“Lo que todavía nos falta a las mujeres aprender es que nadie te da poder. Simplemente lo tienes que tomar tú.”
-Roseanne Barr.
Cada día es más evidente que las mujeres han logrado una mayor participación en los diferentes ámbitos de nuestra sociedad, algunas de forma anónima, otras de manera pública estando más allá de una revista. Son dignas de ser admiradas. Luchando por emprender o siguiendo el desarrollo de un proyecto todas coinciden con ciertas cualidades que las caracterizan como: curiosidad, empatía, calidez y optimismo, y al mismo tiempo toda su lucha y entusiasmo se dirije a un mismo objetivo; mejorar nuestro entorno para el desarrollo de una sociedad cada vez más equitativa.
Hablando específicamente de la mujer emprendedora es importante ver cómo a lo largo de su camino van descubriendo sus habilidades de liderazgo que, aunque siempre estuvieron ahí, camufladas, sacan la casta para aprovechar las oportunidades y saber distinguir cuál es el mejor momento para ser demostradas.
Alguna vez leí: “Una persona sin influencia nunca podrá dirigir a otros”, y coincido con ello. Las mujeres tenemos gran conocimiento sobre saber influir de manera positiva en los demás ya que sin esta cualidad no podríamos educar y formar a otros seres. Es parte de nuestro DNA.
Cuando nacemos, nuestras habilidades se adaptan de acuerdo a la educación y ámbito en el que nos formamos logrando desenvolvernos eficazmente en la vida, tomando decisiones contundentes en la organización y desarrollo de nuestro entorno, dando resultados maravillosos, como hermanas, amigas, madres y empresarias en los capítulos de nuestro diario acontecer, aportando fuerza, energía y vitalidad.
Hoy en día sigue vigente esa famosa frase “es necesario estudiar para ser alguien en la vida” que recibimos muchas en nuestra formación elemental. Recordando esto mi curiosidad me llevó a investigar sobre lo que había estudiado mi grandiosa abuela y encontré que sólo cursó la primaria; su motor fue su hijo y supo tomar el control a través de su habilidad de liderazgo, impulsándose a salir adelante y emprender a su manera, haciendo sus propios helados típicos del carrito con campana, que se hicieron famosos en la colonia gracias a su empuje, disciplina y ganas de ser.
Algunas otras mujeres que han realizado estudios a un nivel superior han recibido un título que las acredita como aptas para llevar a cabo un trabajo asignado al frente de una compañía. El nombre con el que nos presentamos tiene su importancia, aunque las acciónes que tomamos son las que nos definirán al final.
En el caso de mi abuela, más allá de ser -una mujer que vende helados- es una mujer con causa, una mujer con ese propósito en el que coincidimos todas: hacer de este mundo, un mundo mejor, comenzando por nosotras y nuestro propio entorno.
La mujer emprendedora es apasionada y a como dé lugar materializará su idea en negocio tomando acción sobre ella, agregando amor, preseverancia, paciencia y disciplina para mantenerse en el camino que la llevará al crecimiento en todos los aspectos de su vida.
La educación que recibimos si bien es importante debe de acompañarse a su vez de tomar la decisión de vencer nuestros miedos y aprender a mentalizarnos sobre lo que queremos lograr, defender nuestro objetivo, ese es y será siempre el conocimiento verdadero, dejando, en ocasiones, lo aprendido en las aulas como información en enciclopedias.
Para finalizar me gustaría citar como ejemplo de mujer líder pública a la fallecida Princesa Diana, que siendo parte de una dinastía y que después de salir de ella, logró captar la atención del mundo con sus acciones, logrando que las potencias mundiales se tomarán un tiempo para escuchar las causas que defendía, simplemente porque decidió hacerlo con entrega, lealtad y pasión a sus ideales.
Nunca es tarde para aprender pero sobre todo para tomar acción. Hoy en día tenemos diferentes formas de adquirir conocimientos y está en nosotras llevarlos a la práctica para cambiar de manera positiva nuestro entorno.
Cree en ti. El límite está tí.
Ariana Solís
@ArianaSolis
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