lunes, 26 de diciembre de 2011

Volver a emprender después de un fracaso


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Lo más difícil de volver a emprender después de haber fracasado en otros proyectos no es el hecho de empezar de nuevo si no la gran cantidad de sentimientos que te quedan dentro después de haberte repuesto. Por un lado está el terror al pensar – Tal vez no sirva para esto, ¿No será mejor que me quede trabajando por cuenta ajena y me olvide de complicaciones? – Pero por otro lado está la esperanza que te lleva a hacerte preguntas contrapuestas como – ¿Y si realmente sí que valgo y esta experiencia no ha sido más que un aprendizaje? -
Cuando superas esas dudas y finalmente te decides a volver a intentarlo deseas no volver a dudar más, pero ocurrirá todo lo contrario, te acompañarán toda tu vida y las tendrás presentes en cada paso que des de ahora en adelante.
En mi anterior post de esta serie describí lo que me sucedió cuando me arruiné con mi antigua empresa de diseño y fabricación de zapatos. Me sorprendió gratamente la buena aceptación que tuvo el post y la cantidad de gente que lo retuiteó y compartió en redes sociales. También me sorprendí de la cantidad de comentarios positivos que recibí de gente que estaba en una situación similar y que me transmitían su agradecimiento por compartir mi historia ya que les ayudaba a ver la luz al final del túnel.
En esta ocasión quiero relatar lo que viví al volver a emprender después del fracaso, intentando analizar los puntos clave de esta aventura y aportando más información a quien pueda interesarle para ayudarle a seguir adelante con sus sueños y con sus proyectos.
1.-) El emprendedor reincidente necesita emprender en solitario.
Cuando, una vez pagadas todas las deudas, le dije a mi mujer que quería dejar mi trabajo en Vodafone y volver a emprender un negocio, lo primero que me preguntó es – ¿Por qué? – Y la única razón que encontré era, porque lo necesitaba, tenía que luchar contra aquella duda y demostrarme a mí mismo que podía empezar de cero sin cometer los mismos estúpidos errores infantiles que había cometido en el pasado. Pero esta vez quería hacerlo solo, sin socios, haciendo que toda la responsabilidad recayese sobre mí y para tener la libertad de tomar el camino oportuno sin tener la sensación de que me estaba escondiendo en las decisiones de otros. Además necesitaba poner en práctica todo lo que había aprendido hasta entonces.
Ella me respondió sin dudar – hagas lo que hagas yo te apoyaré y estaré a tu lado pase lo que pase – y aquella respuesta marcó el inicio de una nueva aventura.
2.-) El emprendedor inicia procesos para perseguir sus sueños.
Alicante, principios de 2008, con casi toda la deuda anterior liquidada y después de varios años trabajando en Vodafone. Hacía un año que estaba testeando un nuevo modelo de negocio que cubría una necesidad en el sector al que en ese momento me dirigía. Las pymes a las que entrábamos con nuestros servicios BlackBerry no tenían ni idea de internet y mucho menos de internet en movilidad, y como desde mi puesto en Vodafone no podía hacer mucho por ellos terminé montando Logocomunica y marchándome definitivamente de la empresa en la que estaba.
Cuando le dices esto a tu familia y amigos lo primero que te dicen es – Estás completamente loco, ahora que estás bien vas a volver a liarte con una empresa, ¿no ves que no vales como empresario? – Además mucha gente que sabe de economía me decía – Ten en cuenta que se avecina una crisis muy fuerte, llevamos varios años de bonanza y la burbuja inmobiliaria está a punto de explotar.-
Estos comentarios incrementaban mis dudas del principio pero las ganas de intentarlo eran más fuertes que todas las dudas, así que finalmente me decidí e inicie el proceso de perseguir mis sueños. No, no estaba nada loco, el hecho de creer en mis sueños estaba reforzado por todo lo que había aprendido hasta entonces. Me encontraba totalmente preparado para afrontar de nuevo este reto y mi mujer creía ciegamente en mí porque sabía que había aprendido todo lo necesario para empezar de nuevo.
3.-) El emprendedor aprende de los errores. No falla, practica.
Al principio todo era crecer, sobre un modelo de negocio aparentemente interesante pero que con el tiempo se demostró que era débil, salíamos a vender nuestros servicios a la vez que yo complementaba esta labor con la consultoría comercial y de negociación como freelance para empresas, lo cual garantizaba unos ingresos extras que ayudaban a financiar el inicio de la empresa.
¿Qué cambió en mí cuando dejé mi trabajo acomodado e inicié este nuevo proyecto lleno de incertidumbre? Básicamente que todo lo miras desde otra perspectiva, la frase que no dejas de repetirte es – Ahora no puedo fallar, he de estar atento a cada cambio y reaccionar rápido, no puedo dormirme, ser empresario no es “guay”, es una responsabilidad muy grande y no puedo fallar a mi mujer ni a mí mismo ni a todos los que me acompañarán en esta aventura (clientes, proveedores, colaboradores, empleados, etc).
Me sentía seguro porque, así como cuando empecé la otra empresa de calzado, con la que me arruiné, no tenía ni idea del negocio y tuve que aprenderlo todo muy deprisa, en el tema de internet tenía bastante experiencia y sabía aplicarlo a los modelos de negocio de las empresas para las que trabajábamos, por lo tanto me ayudó mucho sentirme seguro y no necesitar socios. Además el hecho de haberme arruinado y haber pasado varios años pagando deudas y reflexionando sobre los errores me dio el aprendizaje de varios masters a la vez, por lo que no solo no me hizo daño lo ocurrido si no que salí plenamente reforzado.
Todo empezaba a ir sobre ruedas, solo crecíamos y crecíamos, la consultoría la vendía bien y la empresa estaba contratando servicios, hasta empezamos a tener empleados y comerciales.
Pero llegó lo que muchos me anticipaban y que estaba totalmente fuera de mis planes. En septiembre de 2008 quiebra Lehman Brothers en Nueva York y un efecto dominó hace que los engranajes financieros del mundo entero empiezan a frenarse y todo empieza a cambiar para siempre.
En octubre bajaron nuestras ventas, en noviembre casi desaparecieron y en diciembre la gráfica quedó en punto muerto, cero ingresos y la consultoría se frenó casi al 90%. Solo me quedaba un cliente que además era otro distribuidor de Vodafone en Valencia y gracias a él pude seguir aguantando hasta febrero. El equipo comercial empezó a abandonar el barco y tuvimos que quedarnos mi mujer y yo solos de nuevo. Con menos de un año de vida, esa prometedora empresa que había creado llena de sueños se estaba derrumbando y esta vez era por algo que se escapaba totalmente a mis competencias.
En ese momento lo que te pasa por la cabeza no se puede describir, piensas que la gente va a señalarte con el dedo y te van a decir que ya te avisaron, pero no ha sido culpa tuya, la economía mundial se ha parado y nadie lo tenía previsto (solo unos pocos entendidos) ¿mala suerte? ¿Decisión equivocada? ¿Momento inoportuno?
4.-) El emprendedor no tiene suerte, la crea aprovechando oportunidades.
Había que reaccionar rápido, tenía que buscar una alternativa y esta llegó en forma de “vuelta a Vodafone”. El distribuidor de Valencia para el que daba consultoría y coaching comercial me ofreció irme a vivir a Valencia y trabajar allí como director comercial, así que hablé con mi mujer, valoramos la alternativa y vimos que era la única salida, así que acepté la oferta con la idea de esperar a que las aguas volviesen a su cauce y “congelar” la actividad de la empresa que acababa de crear. Además, Alicante estaba muerto y en Valencia se empezaba a fraguar un importante tejido empresarial de Internet y las tecnologías y nosotros debíamos estar en el lugar adecuado en el momento preciso.
Laura, mi mujer, se vino conmigo a Valencia y desde casa estuvo atendiendo a los clientes que nos quedaban y haciendo labor de comunicación para que no se enfriase el proyecto. Yo desde mi nuevo puesto y desde la nueva ciudad pude conocer otros mercados que no estaban tan tocados por la nueva situación económica mundial y entre los dos fuimos construyendo marca con la empresa y buscando nuevos huecos y nichos de mercado y sobre todo nuevas necesidades.
5.-) El emprendedor inicia procesos para perseguir sus sueños. ¿Lo he dicho ya?
En 6 meses descubrí que se avecinaba una creciente necesidad de vender por internet, pero que además las empresas debían cambiar su enfoque comercial para adaptarse al nuevo medio y a los nuevos lenguajes. Había mercado, difícil de cuantificar, con demasiadas incertidumbres y con una situación económica mundial realmente dura, pero el gusanillo que llevaba dentro me empujaba a dejar de nuevo mi trabajo  e intentarlo otra vez. Quería perseguir mis sueños.
En ocasiones me han preguntado si estas oportunidades se presentan por azar y si influye la situación económica general o la financiación para iniciar una actividad así. En mi caso todo era técnicamente adverso, pero las oportunidades las iba creando yo mismo visualizando hacia delante y asumiendo riesgos muy importantes, creando mi propia suerte (como explican en “El libro de la buena suerte”). La situación económica lejos de ayudar entorpecía porque las empresas no tenían dinero para invertir y los bancos habían cortado el grifo, pero la tendencia del mercado iba hacia internet y todavía quedaban muchas empresas que no estaban dispuestas a tirar la toalla. Solo era cuestión de llegar a ellas.
En ese momento yo seguía sin un duro, vivía de mi sueldo por cuenta ajena y poco más, porque los ingresos de los clientes que manteníamos de la primera etapa prácticamente solo cubrían los gastos, así que tenía que tomar una nueva decisión ¿volvía a dejar mi trabajo por segunda vez para perseguir mis ideales, pero con una visión más clara y más madura de la situación o me quedaba en mi estado de confort que tenía con el sueldo fijo?
Lo más importante es que volví a creer en mi intuición, lo tenía claro, el mercado iba a ir por donde yo pensaba, los clientes que iba a necesitar para la nueva etapa los tenía (aunque ellos todavía no lo sabían, jejeje) iba a ayudar a las empresas a vender por internet y con eso me ganaría la vida y mi mujer nuevamente me apoyaba en todo (no sé quien está más loco de los dos, jeje)
6.-) El emprendedor necesita vender y crear un equipo fuerte para hacerse grande.
No lo pensé más, me despedí de mi trabajo y empecé a hacer llamadas de teléfono a empresas ofreciendo mis servicios de consultoría de eCommerce para ayudarles a vender por internet.
En menos de 15 días ya había conseguido mis primeras ventas y estaba ingresando más dinero que trabajando por cuenta ajena. Todo pintaba bien y las esperanzas aún me animaban a seguir y reafirmaba mi convencimiento de que dónde muchos veían crisis yo estaba viendo oportunidades.
A partir de este momento y durante los años siguientes solo me centré en tres cosas, vender, estar muy atento a los cambios que iba a experimentar día a día, y crear un equipo fuerte para poder crecer invirtiendo todo el beneficio en crear ese equipo.
En muy poco tiempo las ventas crecieron de manera exponencial, cliente tras cliente, servicio tras servicio y el equipo se fue incrementando. Primero 4 empleados, luego 8, después 10 hasta el momento actual que somos ya 17.
7.-) El emprendedor ha de ser austero y prudente para convertirse en empresario.
En todo este proceso mimé mucho el estado financiero del proyecto, intentando no cometer los mismos errores que en la anterior empresa. Mucha austeridad con los gastos (sobre todo con mi sueldo y con el de mi mujer que había muchos meses que ni lo cobrábamos, sobre todo al principio) invirtiendo en los empleados, haciéndoles partícipes de este crecimiento y demostrándoles que estábamos ante una oportunidad de crecimiento muy importante y que ellos también son parte importante de ello. Inviertiendo en talento y asumiendo que uno solo no es capaz de saberlo ni hacerlo todo.
No descapitalizarse, conseguir tener una caja muy rápida y saneada, hacer colchón financiero, invertir solo en lo que pueda dar rentabilidad a corto y evitar los gastos superfluos es vital para la creación de una empresa.
8.-) El emprendedor puede rodearse de socios siempre que aporten valor.
A partir de este momento en el que había conseguido una estabilidad decidí compartir la empresa con más socios que aportasen valor al proyecto, manteniendo siempre la mayoría de la sociedad pero creando un equipo directivo fuerte y muy profesional que convirtiese un pequeño proyecto de autoempleo de lujo en una empresa con sistemas de trabajo estructurados y con un plan de crecimiento global.
Ahora, cuando miro atrás y veo todo lo que ha pasado hasta llegar aquí pienso – ¿si volviera a intentarlo llegaría al mismo sitio? – y la verdad es que es difícil encontrar la respuesta. Lo mismo que cuando alguien que ha pasado por una experiencia similar a la mía me pregunta – ¿Me aconsejas volver a intentarlo? – siempre le diré…
Si crees en tus sueños persíguelos, intenta dar los pasos adecuados, rodéate de talento, se honesto y trabajador, austero, ágil, reflexivo y todo será más fácil. El futuro siempre dependerá de ti mismo y no de las circunstancias.
Llegados a este punto no me considero ningún gurú ni ningún genio de los negocios solo un emprendedor que persigue sus sueños y que se ha ido convirtiendo en empresario. Solo quiero cerrar el post diciendo que el éxito es efímero y siempre se puede ir de la noche a la mañana por un error, por ello nunca hay que bajar la guardia.
En el siguiente post relataré con más detalle todo lo que ocurrió desde que se inició Logocomunica por segunda vez hasta hoy y como conseguimos pasar de ser 4 empleados a 17 en menos de 2 años. En ese periodo se tuvieron que hacer más de 5 cambios estratégicos, asumiendo grandes riesgos en cada cambio y siendo muy ágiles, pero eso es otra historia.

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