Lo notarás cuando escuches la radio o cuando te llama por teléfono un comercial. El lenguaje corporal afecta a la forma en que transmitimos un mensaje y eso lo percibe el oyente aunque no nos vea.
Son muchas las situaciones en las que el emisor de un mensaje es “invisible”para quien le escucha: los presentadores de radio, los telefonistas, incluso quien ofrece un discurso en un auditorio enorme y queda demasiado lejos de las últimas filas. Sin embargo, en todas ellas el lenguaje corporal juega un papel clave.
El lenguaje corporal incluye todos esos elementos comunicativos no verbales, como el movimiento de las manos, la posición del cuerpo o la expresión facial, pero que expresan tanto como el contenido que se está transmitiendo.
Cómo cuidar tu lenguaje corporal en una entrevista de trabajo
Al tratarse de elementos que se ven a simple vista, lo fácil es pensar que un orador que no tiene a su audiencia delante (o demasiado lejos), no debe preocuparse por controlarlos y manejos bien. Craso error. Los expertos en oratoria aseguran que los recursos físicos influyen en la transmisión del mensaje y pueden ayudar o perjudicar la forma en la que el oyente lo percibe.
Todo lo que haces, o dejas de hacer, con tu cuerpo queda reflejado en tu voz. Empezando por tu postura: ya estés de pie frente a al público o sentado en la silla de un estudio de radio, si permaneces erguido y mirando al frente te dará mayor credibilidad y quien te escucha percibirá que dominas el tema.
Tu forma de moverte también influye en la manera en que llega tu mensaje. Si caminas con paso firme por el escenario, sin moverte en exceso y apoyándote con gestos de manos, darás energía y fuera a tus palabras.
Por no hablar de la expresión facial; cuántas veces te ha llamado por teléfono un comercial para ofrecerte algo y tenías la sensación de estar viéndole el rostro. Cuando alguien sonríe, automáticamente se proyecta en la voz, y por ende en el mensaje. En psicología han estudiado esto miles de veces: si nos dicen algo sonriendo, somos mucho más propensos a escuchar e incluso a involucrarnos; y ocurre lo mismo al revés.
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El tono de voz y el ritmo también son formas de lengua corporal. Un voz temblorosa que se detiene con continuas pausas indica nerviosismo y así es difícil persuadir a la audiencia. Por el contrario, un discurso que varía el tono en los momentos adecuados, que acelera y desacelera el ritmo y emplea las pausas precisas tendrá impacto y captará la atención del público.,
Así que ya sabes, la próxima vez que quieras enamorar a tu audiencia, prepara tu discurso sabiendo que el lenguaje corporal influye directamente en la forma en la que lo emites y les llega a los demás.
Vía | Ragan
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