrima intelectual, lo mejor es practicar e intentar mejorar e innovar en la forma cómo preguntamos. Aquí algunas pistas para compartir.
1. No preguntar lo que ya sabemos para reforzar nuestra seguridad, ni buscar la exhibición. Brevedad y claridad fundamentan preguntas solventes.
2. No formular preguntas de modo que lleven implícita la respuesta.
3. Estar dispuesto a escuchar las respuestas, no solamente a oírlas.
4. Intentado traspasar la frontera de los tópicos. Cuestionar ortodoxias.
5. Explorar usando las preguntas cómo instrumento de búsqueda, ensayar aproximaciones laterales, vincular conceptos no obvios. Usar las dos partes del cerebro para preguntar.
6. Intentar entender la lógica de las preguntas (si alguien se anima siempre están Aristóteles y Wittgenstein para echar una mano) para que permitan construir soluciones sólidas.
7. Jugar con los dilemas y las contradicciones como forma de avance.
8. Buceando intelectualmente en aquello que tenga profundidad.
9. Mostrar con humildad lo que no entendemos y buscar la aclaración.
10. Preguntar no es complacer, tampoco es herir, preguntar es intentar aprender honestamente.
(La imagen pertenece a una obra de Bellini, otro de sus juegos de manos)
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