“El propio ser humano se percibe a sí mismo, a sus
pensamientos y sentimientos como algo distinto a los de los demás. Una especie de falsa ilusión óptica de
nuestra conciencia. Esta falsa
ilusión es una especie de prisión para nosotros, que nos limita a nuestros
deseos personales y a nuestro afecto hacia un número reducido de personas más
cercanas. Nuestra labor radica en
liberarnos de esta prisión ampliando nuestro círculo de compasión para dar
cabida a todos los seres vivos y a toda la naturaleza en su belleza”.
Albert Einstein
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