El pasado 5 de junio, cuando fue la presentación de Aprendiendo de los mejores, en una de las partes de mi intervención comenté los 10 puntos que había descifrado que distinguían a las personas que conseguían metas y resultados (hay un epígrafe dedicado en exclusiva en el libro).
Allí, en el punto 8, decía: Son personas mentalmente sanas. Y daba la siguiente explicación que ahora reproduzco:
«Son gente que tiene diálogos internos constructivos. No se flagelan. El optimismo es una cualidad íntimamente relacionada con el éxito y la felicidad. Es imposible construir desde el derrotismo, victimismo, quejiquismo. El mayor enemigo del ser humano son los pensamientos negativos que nos sabotean, nos torturan, nos arriconan y nos hacen sentir pequeños: no soy bueno, no soy capaz, no me lo merezco… D. J. Schwartz, en su excelente libro La magia de pensar a lo grande, dice: ‘Los pensamientos negativos son una especie de suicidio espiritual’».Y continuaba:
«Nuestra calidad de vida depende de la calidad de nuestros pensamientos. Y es así porque los pensamientos determinan nuestros sentimientos que se traducen encomportamientos que dan lugar a unos u otros resultados. Las personas somos estados de ánimo con piernas. Pensar bien nos lleva a tener comportamientos ganadores; pensar mal nos lleva a actuar pobremente y muy por debajo de nuestro verdadero potencial. A lo largo del día tenemos entre 60.000 y 70.000 pensamientos, el 95% negativos. Y es así porque en el ser humano el miedo a perder casi siempre puede más que el deseo de ganar. La seguridad puede más que reto. El ser humano adora la certidumbre y detesta la incertidumbre. Por ello, entrenar y dominar la mente es la habilidad más importante para el éxito y la felicidad: o controlas tu mente o tu mente te controla a ti (ver post ¿Controlas tu mente o tu mente te controla a ti?). Es la primera regla del éxito: si no controlas tu mente, no controlas tu vida. Cada pensamiento es una inversión o un coste; te da poder o te lo quita. El éxito antes que nada es un estado mental. Sun Tzu en El arte de la guerra decía: ‘Toda batalla ha de ser ganada antes de ser librada. El ejercito victorioso vence primero y luego va a la batalla’. O como escribía el otro día David Asensio (@sherpapersonal) en su blog: ‘El triunfador lo es antes de triunfar’».
¿Cuál es la conclusión de estas palabras?
La mente es como un jardín: si no lo riegas, se seca. Da igual que sean los jardines más bellos del mundo (por ejemplo los de Versalles cerca de París o los de Keukenhof en Holanda), hay que regarlos para que no se queden secos.
La mente es como un jardín: si no lo riegas, se seca. Da igual que sean los jardines más bellos del mundo (por ejemplo los de Versalles cerca de París o los de Keukenhof en Holanda), hay que regarlos para que no se queden secos.
Así funciona la mente. Muchas veces hemos escrito aquí que ganar es una decisión consciente y perder es una decisión inconsciente. Es una frase contundente, pero cierta y de ello hablé largo y tendido en el post Estamos programados para perder.
Hoy escribo este post a raíz de interesantes conversaciones que he tenido con mucha gente después de la Presentación de Aprendiendo de los mejores. Mucha gente tiene retos y metas, pero la mayoría de personas hay días puntuales que están eufóricos y otros muchos días que están ‘de bajón’.
Ocurre con frecuencia. Después de ir a una charla o conferencia inspiradora uno sale con ganas de comerse el mundo, cargado las pilas, pero a medida que pasan los días, ese ‘espíritu ganador’ va perdiendo fuelle hasta sumirse de nuevo en la rutina. Y es que cultivar la mente es un hábito. No se trata de cuidarla un día, sino de hacerlo de manera recurrente. Ya sabes lo que decía Brian Tracy al que cité en mi intervención: «Todas las personas hacen cosas que hace la gente de éxito, la diferencia es que la gente de éxito hace esas cosas siempre».
Ocurre con frecuencia. Después de ir a una charla o conferencia inspiradora uno sale con ganas de comerse el mundo, cargado las pilas, pero a medida que pasan los días, ese ‘espíritu ganador’ va perdiendo fuelle hasta sumirse de nuevo en la rutina. Y es que cultivar la mente es un hábito. No se trata de cuidarla un día, sino de hacerlo de manera recurrente. Ya sabes lo que decía Brian Tracy al que cité en mi intervención: «Todas las personas hacen cosas que hace la gente de éxito, la diferencia es que la gente de éxito hace esas cosas siempre».
No es casual el post que escribimos de Date charlas mentales inspiradoras. Allí recogíamos las palabras de Robin S. Sharma (@_robin_sharma) en su libro:
«A lo largo del día (particularmente en la ducha) hago declaraciones para mí mismo, lo que yo llamo ‘declaraciones de éxito’ que me permiten mantener mis pensamientos centrados en lo que es importante. Los pensamientos son los antecedentes de los actos, porque una forma correcta de pensar conduce a una forma correcta de actuar».
A lo mejor piensas que como yo he escrito Aprendiendo de los mejores, me sé todo lo que pone ahí y lo tengo interiorizado y la vida es jauja. Nada más lejos de la realidad. Como todo ser humano mortal, todos los días alimento mi mente para que no se seque, porque debes tener muy claro que el día que dejas de practicar un buen hábito, te empiezas a instalar en uno malo. Los hábitos igual que se adquieren se pierden. Si eres de lo que piensa que ‘por un día no pasa nada’, te equivocas. Sí, sí que pasa. Dentro de cada persona conviven un ‘ganador’ y un ‘perdedor’ que conviven en continua lucha.
En cuanto uno se relaja, la mente entra en ‘modo superviviencia’ (deseo de no perder) en lugar de estar en ‘modo reto’(deseo de ganar). Conseguir grandes logros exige, sobre todo, disciplina, mucha disciplina; por eso escribimos el post: ¿Te lavas los dientes todos los días? Y el primer reto de toda persona es cultivar la mente, y hacerlo como si de un lugar sagrado se tratase. Allí apuntábamos algunas claves: leer diariamente biografías inspiradoras (ver post 7 hábitos para el éxito), rodéate continuamente de gente estimulante y practica las afirmaciones. Tu mente dirige tu vida. Ahí reside el punto de partida de todo. Como dice Donald Trump: «Mi consejo es siempre el mismo: comience a pensar positivamente o terminará boicoteándose a usted mismo».
Para acabar unas breves referencias:
* Aprendiendo de los mejores ha estado entre los 10 libros más vendidos de "no ficción" en la Casa del Libro durante la semana del 3 al 8 de junio (ver ranking en el siguiente link).
En cuanto uno se relaja, la mente entra en ‘modo superviviencia’ (deseo de no perder) en lugar de estar en ‘modo reto’(deseo de ganar). Conseguir grandes logros exige, sobre todo, disciplina, mucha disciplina; por eso escribimos el post: ¿Te lavas los dientes todos los días? Y el primer reto de toda persona es cultivar la mente, y hacerlo como si de un lugar sagrado se tratase. Allí apuntábamos algunas claves: leer diariamente biografías inspiradoras (ver post 7 hábitos para el éxito), rodéate continuamente de gente estimulante y practica las afirmaciones. Tu mente dirige tu vida. Ahí reside el punto de partida de todo. Como dice Donald Trump: «Mi consejo es siempre el mismo: comience a pensar positivamente o terminará boicoteándose a usted mismo».
Para acabar unas breves referencias:
* Aprendiendo de los mejores ha estado entre los 10 libros más vendidos de "no ficción" en la Casa del Libro durante la semana del 3 al 8 de junio (ver ranking en el siguiente link).
* Fátima Abril (@fatimabril) escribía una generosa reseña-post sobre Aprendiendo de los mejores que te dejo en el siguiente link por si quieres leerla; al igual que Juan Carlos Cubeiro (pinchar en link) y Eugenio de Andrés (pinchar link); y un análisis de la presentación de Ana Carmen Moruga (pinchar link).
* Jaime Pereira (@jaimepereira) escribía un excelente post sobre la Presentación del libro ¿Quién Eres Tú? de Laura Chica (@laura_chica) el pasado 6 de junio en Madrid en el que participamos @juancarcubeiro, @rogerdomingo y un servidor, y donde puedes ver también un vídeo-resumen del acto.
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