He vivido en primera persona una convivencia con una persona rígida, inflexible y tremendamente egoísta. Los cambios constantes de humor, la ausencia de una palabra amable y la falta de respeto ha ponderado un ambiente que recuerda a las películas de Walt Disney. Cuando la maldad reside en la historia, el paisaje inicial, de gran colorido, se transforma y aparecen colores oscuros, predominando el azul o el gris envuelto en tormentas y relámpagos que estremecen al espectador. Es una metáfora de la inestabilidad y el conflicto. Al final sale el sol, como metáfora de que los buenos han ganado a los malos y todo vuelve a su normalidad, el gran colorido, la felicidad.
Pasa como en la película de Woody Allen, Interiores. La muerte del personaje principal, la madre neurótica y obsesiva, que genera un ambiente familiar de neurosis e infelicidad, devuelve la paz y la calma en el hogar. El director utiliza el mar revuelto como metáfora del desasosiego interior de la madre y por ende el general en la familia. Tras su muerte, el mar se calma, sale el sol, como símbolo de la paz y la felicidad.


Superando la enemistad en el entorno laboral
Reconozco que cuando alguien no te cae bien en el trabajo es inevitable sentir emociones más negativas que positivas, pero la clave, como muchos expertos en psicología nos dicen, es poder dirigir nuestros pensamientos. Las personas no vemos las cosas tal como son, sino como las percibimos. ¿Por qué no adoptar un lenguaje alternativo que nos permita distorsionar nuestros pensamientos negativos a nuestro compañero o compañeros que no nos caen bien? Para engañar al cerebro y así provocar una nueva realidad o contexto favorable en el entorno de trabajo.
Por ejemplo, me voy a imaginar una situación que es muy probable que se de en un entorno laboral con crisis en el clima laboral. Nada más entrar, voy a mi sitio de trabajo de manera habitual, saludo, digo buenos días, y mi compañero o responsable no me dice ni buenos días. Es muy probable que piense: “Algo raro pasa en la empresa y no nos han dicho nada…”,”igual me despiden…”, “qué antipático…”, “soy tonta por haber saludado, la próxima vez, voy a ser yo la que no responda…”. Todos estos pensamientos van a generar emociones negativas de tal manera que podemos reaccionar negativamente ante esta persona que no nos ha saludado, o bien cuando nos pregunten algo, poner un tono de indiferencia o desafiante, o bien usar un lenguaje no verbal con desaire.


Entre los principales rasgos o características de la persona positiva destacan su flexibilidad, su disposición a la alegría, su permanente motivación, su capacidad para crear un buen clima y un ambiente distendido y positivo. ¿Por qué no, cambiar de registro, si mi rol últimamente es pesimista? ¿Qué puedes perder, y ganar? Perder nada, y ganar mucho. Y si no sale, por lo menos lo hemos intentando. Ir poquito a poquito. En definitiva, la actitud con la que vivamos nuestra vida determinará el éxito o el fracaso de nuestras acciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario