sábado, 5 de enero de 2013

La imaginación

"Los sueños que nos mueven se generan a partir de la imaginación. Ellos se construyen con la dura sustancia del mundo de la experiencia física y social". John Dewey 

De acuerdo con GORDON, JUDITH (en: 1997. Comportamiento Organizacional, Un enfoque diagnóstico. PRENTICE HALL HISPANOAMERICANA S. A. 5ª Edición), el enfoque cognoscitivo del aprendizaje (pág. 43) concede importancia al proceso mental interno que ocurre cuando diversas pistas del entorno construyen un mapa mental. Las personas deben establecer y conservar vínculos nuevos entre lo que constituye su trabajo y la manera óptima de vincularlas y ejecutarlas. Sobre este tema, Bruner, J. (en: 2004. Desarrollo cognitivo y educación. Madrid: Morata, pág. 25) cita a Spearman que afirma: “lo más característico de la vida mental, por encima del hecho de que aprehendemos los acontecimientos del mundo que nos rodea, es que vamos constantemente más allá de la información dada. Luego Bruner (op. cit. Pág. 27) señala “la codificación; lo que un organismo hace con la información bajo tales circunstancias, dejando para más adelante un examen más detallado. A continuación (op. cit. Pág. 28), Bruner define el “sistema de codificación, como el conjunto de categorías no específicas, relacionadas de manera contingente. Es la forma en que una persona agrupa y relaciona información sobre su mundo y se halla constantemente sujeta a cambio y reorganización”. Pero aclara (op. cit. pág. 30), “que cuando se va más allá de la información dada, es porque puede situarse dicha información presente en un sistema más genérico de codificación y que esencialmente se extrae información adicional del sistema de codificación bien en función de las probabilidades contingentes aprendidas o bien de los principios aprendidos para relacionar el material. Gran parte de lo que se ha llamado transferencia del aprendizaje puede ser provechosamente considerada un caso de aplicación a nuevos acontecimientos de los sistemas de codificación aprendidos. También Bruner (op. cit. pág. 31), se refiere a la creatividad como la actividad inventiva implicada en la construcción de sistemas de codificación altamente genéricos y extensamente aplicables. ”La invención de sistemas de codificación eficaces y válidos para aplicarlos a la información dada y también la capacidad de discernir cuándo resulta apropiado aplicarlos. La enseñanza es hallar el mejor sistema de codificación en el que presentar las asignaturas con vistas a garantizar la máxima capacidad de generalización“(Bruner, J., op. cit. pág. 32). ¿Cómo es ese proceso? Según Wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Imaginaci%C3%B3n), la imaginación (del latín imaginatĭo, -ōnis) es un proceso superior que permite al individuo manipular información generada intrínsecamente con el fin de crear una representación percibida por los sentidos de la mente. «Intrínsecamente generada» significa que la información se ha formado dentro del organismo en ausencia de estímulos del ambiente. En lo que respecta a «sentidos de la mente», son los mecanismos que permiten «ver» un objeto que se había visualizado previamente pero que ya no se encuentra presente en el ambiente. Cabe aclarar que cuando se imagina no se reduce solo al sentido de la visión, sino también a otras áreas sensoriales. En el sentido anterior la imaginación tiene semejanza con el proceso de percibir. No obstante, la primera no se limita a la segunda. La imaginación es un proceso más abstracto, esto es, que no necesita de un objeto presente en la realidad (en ese instante), ella se sirve de la memoria para manipular la información y relacionarla de formas que no dependen del estado actual del organismo. Es decir, la imaginación toma elementos antes percibidos y experimentados, y los transforma en nuevos estímulos y realidades. Los orígenes del estudio de la imaginación datan desde las reflexiones filosóficas. No obstante, su posicionamiento como materia de estudio científico, alejado de especulaciones metafísicas, se da con el nacimiento de la psicología experimental, pese a esto, se conserva como un componente psíquico lejos de ser descifrado. Es solo hasta finales del siglo XX y principios del presente siglo que la imaginación se toma como desafío para la investigación psicológica y neurocientífica, y los métodos conjuntos de neuroimagen y conductuales permiten vislumbrar hipótesis de cómo el cerebro imagina. Al utilizar la metodología IA, “cuando lo mejor de lo que es ha sido descubierto, la conversación naturalmente se mueve hacia imaginar las nuevas posibilidades (BARRET, FRANK J. y FRY, RONALD E. op. cit., pág. 62). La construcción de capacidades a través del visionamiento de un futuro preferido supone un pensamiento apasionado sobre una imagen positiva de un estado futuro deseado. Teniendo presente las fortalezas clave (que surgen del trabajo de Descubrimiento) y que ya están presentes en el sistema, la etapa de “Soñar” extiende lo que es actualmente posible a imaginar todo lo que podría ser, generando imágenes del estado ideal que realmente deseamos. Las preguntas que inician la conversación son proféticas, pues se solicita una historia o narración (ver Anexo I). El participante es invitado a describir lo que ve, lo que está pasando, como si estuviera viviendo ese futuro hoy. El propósito es propiciar el surgimiento de historias e imágenes para que otros complementen o suplementen, en lugar de opinar sobre las mismas. “Si deseas cambiar un sistema humano hoy, primero cambia su futuro”, este principio sugiere que el vehículo más potente para transformar los sistemas humanos es nuestra proyección de una imagen futura (BARRET, FRANK J. y FRY, RONALD E. op. cit., pág. 50). “Las imágenes positivas del futuro pueden ser tan poderosas que nos guíen al nivel celular. Estudios del efecto placebo, por ejemplo, han demostrado que imágenes de salud y bienestar pueden jugar un papel importante en liberar los mecanismos del cuerpo necesarios para sanar y recuperarse” (Ibídem). 
Una de las maneras más sencillas de usar la mente para evitar el caos en la conciencia es el “soñar despierto” (en pág. 184: CSIKSZENTMIHALYI, MIHALY. (1997). Fluir (Flow) Una psicología de la felicidad. Barcelona. Editorial Kairós S. A.) y realizar una sucesión de hechos con las imágenes mentales. Este autor cita a Jerome Singer, quién afirma que “soñar despierto ayuda a crear orden emocional compensando en la imaginación realidades desagradables, también permite que las personas ensayen situaciones imaginarias y vean cuál es la mejor estrategia para enfrentarlas, busquen opciones alternativas, descubran consecuencias imprevistas, es decir todos los resultados que ayuden a aumentar la complejidad de la conciencia, y cuando es usada con habilidad, soñar despierto es algo muy agradable. Según GOLEMAN, DANIEL (en: 2006. Inteligencia Social. Editorial Planeta Mexicana), cuando ensayamos mentalmente una acción, se activan en la corteza pre-motora las mismas neuronas que lo hacen si la acción se hubiera hecho en la realidad. Simular un acto es para el cerebro lo mismo que llevarlo a cabo, excepto que la ejecución real está bloqueada. También Goleman con otros autores (en: Goleman, Daniel, Boyatzis, Richard y McKee, Annie. (2003). El líder Resonante crea más. Argentina. PLAZA & JANÉS, S.A.), afirman que “el hecho de conectar con los propios sueños libera el entusiasmo” y la energía termina contagiando a los que le rodean. Es parte del proceso que se denomina “aprendizaje autodirigido” que comienza estableciendo contacto con el yo ideal, la persona que a uno le gustaría ser tanto a nivel personal como a nivel profesional. De acuerdo con Alex Rovira (en Rovira Celma, Alex. 2005. "La Brújula interior". Ediciones Urano) “el inconsciente es un gran almacén de ideas, impulsos y temores, es tu parte más perseverante, actúa con perfecta fidelidad, siguiendo el programa de lo que Él ha interpretado que es tu deseo. Su característica principal es que tiende por todos los medios a satisfacer las consignas que le son dadas, sin plantearlas, sin ponerlas en duda. En cierto modo, su funcionamiento es simplísimo, puramente mecánico, como el software de un ordenador. Las creencias incorporadas como verdades por el inconsciente en la infancia, hasta los cuatro años, tienden a perpetuarse (aquellas sendas neuronales que se usan con más frecuencia en la infancia sobreviven con mayor rigor, esto sugiere que los hábitos establecidos en la infancia tienen una significación notable en cuanto al potencial del adulto) a menos que las veas y decidas revisarlas conscientemente. Son resultado de una sugestión, de la aceptación de un hecho dramático como verdad irrebatible, porque en ese momento eras demasiado pequeño para poner ese mensaje en tela de juicio y rechazarlo o redefinirlo. Si te dijeron que triunfarías y eso fue aceptado por tu inconsciente, quedaste programado para ello. Si te dijeron que fracasarías y eso fue aceptado por tu inconsciente, quedaste programado para ello. El inconsciente busca dar salida directa, respuesta directa a estas verdades aceptadas aunque vayan en contra de tu deseo de hoy. Además el inconsciente trabaja de día conduciendo tus percepciones e interpretaciones y de noche a través de tus sueños. Tu parte conciente sólo está activa cuando realmente estás lúcido, muy despierto, lo cual se da con menor frecuencia. Por tal razón, el inconsciente es mucho más poderoso que el conciente por su poder perseverante y de actividad constante sin cansancio ni desgate. Todo lo que has vivido está registrado en él, por lo que su volumen de información y conocimiento es inimaginable.
Por lo tanto, si queremos realmente cambiar nuestra vida, tenemos que revisar y reprogramar nuestro inconsciente de modo que queden neutralizados los condicionamientos que hoy actúan de una manera limitadora y que dificultan la realización de nuestros deseos.
La gran herramienta de revisión de condicionamientos y de transformación es la imaginación. Mi imaginación es la herramienta que dispongo para reeducar a mi inconsciente. Comprender este hecho en profundidad tiene grandes implicancias para la redefinición de la vida.
Con el lenguaje de la imaginación se llega al inconsciente. Porque el inconsciente se cierra en banda al lenguaje de las imposiciones y las órdenes, de los castigos y el despotismo, incluso el lenguaje de la imposición por la voluntad. El inconsciente en su proceso de reeducación y cambio no admite el ¡¡tienes que!, ¡o del debes!, su lenguaje es suave y amable, es el lenguaje del corazón, el lenguaje de los niños pequeños. Hablando este lenguaje es posible llegar a él y redefinir los significados que hoy nos condicionan. 
Si se consigue vincular el consciente con el inconsciente se conseguirá tener a su servicio al aliado más poderoso que pueda imaginar, porque el segundo se pondrá al servicio del primero. Por tanto conviene comunicar con el inconsciente para iniciar un proceso de toma de conciencia y de redefinición de significados.
Esta redefinición requiere constancia y perseverancia, ya que el inconsciente necesita mucha repetición para que los nuevos condicionamientos lleguen al nivel de profundidad suficiente y reemplacen a los condicionamientos previamente establecidos. “Voy a imaginar cómo quiero que se realicen mis deseos y de este modo le daré un mensaje a mi inconsciente para que empiece a ver la vida de manera distinta y para detectar las oportunidades que están en línea con mi deseo.
Toda creación ha sido previamente elaborada en el taller de la mente, de la imaginación. Este proceso se califica de mágico en la medida que si empiezas a vivir de esa manera, la creatividad se expande y la vida se muestra como un espacio con infinitas posibilidades de creación y desarrollo” (en Alex Rovira, op. cit., pág. 53 - 57).

Como cierre de lo que tiene que ver con la imaginación, se desea concluir con dos frases: 

“La imaginación lo es todo, es una visión anticipatoria de las situaciones de vida que vendrán”. Albert Einstein.

"La lógica le llevará de A hasta B, la imaginación, le llevará a todas partes". Albert Einstein

Rafael Rubio

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