Isha.
Un maestro zen japonés, una vez recibió a un profesor universitario que vino a preguntar sobre el zen. El maestro sirvió el té; la ceremonia japonesa del té fue larga y el científico se puso cada vez más impaciente frente a la calma del maestro a través de los 54 pasos de la ceremonia. Cuando el té estaba listo, empezó a llenar la taza de su visitante. Cuando la taza estuvo llena, la siguió llenando. El té comenzó a desbordarse, y el profesor no pudo contenerse más. “¡Ya está completa, no puede vertir más allí!”. “Tal como esta taza…”, el maestro dijo, “Tú estás lleno de tus propias opiniones e ideas. ¿Cómo puedo enseñarte más si no has vaciado aún tu primera taza?”
El intelecto humano es una cosa increíble, ha dado a luz innumerables descubrimientos e invenciones y se sigue innovando, los avances actuales en tecnología son fascinantes, y están creando un estilo de vida que hace unas décadas parecía ciencia ficción. Sin embargo, la mente, con toda su maravillosa complejidad, sigue creando dentro de las limitaciones de la dualidad. Bueno - malo, correcto- equivocado, la luz- la oscuridad, arriba- abajo, estos son los principios por los que la inteligencia está gobernada. Es imposible para la inteligencia ver más allá de sus propias limitaciones, por ejemplo, para el intelecto entender el amor. Puede el intelecto hacer un intento, tal vez, describir la sensación, tal vez explicar las reacciones químicas que crean un sentimiento de amor, pero el amor mismo no puede ser completamente concebido por el intelecto.
Si queremos experimentar la conciencia, debemos ir más allá del ámbito de la inteligencia. Tenemos que dejar ir lo conocido, y entrar en el vacío sin límites. Los muros que hemos construido nos mantienen en la seguridad de nuestras limitaciones, pero estas paredes también nos mantienen encarcelados en la insatisfacción. Nuestra curiosidad natural siempre insistirá en ir hacia lo desconocido, más allá de lo que nos hemos acostumbrado a conocer, en la búsqueda constante de algo más. El intelecto es muy apreciado casi por encima de todo en la sociedad occidental, pero es limitado en muchos aspectos. Esto es afortunado, porque si tuviéramos que entenderlo todo, se perdería el misterio y lo mágico que hace de la vida una aventura. Es la incertidumbre que trae la intriga y la emoción en la vida, si no ¡en qué cosa tan aburrida se convertiría si supiéramos todas las respuestas!
Yendo más allá del intelecto, nos hemos acostumbrado tanto a las limitaciones de la mente que se ha convertido en una red en la que quedamos atrapados. Nos identificamos con la mente de manera tan profunda que creemos que es lo que somos. Con el fin de volver a nuestro estado natural de inocencia y la alegría, que hemos experimentado una vez como niños, debemos ir más allá de la inteligencia. ¿Cómo podemos hacerlo?
Ser en el momento. Todos hemos oído antes, pero ¿cuántas veces somos capaces de hacerlo en realidad? Estar en el momento es un hábito valioso de desarrollar, y pueden desarrollarse de la misma manera nos hemos acostumbrado a hacer lo contrario: en vez de vivir constantemente en el pasado y el futuro. Cada vez que eliges llevar tu conciencia a este momento, estás fortalecimiento la costumbre de estar presente.
Admitir que no sabes. “No sé” es una de las expresiones más poderosas en el camino de crecimiento interior. Cuando te das cuenta que no sabes algo, ábrete a recibir. Como el científico, lo primero que tiene que vaciar la taza de las convicciones y opiniones que nos impiden encontrar una nueva perspectiva, de escuchar la voz que llama desde más allá de los pasillos de la mente.
Escucha a tu voz interna- Hay un conocimiento que está más allá de la mente. A diferencia de la comprensión intelectual, que siempre ve las dos caras de una discusión, nunca esta voz duda, confía en sí misma de forma implícita, y habla con absoluta claridad. Llegará sin previo aviso, de pronto y te encontrará hablando, sin siquiera entender por qué. Sin embargo, podrás escuchar la verdad en tus palabras, la sentirás allí en tu interior. La escucharás.
¿Tienes alguna historia para compartir acerca de cómo un mal momento en su vida ha terminado siendo un regalo? Me gustaría oír hablar de eso en la sección de comentarios. El último libro de Isha y la película, “¿Por qué caminar cuando puedes volar?” explica su sistema para el amor a uno mismo y la expansión de la conciencia.
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