- "Decir que hemos tocado fondo me parece muy prematuro"
El economista y escritor Fernando Trias de Bes presenta su nuevo libro, 'El gran cambio', en el que trata de explicar los efectos de un gran tsunami geopolítico y social. Se acaba la etapa de expansión de Occidente, y los emergentes empiezan a acaparar poder y riqueza, modificando los modelos de negocio tradicionales.
1. ¿Cuáles son los rasgos clave que definen el gran cambio?
Son dos básicamente: una superglobalización acelerada por las tecnologías. China aporta tamaño a la globalización e Internet ha aportado velocidad. Y ambas han sido letales. La primera para nuestras industrias y la segunda para redefinir el proceso de terciarización de la economía.
2. En el libro aparecen dos conceptos como 'wokonomía' y 'wikinomía'. ¿En qué cosisten?
La 'wikinomía' ya existía, y yo hago el juego de palabras con el wok chino para crear lawokonomía. Simbolizan cada uno de los dos elementos de los que hablábamos. La wokonomía, en referencia a la sartén asiática, representa a esa economía de los países emergentes de grandes volúmenes, bajos costes, grandes producciones... Mientras que la wikinomía es todo lo contrario: son personas coproduciendo individualmente, cada una desde su casa, desde su puesto de trabajo, donde no hay una industria, no hay una línea de montaje, pero que gracias al propio sistema digital cada uno con una pequeña aportación se pueda generar un output.
3. ¿Qué supone el gran cambio?
Supone un cambio del modelo de producción occidental. Cuando te pones a comerciar con un país del tamaño de China no te traes solo juguetes o aparatos de electrónica, te traes su modelo, basado en la laxitud de la protección social (incluso de los derechos humanitarios), un derecho a la propiedad industrial e intelectual distinto, etc. Cuando en el comercio internacional las diferencias entre territorios son muy acentuadas, cuando un modelo es mucho más competitivo, nos obliga a devaluar nuestro propio modelo económico. Yo creo que esta es la esencia principal del gran cambio.
4. ¿Va a cambiar el modelo de ahorro y de consumo de las generaciones más jóvenes?
Ha cambiado el modelo de consumo, para los más jóvenes y para todos. Está cambiando radicalmente. Y ya no solo es lo digital: se están creando clubes de compra, asociacionismo para consumir. Hemos visto incluso hogares que se han unido para comprar energía, paquetes de kilovatios.
Pasamos de una cultura más de propiedad a cultura de uso. Pagar por utilizar en lugar de pagar por tener. Incluso recurriremos a los micropagos para micro usos. Está cambiando y va a cambiar radicalmente la forma de consumir.
5. ¿La austeridad va a calar dentro de la sociedad española?
No hay más remedio. Esta es una crisis de renta disponible, con un doble efecto: por una lado una necesidad de desapalancamiento, ya que hay que dedicar parte de la renta a devolver créditos personales, hipotecas, o pólizas en el caso de empresas y pymes; y por otro lado asistimos a una necesidad de reactivar las exportaciones, para lo que hemos necesitado devaluar las rentas del país: alquileres, rentas del trabajo, rentas del capital... insisto, es una crisis de renta disponible.
Hay menos dinero para consumir, y no hay más que ajustar. La encuesta de presupuestos familiares ya lo dice, se está reduciendo el gasto en un 15-20%, el 30% de los presupuestos familiares se destina a vivienda y consumos... y eso repercute en el resto de partidas.
6. ¿Los datos positivos que muestra la economía española se deben a las políticas del Gobierno?
No creo que se deba a ello. Si que es verdad que toda la parte de la reforma laboral ha permitido el ajuste de una devaluación salarial, pero casi todo el impacto del ajuste ha caído sobre el sector privado. En el sector público los datos de endeudamiento hasta este trimestre no han empezado a corregirse. Y ya se veía que estaba sobredimensionada la Administración, y esto no se ha corregido.
Por otro lado, son mejoras muy justitas. Estamos echando las campanas al vuelo demasiado rápido. Está muy bien tener algún indicador que mejora, pero de ahí a decir que hemos tocado fondo me parece muy prematuro.
7. ¿Puede emprender cualquiera?
Es arriesgado, no todo el mundo está preparado para emprender. Emprender no puede ser una huida adelante, tiene que ser una opción real, seria, en el que se cumplan un mínimo de requisitos y la persona que lo vaya a hacer debe tener unos conocimientos mínimos. El emprendimiento va a ser parte esencial para paliar el desempleo, porque solo con trabajo por cuenta ajena no se puede absorber todo. Pero no se puede animar a todo el mundo a emprender. Estamos viendo los ratios: solo uno de cada 10 emprendedores sale adelante. Primero porque es difícil, segundo porque la situación económica, pero también porque no todo el mundo está preparado para una actividad así.
Se debería animar a emprender pero también ayudar a las personas a dirimir si están preparados, tienen las capacidades o requisitos, y si su proyecto es adecuado.
8. ¿Qué medidas aconseja para salvar un negocio que ya está en marcha y no funciona?
No es fácil. Has montado un negocio en unas circunstancias determinadas; cambian las reglas del juego y te das cuenta de que si montases ahora el negocio lo harías de manera distinta. Un ejercicio que hago con algunos empresarios es olvidarse de lo que tienes, y diseñar la empresa como lo harías si empezases hoy de cero. No llevas el lastre psicológico para definir tu negocio. Luego puedes compararte con el actual, y ver que puedes cambiar o eliminar... y ver las diferencias que son gestionables.
9. ¿Qué le diría a una persona que se encuentra en paro?
A pesar de que el índice total de desempleo se mantenga alto, cada mes se crean puestos de trabajo. No hay que desesperarse, porque todas las semanas se crean empleos. Y esto es muy duro, pero hay que ser uno de ellos. Hay que prepararse, formarse al máximo, perseverar... y en caso de que no se pueda, hay muchísimos países en los que no hay crisis. No se trata de irse para siempre, pero hemos sido un país que cuando ha tenido que irse al exterior lo ha hecho, y ahora estamos en una época en la que lamentablemente quizá haya que irse un tiempo fuera.
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