El que aprende según las reglas de la escuela no se transforma tampoco en un experto disciplinado, terminado el ciclo regresa a su modo infantil. El ingenuo comprende el mundo de otro modo que el experto, que contraría la sabiduría popular. Con esos vacíos cuesta aprender. El cambio a lograr es saber aplicar la disciplina que se aprendió en la vida diaria
Gardner propone desarrollar mentes sintetizadoras, que puedan detectar lo importante y hacer conexiones. También aboga por mentes creativas que partiendo de lo conocido puedan crear lo que hasta ahora era desconocido. La mente tiene que aprender a ser respetuosa de la diversidad, dado que a la verdad se llega desde diferentes perspectivas. La mente ética debe orientar hacia el bien y no a la búsqueda irrestricta de la conveniencia.
La mente debe disciplinarse para aplicar el conocimiento a la vida misma, no quedarse en la superficialidad de los hechos y ser protagonista y responsable. Para ello hay que seguir estudiando y practicando lo que se estudió. Las inteligencias múltiples abarcan lo verbal, matemático, lógico, musical, corporal, espacial, interpersonal y espiritual. Conocer y desarrollar la mente individual debe ir de la mando de la inteligencia social
Para que la inteligencia progrese en el mundo la educación debe propiciarla. La inteligencia reformulada implican una cultura que la promueva, oportunidades para ejercitarla y planes de estudio que la incorporen como políticas de estado. La memoria es el capital intelectual, sin conocimientos la inteligencia es impotente. Pero ante los problemas la memoria tiende a repetir el pasado, entonces la inteligencia le abre la puerta a la imaginación. Como dijo Einstein, “en épocas de crisis la imaginación es más importante que el conocimiento”.
Dr. Horacio Krell, director de Ilvem. Contacto horaciokrell@ilvem.com
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