Simon Sinek en su último libro “Leader´s eat last”, que estamos comentando, recuerda que la especie humana está diseñada de forma que pueda sobrevivir y perpetuar la especie a través de tiempos difíciles. Tanto nuestra fisiología como nuestras necesidades de cooperar existen para garantizar la supervivencia. Demostramos mejor nuestras capacidades si nos enfrentamos al peligro unidos. Desgraciadamente señala el autor existen demasiados líderes en las organizaciones que piensan que ante amenazas externas la mejor forma de motivar a sus profesionales consiste en aumentar la presión y exigencias internas. Esta estrategia es errónea ya que si no se estimula la sensación de pertenencia a un grupo y los esfuerzos se tienen que dedicar, como ya hemos visto en la entrada anterior, a protegernos de los factores internos y de nuestros compañeros nos volvemos más vulnerables a los riesgos externos y no somos capaces de detectar y aprovechar las oportunidades que surjan.
La capacidad de trabajar juntos y de resolver problemas ha favorecido la posibilidad de modificar el ambiente y adaptarlo a nuestras necesidades, a diferencia de lo que ocurre con otras especies animales. Somos animales sociales y necesitamos relacionarnos y establecer lazos de confianza con los demás. Cuanto más nos conozcamos más fácil será fortalecer la confianza. Los líderes deben fomentar la posibilidad de encuentros formales e informales (conferencias, seminarios, jornadas, celebraciones, lugares de descanso comunes,….) para incrementar la interacción entre los profesionales del conjunto de la organización).
Sinek recuerda que existen cuatro sustancias químicas primarias en nuestro cuerpo que contribuyen a garantizar nuestra supervivencia y que podemos considerar como “sustancias felices”:endorfinas, dopamina, serotonina y oxitocina, ya que actuando asiladas o en grupo, en pequeñas o grandes dosis, favorecen que nos sintamos felices y contentos.
Los seres humanos somos a la vez individuos y miembros de grupos, lo cual, en ocasiones, origina conflictos de interés. Cuando tomamos decisiones debemos valorar los beneficios personales y los del colectivo al que pertenecemos. Con frecuencia lo que es bueno para nosotros no siempre es bueno para el grupo. Trabajar exclusivamente para favorecer nuestros intereses puede perjudicar al grupo y viceversa. Este dilema pesa sobre nuestras conciencias cuando tomamos decisiones. Algunas personas piensan que siempre debemos poner por delante a los demás y que si nosotros no nos preocupamos por el grupo, éste no lo va a hacer por nosotros. Otras creen que primero debemos ponernos nosotros puesto que si no nos cuidamos no vamos a ser de utilidad para nadie. Para el autor ambos planteamientos son correctos.
Sinek defiende que en nuestro cuerpo existe también este conflicto de intereses, ya que de las cuatro sustancias mencionadas dos (endorfinas y dopamina) evolucionaron para ayudarnos, como individuos, a perseverar, encontrar alimentos, construir refugios, inventar herramientas y a hacer cosas (serían las sustancias “egoístas”) y las otras dos (serotonina y oxitocina) a conseguir que nos socialicemos y cooperemos, que trabajemos juntos y que desarrollemos sentimientos de confianza y lealtad ( sustancias “altruistas”), ayudando a garantizar de esta forma nuestra supervivencia como especie.
I.- “SUSTANCIAS EGOÍSTAS”:
1.- ENDORFINAS: el autor las considera como nuestro “opiáceo” personal ya que con frecuencia se liberan ante situaciones de estrés o de miedo y enmascaran el dolor físico con el placer. Es, por ejemplo, la experiencia de euforia que sienten muchos atletas tras un severo esfuerzo físico y que justifica que fuercen a sus cuerpos cada vez más.
En el origen de la humanidad eran necesarias para la supervivencia ya que favorecían la realización de los esfuerzos necesarios para conseguir alimentos y huir de los peligros. En la actualidad, normalmente, ya no es necesaria esta finalidad y se obtienen fundamentalmente del ejercicio físico o de la actividad manual, con una notable excepción: la risa. Cuando nos reímos liberamos endorfinas para enmascarar el dolor que tendríamos que sentir con las convulsiones que provoca en nuestro cuerpo la risa. Por esta razón, en momentos de tensión en el trabajo, es oportuno aligerar el ambiente y relajar tensiones por medio de la risa para poder después seguir con el trabajo que estemos realizando.
2.- DOPAMINA: Sinek la llama el “incentivo al progreso”. Ayuda a que aparezcan buenas sensaciones cuando encontramos algo que estamos buscando o hacemos algo que tenemos que hacer. Es la responsable del sentimiento de satisfacción cuando terminamos una tarea importante, completamos un proyecto o alcanzamos una meta total o parcialmente. Favorece los sentimientos de logro y de progreso. Nuestro cuerpo va liberando dopamina para facilitar que sigamos avanzando para alcanzar nuestros objetivos y que obtengamos una enorme sensación de bienestar al lograrlos. Cuanto mayor es el reto, mayor es el esfuerzo y mayor es la cantidad de dopamina que liberamos. Por esta razón nos sentimos realmente bien cuando trabajamos duro para realizar una tarea complicada, mientras que el acometer una que sea sencilla nos puede dejar indiferentes.
Existe un problema con la dopamina y es que es altamente adictiva y puede promover que se formen conexiones neuronales que no nos ayuden a la supervivencia, sino todo lo contrario. Los comportamientos que refuerza pueden llegar a ocasionar daño. La cocaína, la nicotina, el alcohol, el juego, todos liberan dopamina. Otro peligro está en su relación con el correo electrónico y las redes sociales. Liberamos dopamina cuando nos sentimos satisfechos por recibir correos o mensajes a través de las redes sociales que identificamos como que los demás se preocupan por nosotros.
La dopamina es también responsable de que en el mundo moderno nos guste ir de compras o coleccionar objetos aunque no parezca que obtengamos ningún beneficio racional por hacerlo.
El sentimiento de logro puede ser estimulado por la dopamina, pero el sentido de plenitud y los sentimientos mantenidos de felicidad y lealtad necesitan el compromiso con otros y otras sustancias químicas son las que nos ayudan a desarrollar estos últimos.
Las endorfinas y la dopamina trabajan juntas para asegurarnos la supervivencia relacionada con aspectos básicos como la alimentación y el refugio. Nos ayudan, como hemos visto, a trabajar para garantizar la satisfacción de esas necesidades básicas.
II.- “SUSTANCIAS ALTRUISTAS”:
Son las que nos ayudan a que nos sintamos valorados cuando estamos en compañía de personas en las que confiamos, las que nos proporcionan el sentido de pertenencia y nos inspiran para que queramos trabajar por el bien del grupo. Son las que hacen que el “círculo de seguridad” se mantenga fuerte.
1.- SEROTONINA. El autor la considera la “sustancia del liderazgo”. Favorece el sentimiento de orgullo que aparece cuando sentimos que los demás nos respetan por nuestros logros o que les gustamos. Nos hace sentirnos fuertes, tener confianza en nosotros mismos y creer que podemos acometer cualquier reto.
Como animales sociales que somos no sólo queremos la aprobación de los miembros de nuestra comunidad, sino que la necesitamos. Nos importa realmente. Queremos sentirnos valorados por los esfuerzos que dedicamos al bienestar de los demás, especialmente por los miembros de nuestro grupo. Explica la razón por la que nos sentimos orgullosos por ejemplo en una ceremonia de graduación universitaria. El que recibe el diploma siente que se reconocen públicamente su trabajo y al tiempo es una forma de agradecer a sus familias que, a su vez, se están sintiendo orgullosos, por los esfuerzos realizados por todos los implicados.
Cuanta más dedicación mostramos para conseguir que los demás triunfen, mayor suele ser la valoración que recibimos del grupo y el respeto que nos ofrece, con lo que aumenta nuestro estatus en el mismo y los incentivos para continuar aportando.
Aquellos que trabajan más duro, ayudados por la serotonina, para ayudar a que los otros triunfen serán vistos por el grupo como los líderes del grupo. La fortaleza, el apoyo, la disposición a sacrificar el tiempo y la energía para que los demás ganen son prerrequisitos para el liderazgo.
2.- OXITOCINA. Sinek la llama la “sustancia del amor”. Es la que favorece la aparición de sentimientos de amistad, de amor o de confianza profunda. Produce la sensación placentera que tenemos cuando estamos en compañía de buenos amigos o de colegas en los que confiamos, cuando hacemos algo positivo por los demás o éstos lo hacen por nosotros, cuando cantamos o bailamos con los demás,…
La oxitocina no sólo tiene como objetivo el hacer que nos sintamos bien. Es indispensable para nuestra supervivencia. Sin ella no realizaríamos actos altruistas, no existiría la empatía, ni seríamos capaces de desarrollar lazos de amistad, ni sentimientos de amor ni cariño hacia los demás. Nos ayuda a determinar cuándo es aconsejable que nos abramos a los demás y confiemos en ellos y cuando debemos mantener una actitud más cauta.
A diferencia de la dopamina que se ocupa de la gratificación instantánea, la oxitocina tiene efectos más duraderos. Cuanto más tiempo estamos con alguien más dispuestos estamos a mostrarnos vulnerables y confiados. Al ir confiando y ganando la confianza de la otra persona aumenta el nivel de oxitocina. Con el tiempo nos damos cuenta de que hemos desarrollado unos lazos muy estrechos con esa persona y la locura, excitación y espontaneidad que nos proporciona la dopamina se sustituye por una relación a largo plazo más tranquila y relajada propiciada por la oxitocina.
No sólo la persona que realiza una acción generosa recibe su dosis de oxitocina, sino que también el que recibe la acción ya que siente que alguien se ha preocupado por él de forma desinteresada y los posibles observadores que sienten que existen personas que están dispuestas, sin esperar nada a cambio, realizar actos altruistas y pueden sentirse estimulados a actuar de igual forma cuando surja la oportunidad. Es el poder de la oxitocina: nos hace mejores.
Se libera también con el contacto físico. Por ejemplo es la agradable sensación de bienestar que experimentamos cuando abrazamos a alguien. Existen numerosas evidencias que avalan la idea que los niños que no han tenido mucho contacto físico con sus padres, con lo que no han liberado oxitocina, tienen dificultades para establecer relaciones de confianza cuando son adultos.
Otros efectos beneficiosos de esta hormona son:
a).- Estimula nuestro sistema inmunitario.
b).- Aumenta nuestra capacidad de resolver problemas.
c).- Incrementa nuestra resistencia ante las cualidades adictivas de la dopamina y nos proporciona sentimientos mantenidos de seguridad y tranquilidad.
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