lunes, 7 de enero de 2013

Si no es ahora, ¿cuándo?

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Publicado por: Guillem Recolons 

Hay dos momentos clave durante el año para tomar decisiones de futuro, septiembre y enero. En esas fechas solemos hacer un balance de lo bueno y malo y acostumbramos a tomar decisiones que nos harán cambiar de rutina.
Pero al cabo de pocos días, muchos de esos propósitos caen en saco roto. ¿Por qué?
Recuerdo el texto «Superar el hábito de posponer» del Doctor William Knaus, en que apunta una serie de características que son propias de las personas con tendencia a la postergación:
  • Creencias irracionales: basadas en una pobre autoimagen y autoconcepto de sí mismos que les hace verse como inadecuados o incompetentes, o ven al mundo con demasiadas exigencias que no se ven capaces de cumplir.
  • Perfeccionismo y miedo al fracaso: postergar, y justicar un resultado final por falta de tiempo, sirve de excusa para evitar el miedo al fracaso, en tareas donde no hay garantías de éxito. Son personas perfeccionistas y autoexigentes, que se marcan metas poco realistas.
  • Ansiedad y catastrofismo: el cúmulo del trabajo supone un cúmulo correlativo del nivel de ansiedad. La dificultad para tomar decisiones y la búsqueda de garantías de éxito antes de iniciar una tarea provoca finalmente sentimientos catastrofistas, y como resultado se sienten saturados e indefensos. Pueden sentir autocompasión de sí mismos, escudándose en que no son aptas para las exigencias del mundo que les ha tocado vivir.
  • Rabia e Impaciencia: las exigencias desmesuradas y el catastrofismo provocan también rabia e impaciencia. Pueden surgir ideas del tipo «yo debería ser capaz de realizar esto solo» «¡qué idiota que soy!» o «¡no puedo tolerar esta ansiedad!». Estas personas perfeccionistas, al no cumplir con las metas que se marcan, se muestran agresivas contra sí mismos. Terminan atrapadas en un círculo de enfado-rebelión que empeora su rendimiento.
  • Necesidad de Sentirse Querido: el deseo de realizar tareas en base a la recompensa en forma de amor o aceptación de los demás. La creencia que subyace es: «todos deberían amarme para poder amarme a mí mismo». Basa su valía como persona en la aceptación y atención recibida. Si se les recompensa con sus demandas implícitas se sienten fuertes psicológicamente y por el contrario se sienten inválidas cuando no obtienen lo que desean. Por ese motivo estas personas aceptan todo tipo de demandas de los demás con el fin de agradar.
  • Sentirse Saturado: el trabajo se les acumula, y se ven incapaces de establecer prioridades; esto provoca sentimientos de ansiedad,saturación, estrés, angustia, indecisión, impotencia, inmovilización y fracaso, lo que cierra un círculo vicioso del que no pueden escapar.
Si te identificas con el perfil del procrastinador, un consejo es que tengas por escrito tus propósitos y les adjudiques fechas y presupuestos -si lo requieren-. Otro consejo es que leas íntegramente las 4 páginas del texto del Dr. Knaus, extraído de la revista RET publicada por el prestigioso centro CAT-BarcelonaRET13-3. Un consejo final es que imprimas esta imagen y la cuelgues en tu mesita de noche: Si no es ahora, ¿Cuándo?

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