Rodearse de belleza atraerá la abundancia a tu vida. La naturaleza es belleza y abundancia en estado puro. Ve a una playa al atardecer o al silencio de un bosque en verano o a una montaña nevada. Mira a los animales en estado salvaje. No importa si estamos en un desierto o en una selva. Es hermosura. La fealdad no existe en la naturaleza y la escasez tampoco.
Por tanto, una de las vías para conectar con la abundancia es recordar lo que somos verdaderamente rodeándonos de belleza, nuestro estado natural.
Aunque la belleza no se encuentra sólo en la naturaleza sino también en algunas creaciones humanas. Cuando Stendhal visitó la Catedral de la Santa Cruz en Florencia experimentó el Síndrome de Stendhal que es una especie de “sobredosis de belleza” que puede manifestarse con pálpitos, temblores, confusiones o palpitaciones que sufre un individuo cuando se sobreexpone a la belleza o a una acumulación de obras de arte. No sugiero que vivas en un éxtasis permanente o que te conviertas en un adicto perseguidor de la belleza o un visitador convulsivo del Museo del Prado pero sí que te habitúes a la belleza por los efectos beneficiosos para tu salud y para tu estado de energía general.
Rodear tu vida de objetos y de lugares estéticos te ayudará a sintonizar con lo que realmente eres. Rodearse de belleza es más un compromiso con la abundancia y con la excelencia que una cuestión de dinero. Hasta donde yo sé cualquiera puede ir a una playa, al parque más cercano a su casa o a un bosque a pasear, a trabajar, a reflexionar o a hacer un picnic. Es gratis. Hasta donde yo sé también puedes evitar, sin estridencias ni esnobismos, lugares que no te parezca que cumplan con los estándares mínimos de belleza que hayas determinado. Rodearse de sitios y objetos armónicos es decirle un sí rotundo a la vida.
Rodearse de belleza no es cuestión de poder adquisitivo, aunque provocará que éste se incremente. Es una decisión que le habla a la vida rotundamente del umbral por debajo del cual no estás dispuesto a transigir. Como uno hace algo, así lo hace todo.
Si permites rodearte frecuentemente de objetos o lugares deslucidos, en el fondo, lo que estás diciendo es que eso es lo que vales tú.
César Manrique dijo que la única forma de salvar a la humanidad es a través de la belleza y de la bondad. Yo creo que estaba en lo cierto.
[Extracto del Libro Vivir con Abundancia]
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