Madrid, (EFE).- Duele. Ese fue el "diagnóstico" del maestro zen de Alejandro Jodorowsky cuando acudió a él en busca de consuelo por la muerte de su hijo de 24 años. Ahora, dos décadas después es el artista el que conforta a los demás con su optimismo humanista en "talleres" como el que le trae el día 29 al Price de Madrid.
Madrid, (EFE).- Duele. Ese fue el "diagnóstico" del maestro zen de Alejandro Jodorowsky cuando acudió a él en busca de consuelo por la muerte de su hijo de 24 años. Ahora, dos décadas después es el artista el que conforta a los demás con su optimismo humanista en "talleres" como el que le trae el día 29 al Price de Madrid.
A pesar de que su "sistema" de "psicomagia" está articulado y de que no cesa en su difusión en todos los soportes imaginables, de artículos a películas, como la que defendió en el último festival de Sitg, "La danza de la realidad", pasando por las redes sociales, rechaza de plano que se pueda hablar de "jodorowskismo".
"No soy ningún gurú. Esto tiene mucho éxito, la gente es feliz, pero hay quien no cree o es envidioso y me trata como un culpable y dice que soy un jodorowskiano, un charlatán... Lo que soy es un abuelito que tiene un dulce que darte, tu verás si te sirve o no", dice en una entrevista con Efe el artista, nacido en 1929 en Chile (Tecopilla) aunque nacionalizado francés.
"Lo" que hará en Madrid es "lo" que hace en muchos otros sitios: un taller, que no "conferencia", advierte varias veces, bautizado como "cabaré místico" y en el que persigue la superación "de los bloqueos mentales" para lograr "la expansión, la modelación de la conciencia".
Para conseguirlo propone durante dos horas "ejercicios", que no puede ni quiere desvelar, y que empiezan con la pregunta "¿cuál es tu meta en la vida?".
En el "taller" es "esencial" la participación proactiva de los asistentes, de ahí que rechace el término de "espectadores", un "feedback" en el que tiene mucha experiencia, no solo por los años que lleva en ello sino porque es incansable en el intercambio con sus seguidores en Twitter, casi 870.000 y subiendo, aunque él solo es "follower" de 15, 4 de ellos de su familia.
"Hago este cabaré porque los talleres privados son muy caros para la gente. Aquí está todo muy resumido. Es como pagar un boleto para ir alcine", explica Jodorowsky, que asegura que sus mensajes son aptos para todas las edades y cualquier formación.
La lista de sus "oficios" es casi tan extensa como su vida: escritor, filósofo, poeta, guionista de cómics, dramaturgo, director de cine, ensayista, psicomago, terapeuta, experto en tarot y, por encima de todo, "sanador".
"El mundo es muy tremendo. Nadie está contento con lo que está pasando, pero no podemos quedar inmóviles. Si no podemos comenzar a cambiar las cosas... se va a destruir", explica sobre "los males" que pretende "curar".
Está, "claro", "contento" con su vida pero eso no significa, advierte, "estar feliz": "la felicidad es una forma de vida y hay que aprender a estar feliz".
¿El truco?. "Todo consiste en una toma de conciencia, saber lo que piensas, lo que tú necesitas, lo que tú precisas. Llegar a ser lo que tú eres y no lo que tú deseas ser".
Y ahí, apunta, es "donde viene" la importancia del dolor. "Uno vive como si fuera inmortal, en su yo, sobre todo si es artista, político o cura".
Ahora ya puede contar que "se le murió" un hijo con 24 años, hace exactamente 20. "Ahí me di cuenta de que hay que enfrentar la vida de forma menos egoísta. Lo que das te lo das y lo que no das te lo quitas -como reza su estado en Twitter-. No quiero nada para mí que no sea para los otros".
En aquel momento de su vida se vio como "un bufón de la sociedad", como alguien que "solo" hacía cosas para ganar dinero, se preguntó por el sentido del arte y se respondió que este "solo vale la pena" para "sanar" a la sociedad.
"Tenía un mestro zen. Yo había pasado por todas las fases y nada me había consolado. Me puso frente a él y después me dijo solo 'duele'. El sufrimiento no debe encontrar consuelo, hay que entrar en el y superarlo, ahí entra la inmensa fuerza de la conciencia que ayuda a unir los pedazos. Aprendí a manejar el sufrimiento", resume.
El universo, añade, se expande "y el que no se expande, se petrifica. Puedes comenzar a cambiar y luego empezar a ayudar al mundo para enriquecerle, dándole algo, sembrando, mejorando. El mundo es tu mundo y no digo que puedas transformarlo pero sí que puedes empezar a hacerlo", alienta.
Concha Barrigós.
(Agencia EFE)
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