Me encantan las biografías, y todo lo que se parezca a ellas. Acabo de leer “Un resumen… o casi”, de Stephane Hessel, publicado en 2012 por Santillana. A este hombre, que vivió casi un siglo con una intensidad asombrosa, le sigo la pista desde hace tiempo. Su vida tiene muchos paralelismos con otro gigante, José Luis Sampedro, al que voy a dedicar un post próximamente. Acabo de darme cuenta que ambos nacieron y murieron en el mismo año (1917-2013).
Hubo un momento para Hessel en el que comprendió que no tenía más ganas de “dedicarse únicamente a cultivar sus chaladuras personales”, y que “en la vida para ser feliz hay que comprometerse”. No fue fácil para él asumirlo, porque reconoce que “comprometerse no es una actitud natural. Permanecer libre de todo compromiso representa una tentación permanente”. Es en esa constante paradoja donde nos movemos muchos, y con la que yo me siento muy identificado.
El próximo viernes se cumplen dos años de su fallecimiento, a los 95 años, así que dejo aquí en su homenaje algunas perlitas que cuenta en el que creo que fue su último libro:
- “Insisto en el hecho de que el balance de las revoluciones del siglo XX no es bueno”.
- “La vejez ofrece al menos la perspectiva de relativizar lo que va mal”.
- “Debemos salirnos del reino del mercader, que es el reino del cálculo (…) Los humanistas pueden ser una protección frente a los cínicos”.
- En la raíz de la palabra “indignarse” está la noción de dignidad, ya que el que se indigna rememora la dignidad perdida. La indignación hay que verla como una forma de recuperar la dignidad, como lo contrario a la resignación; y su función según Hessel es “desencadenar una voluntad”.
- “La facultad de admirar (el placer que produce admirar) es necesaria y estimulante para vivir feliz, y recomiendo su aprendizaje precoz a todos los educadores”.
- “La educación y la cultura son temas de seguridad nacional” [Hessel atribuye esta idea originalmente a Bill Clinton].
- “La tarea fundamental de todo maestro, según Emmanuel Kant, es la emancipación (…) Legítimamente nadie puede ser jamás tratado como inferior. Ese tratamiento es inaceptable”.
- “Lo que necesitamos es una educación para fomentar la conciencia. Un aprendizaje ameno y severo a la vez mediante una dialéctica del deseo y la ley”.
- “No quiero refugiarme en una forma de utopía confortable y perezosa (…) La indignación sólo es válida cuando desemboca en un proyecto de acción”.
- “La armonía es el resultado de una diversidad más o menos contradictoria que halla su equilibrio (…) pero el equilibrio no es lo primero. Lo primero es la diversidad, es la oposición; y lo que sale de la oposición puede ser armonía (…) en la diversidad de las pasiones y las pulsiones contradictorias el hombre crece y se forja”.
- “Quiero dejar claro que creo firmemente en esa idea de un interés superior de la humanidad, en la existencia de un sentido de lo que está bien y de lo que está mal a escala global. Y alrededor de eso debe construirse el corpus de los valores universales”.
- “Siento una curiosidad real por el budismo. Primero porque no es un monoteísmo y soy un adversario acérrimo de los monoteísmos”.
- “La clave del poder moderno se basa en la cuestión de la legitimidad”.
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