COMPETIR CON LA MENTE
La mente es la casa de las creencias que promueven los pensamientos que conducen a las acciones que emprendemos.
La mente es lo que desarrolla y dirige la estrategia.
La mente provee una imagen e instruye al cuerpo en los movimientos necesarios para actuar.
La mente es el observador que hace las decisiones acerca de la clase de autodiálogo que utilizamos cuando actuamos.
La mente controla nuestra fisiología.
La mente se hace cargo del control emocional.
La mente es la locomotora que conduce al tren!
"DECIR A LA GENTE QUE CAMBIE NO SIRVE DE NADA"
Luis Rojas Marcos, en una imagen de archivo. (EFE)
“Reinventarse siempre es algo provocado, por lo general no cambiamos si no se nos obliga a ello”, señala el profesor y psiquiatra Luis Rojas Marcos en una entrevista con El Confidencial. Precisamente, la reinvención ha sido el tema principal de su participación el pasado viernes en la tercera edición del Thinking Party, organizado por Fundación Telefónica y por donde han pasado una docena de profesionales, entre ellos Mario Alonso Puig, cuyas conferencias han utilizado el cambio vital como hilo conductor. Un concepto que, recuerda Rojas Marcos, “es muy diferente de la adaptación. Si hace frío y nos protegemos buscando calor, nos adaptamos a las distintas situaciones del medio, o a los cambios físicos. La reinvención es otra cosa, y tiene lugar cuando una persona ha de enfrentarse a un cambio importante en su vida o su entorno, negativo o positivo, que suele ocurrir de forma inesperada”.
La reinvención, pues, parece espoleada por un elemento externo que impulsa el cambio. “Es la experiencia del ¡ajá!, una revelación que me hace pensar que tengo que transformarme, crear una personalidad nueva, o tener nuevos intereses o una profesión diferente. Y eso implica transformaciones en los valores. Hay gente que se jubila y tiene que cambiar, otros se quedan sin trabajo, y eso les obliga a modificar sus gustos, aficiones e incluso sus relaciones”.
La verdadera reinvención no consiste en cambiar las actitudes, sino en modificar las conductasUn cambio que también se traduce en la creación de un nuevo yo o en el redescubrimiento de facetas de nuestra vida que creíamos olvidadas: “Las personas que se divorcian tienen que regresar al papel de soltero o soltera y eso requiere un esfuerzo. En las crisis también hay ejemplos de personas que descubren que pueden tener otra profesión y que han puesto toda su energía y su esperanza en conseguirlo. Y han tenido éxito”.
Evolucionando al ritmo de los tiempos
En las sociedades del pasado, sin embargo, no era tan necesario mutar continuamente. Es más, resultaba preferible mantenerte fiel a un método, unas costumbres y unas ideas que proporcionaban una cierta estabilidad. Pero los tiempos y las personas se han transformado, y ahora el cambio perpetuo es un valor insoslayable: “Cuando crecí en Sevilla, la educación era un privilegio y yo tuve la suerte de tener unos padres que me costearan los estudios. Hoy hay ayudas del Estado, y también existe la obligación de estudiar, lo que ha forzado a los jóvenes a cambiar sus costumbres, porque ahora deben permanecer varias horas al día sentados en un aula aprendiendo, lo que ha hecho que empiecen a surgir casos de niños hiperactivos y que no se concentran. Al cambiar la situación docente y social también hay nuevas características que emergen”.
Para cambiar de rutinas y de comportamiento, hacen falta tiempo y voluntadNo sólo los tiempos son otros, sino que la transformación de la persona a través de las etapas vitales es condición esencial de nuestro proceso humano. Por ejemplo, cuando uno se enfrenta a la vejez. “El hecho de que vivamos más nos obliga a adaptarnos y a cambiar. A medida que nos hacemos mayores aumenta nuestra experiencia y sabiduría, pero también las limitaciones físicas e intelectuales que tenemos, lo que nos lleva a reinventarnos”, señala el autor de La autoestima (Ed. Espasa).
Las herramientas para el cambio
La verdadera reinvención, defiende Rojas Marcos, no es mera transformación de actitudes. Éstas son sencillas de modificar, lo complicado es alterar las conductas. "Reinventarse no sólo consiste en creer en cosas en las que antes no se creía, sino en tener otros comportamientos. Para cambiar de rutinas hace falta tiempo, pero también esa voluntad que solo se posee cuando somos conscientes de que debemos cambiar".
En esa tarea, un pequeño empujoncito externo siempre viene bien: “Si tienes suerte, aparecerán mentores que te guíen en el proceso". El otro factor esencial es la confianza. "Quienes cambian suelen ser personas optimistas, que esperan lograr lo que se proponen o que utilizan ‘éxitos’ del pasado para aumentar su seguridad. Son gente que piensa que si lograron enfrentarse con éxito a alguna experiencia complicada en el pasado, también lograrán sobreponerse ahora a unas malas circunstancias. Quienes se reinventan suelen ser también aquellos que localizan el control de su vida dentro de ellos mismos, los que piensan ‘yo puedo hacer algo y tengo cierto control’. Lo opuesto es la gente que dice ‘que sea lo que Dios quiera’. El que pone el control de su vida fuera de sí mismo tiene más dificultad para reinventarse o para superar las situaciones”, recuerda el que fue director del Sistema Psiquiátrico Hospitalario de Nueva York entre 1982 y 1992.
Barreras que hay que derribar
Cuando se le sugiere al profesor que el cambio quizá no sea tan fácil, Rojas Marcos responde que “es bueno que nos fijemos en personas que han tenido éxito en ese proceso, porque ellos nos pueden dar las claves". Por ejemplo, quienes han pasado por experiencias traumáticas y han logrado rehacer su vida. Por su experiencia sabemos que, como señala el psiquiatra, "el sufrimiento en sí mismo no sirve para nada. Lo importante es que en ese proceso doloros se descubranaspectos de la personalidad que antes permanecían ocultos, o que se averigüe que uno es más fuerte de lo que se pensaba. Si esas experiencias hacen que aprendamos cosas sobre nosotros mismos y que nuestra seguridad salga reforzada podremos decir que nos han servido para algo”.
Cuando vivimos crisis de este tipo, cambian las leyes y las expectativas“Decir a una persona ‘mira, tienes que cambiar’, que se lo decimos todos los días a nuestros hijos y a los estudiantes, no sirve de nada si no coincide con un momento de claridad en la otra persona”, recuerda el autor de Eres tu memoria: conócete a ti mismo (Ed. Espasa). “Las personas aprenden como consecuencia de sus errores o de alguna situación difícil a la que se han enfrentado. Una vez que alguien se decide a cambiar, sí podremos ayudarle dándole pautas. Y en ese cambio el entorno social juega un papel importante. Si favorece las segundas oportunidades, las personas se verán mucho más animadas a reinventarse".
Un reflejo social
El cambio del que habla Rojas Marcos se postula a nivel individual, pero dada la situación en que nos encontramos, ¿puede trasvasarse también a lo social? ¿No deberíamos plantearnos también la posibilidad de reconfigurar nuestro destino como cultura? “Hay ciertos aspectos en los que creo que sí. En EEUU ha habido pérdida de confianza y de respeto en los líderes sociales de todo tipo, ya sean económicos, políticos o religiosos, ya que en los últimos años han salido a la luz cantidad de abusos en todos los niveles. En este sentido creo que la tendencia principal se encamina a que la sociedad ponga una serie de preventivos o de medios para evitar que esto vuelva a ocurrir”. Así pues, parece ser que lo personal puede ayudar a lo comunitario, y viceversa: “Cuando vivimos crisis de este tipo, cambian las leyes y las expectativas. Es la oportunidad de reinventarse”.
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