domingo, 28 de febrero de 2016

Quien se conquista así mismo...

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"Nunca tendrá un gobierno mayor o menor que el gobierno de sí mismo ... la altura del éxito de un hombre se mide por su dominio de sí mismo; la profundidad de su fracaso por su propio abandono. ... Y esta ley es la expresión de la justicia eterna. El que no puede establecer el dominio sobre sí mismo no tendrá dominio sobre los demás" —Leonardo da Vinci

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No tengo ninguna duda que en un futuro tendremos a nuestra disposición soluciones fáciles e indoloras para muchos de nuestros problemas de hoy.

¿Sobrepeso? No problem, toma esta pastilla que fundirá toda la grasa mientras continuas zampando sin privarte. ¿Te distraes mucho con Facebook y Candy Crush? Tranqui, esta otra píldora hará que los puedas abandonar un ratito para que puedas hacer algo productivo. ¿Te apetecen unos bíceps y pectorales enormes? ¡Hecho! Esta pequeña cirugía (que no deja marcas) te los dejará como los de Stallone.

Sin embargo, la facilidad con que podremos alcanzar muchas de las cosas que hoy exigen un gran esfuerzo, quizá puede privarnos de una satisfacción más importante: la conquista de nosotros mismos.

“Más grande en la batalla que el hombre que conquista a miles y miles de hombres, es el que domina a sólo uno: el mismo. Es mejor dominarse a uno mismo que a otros”. Afirmó Buda.

Pocas cosas en la vida producen mayor felicidad que aquello que conseguimos mediante el control de nosotros mismos. Educación, salud, relaciones afectivas, son ámbitos muy importantes en los cuales para tener éxito debemos controlarnos a nosotros mismo.

Muchos de nuestros problemas de hoy son causados por nuestra falta de gobierno sobre nosotros mismos, por nuestra incapacidad de controlar nuestros actos cuando nos enfrentamos a impulsos y tentaciones.

El experto en auto control y profesor de la Universidad de Florida, Roy Baumeister, opina lo siguiente: “la falta de dominio de sí mismo es la mayor patología social de nuestro tiempo”.

En muchas ocasiones escucho a personas decir resignadas: “yo no tengo fuerza de voluntad”. No obstante, aunque eso puede ser cierto en ese momento, no significa que ese es el fin de la historia. Para todos hay esperanza.

La fuerza de voluntad, el autocontrol, es como un músculo que podemos fortalecer y desarrollar mediante la práctica. Esa es la razón del éxito de algunas personas que empiezan realizando pequeños cambios y luego terminan llevando a cabo verdaderas revoluciones en su vida. El continuo ejercicio de auto control lo fortalece y nos pone en mejor situación para afrontar más y más exigentes retos.

Baumeister reclutó para una de sus investigaciones a un grupo de estudiantes, estos debían anotar lo que comían, ejercitarse con regularidad, manejar el mouse con su mano menos hábil o hablar sin decir palabrotas. Después de varias semanas los estudiantes mostraron un mayor control sobre sí mismos: bebían, fumaban y picoteaban menos entre comidas; también estudiaban más, veían menos televisión y lavaban más platos.

La investigaciones de Baumeister demostraron que tenemos mayor control sobre nuestra fuerza de voluntad del que creemos. Así que podemos controlar el ritmo al cual crecemos y nos desarrollamos. No tenemos que aceptar nuestra actual condición como inalterable, en su lugar, podemos empezar a ejercitar nuestro autocontrol y de manera proactiva crear a la persona en la cual queremos convertirnos, y crear el tipo de éxito que queremos experimentar en nuestras vidas.

Algunas recomendaciones para fortalecer nuestra fuerza de voluntad son: empezar por pequeños hábitos (mejorar la postura o utilizar el hilo dental), no intentar muchos cambios de una sola vez (ir avanzando progresivamente), evitar la exposición a tentaciones (por ejemplo, no tener en el refrigerados comida no saludable).

Existen muchas cosas que no podemos controlar, la duración de la vida, las condiciones económicas generales, a los políticos… Pero hay otras, quizá las más importantes, que si. Todos podemos (y debemos) mantener con mano firme la dirección de nuestro comportamiento y actitudes. La calidad de nuestra vida depende en gran parte de ello.

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