jueves, 30 de julio de 2015

Comunicación, Innovación Y Conflicto

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Dado el volumen de los cambios que estamos viviendo, ninguna organización que confíe sobrevivir en el largo plazo haciendo más de lo mismo, tiene el futuro asegurado.

Tanto el autoritarismo como el chaqueteo promueven la uniformidad y la satisfacción con la mantención del statu quo, lo que finalmente castiga a la innovación.

TRES DIFICULTADES AL COMUNICARSE

Innovar consiste en generar nuevos productos, servicios, procesos, modelos de negocios o proponer soluciones novedosas para viejos problemas, y se nutre de la comunicación entre personas diferentes. No es posible exagerar la importancia que tiene la comunicación humana en la generación, traspaso y acumulación de conocimiento.
Al respecto, es menester recordar que la comunicación debe superar tres dificultades: a) es difícil darse a entender; b) es difícil alcanzar comunicativamente a quienes no están presentes; c) es difícil que lo propuesto sea aceptado.
Las mencionadas barreras a la comunicación han sido obstáculos que la innovación ha debido sortear, con mayor o menor éxito, a lo largo de la historia de la humanidad.
Durante toda la prehistoria, la comunicación oral fue el camino utilizado para dar a conocer lo que una generación había descubierto o inventado. Pero la comunicación oral requiere la presencia tanto del emisor como del receptor del mensaje.
Las primeras agrupaciones humanas eran pequeñas y se relacionaban escasamente con otras, por lo cual el conocimiento adquirido no era compartido, salvo lo que se conseguía transmitir de padres a hijos.
La uniformidad es enemiga de la innovación que es caótica e irregular.
La consecuencia es que durante aproximadamente 45.000 años el conocimiento creció escasamente.
Por así decir, cada generación tenía que redescubrir o reinventar gran parte de lo que sus antepasados ya sabían. Por eso en las culturas arcaicas había un gran respeto por los ancianos y se veneraba a “los antiguos” y la sabiduría ancestral.
Hace alrededor de 5.000 años, la escritura implicó un cambio importante. Se pudo atesorar el conocimiento, nació la historia y la capacidad innovadora creció al aumentar las posibilidades de comunicación a distancia y a través del tiempo.
La imprenta tiene apenas 500 años, pero en estos cinco siglos la innovación y el conocimiento se expandieron de tal manera, que se puede decir que la sociedad moderna es hija de la imprenta. Esta multiplicó los libros y el acceso a ellos generó las ideas, descubrimientos e inventos que caracterizan la modernidad. Se despertó el interés por aprender y discutir lo que estaba escrito y escribir las ideas propias.

UNA GIGANTE RED DE CONEXIONES DISPONIBLE

Durante las últimas décadas, las tecnologías de la información han estructurado a la sociedad mundial como una gigantesca red con innumerables posibilidades de conexión. Este novedoso fenómeno ofrece oportunidades de colaboración entre individuos lejanos, distintos e interesados en un mismo tema. Por eso las décadas recién pasadas han multiplicado las invenciones y la innovación se ha convertido en una necesidad para las organizaciones.
Dado el volumen de los cambios que estamos viviendo, ninguna organización, que confíe sobrevivir en el largo plazo haciendo más de lo mismo, tiene el futuro asegurado.
Toda innovación implica riesgos y su éxito o fracaso solo se podrá conocer en el futuro. Para fomentar la innovación es clave eliminar el miedo al fracaso. Las personas deben saber que sus errores no serán castigados y sus éxitos serán estimulados.
Para esto, es necesario que la organización promueva la formación de equipos de trabajo innovadores y un buen estímulo es divulgar sus logros a toda la organización e implementarlos efectivamente.
Es lamentable que en muchas organizaciones ocurre lo contrario. Todavía quedan jefes mediocres que tratan de ocultar su ineptitud impidiendo que sus subalternos más capaces se destaquen e, incluso, hacen lo posible por evitar que permanezcan en la empresa.

TÁCTICAS PARA ECHAR A LOS MEJORES

Esta clase de ejecutivos utiliza diferentes tácticas para eliminar a quienes consideran un peligro por ser mejores que ellos.
La primera de estas tácticas consiste en intentar atribuirse a sí mismos los éxitos y, en consecuencia, hacer invisibles los logros de sus subordinados. Para lograrlo, anuncian que toda comunicación que salga de su departamento tiene que ser canalizada a través de ellos o, al menos, autorizada por ellos.
Una segunda táctica es conocida desde Macchiavello: generar disenso entre los subordinados, para que se anulen entre sí. Es fácil producir desavenencias entre personas competitivas, repartiendo desigualmente entre ellas la información y el reconocimiento.
La tercera táctica reside en despedir al subordinado destacado o negarle toda clase de ascenso o reconocimiento para que decida, por sí mismo, abandonar la organización.

AUTORITARISMO FRECUENTE

La consecuencia es que el autoritarismo —modo de ejercicio del poder que no admite réplicas ni opiniones opuestas— es muy frecuente. Las personas innovadoras son poco toleradas por jefaturas que prefieren rodearse de “yes men”, subordinados obsecuentes que no discuten las órdenes recibidas, sino más bien las aplauden.
En los ambientes autoritarios se produce una suerte de consenso social respecto de que no es conveniente contradecir al jefe.
También abunda el “chaqueteo”. Se intenta evitar con él que algunas personas sobresalgan de la tranquilizadora medianía en que se contenta el resto, porque pueden dejar en claro que es posible rendir más o realizar un trabajo de mejor calidad. Es por esto que cualquier propuesta innovadora es puesta en ridículo porque se aparta de la normalidad y sobresale de la mediocridad ambiente.
Tanto el autoritarismo como el chaqueteo promueven la uniformidad y la satisfacción con la mantención del statu quo.
La innovación es necesariamente ajena a la tradición y lo uniforme. Resulta, por lo mismo, caótica e irregular. Como no se encuentra a salvo del error, puede ser fácil víctima del castigo aleccionador. En consecuencia, si los innovadores fracasan son duramente castigados y si tienen éxito, no logran mayor reconocimiento.

CAMBIOS EN LAS NUEVAS GENERACIONES

Las culturas cambian. El autoritarismo no encuentra eco en las nuevas generaciones, acostumbradas a dar su opinión y ser escuchadas desde la infancia, y la diversidad comienza a ser aceptada, al menos en términos del lenguaje “políticamente correcto”.
La globalización y la enorme rapidez con que se divulgan las ideas innovadoras originadas en cualquier lugar del mundo han modificado la actitud de la población frente a estas.
La biografía de numerosos innovadores del pasado da cuenta de los obstáculos que enfrentaron, la oposición que encontraron entre quienes preferían seguir operando igual que antes y los conflictos que provocaban sus ideas.
Hay abundante literatura sobre artistas y genios “incomprendidos” que fueron ignorados o sufrieron el menosprecio de sus contemporáneos. No lograron comunicar sus ideas de una manera comprensible o, si lo hicieron, estas no fueron aceptadas.
La primera de las dificultades de la comunicación, darse a entender, se torna más difícil en un ambiente en el que no se espera nada nuevo ni se considera necesario.
Hoy en día, en cambio, se estimula la creatividad. Las universidades desarrollan programas orientados al fomento de la innovación y se multiplican las historias de jóvenes talentos que han incursionado con éxito en las nuevas tecnologías.
Han cambiado las expectativas y las ideas novedosas son acogidas con mucho más entusiasmo que en el pasado. Empresas líderes anuncian el lanzamiento de sus últimos productos y muchas personas hacen el esfuerzo que sea necesario para adquirirlos el mismo día de su puesta en el mercado. Estar al día, incorporar las innovaciones apenas sea posible es algo esperado. En este sentido, hay una disposición mucho más positiva a entender lo nuevo, que facilita la superación de la dificultad de hacerse comprender.
La segunda de las dificultades de la comunicación, llegar a quienes no están presentes, más que un problema se ha convertido en un desafío que ha estimulado la generación de múltiples tecnologías de la información. Se busca ansiosamente reproducir las características de la interacción entre interlocutores presentes, superando la distancia física y temporal.
Pese a lo mucho que se ha avanzado en este camino, todavía no se ha logrado del todo replicar las características de una simple conversación entre amigos: la percepción mutua de gestos, miradas, tonos de voz, estados de ánimo, etc. constituyen el objeto de la atención de jóvenes creativos y han hecho que en un período muy corto se hayan generado tecnologías que permiten conversar en tiempo real, escuchando y viendo directamente al respectivo interlocutor.
La última de las dificultades de la comunicación, conseguir que la otra persona acepte lo que se le está proponiendo también se ha suavizado en el sentido que aumenta la disposición al cambio y la innovación. Lo nuevo atrae la atención y no provoca rechazo como en la antigüedad. Es mucho más fácil ahora convencer a las personas sobre las ventajas de innovar.

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