lunes, 26 de marzo de 2012

EL CEREBRO FUNCIONA CUANDO SE ABRE

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Si no puedo encontrar mi camino, yo mismo lo abriré. Napoleón
Cuando un sistema funciona bien la tentación es dejarlo operar en piloto automático. La actitud natural ante el éxito es repetir la conducta ganadora sin advertir los riesgos que entraña. Para organizarnos automatizamos las respuestas, pero para ser competitivo hay que saber reaccionar ante los cambios o anticiparlos, y esa virtud no es programable. La mente no cierra sus rutas con el pasado, construye caminos paralelos sin destruir los existentes.

Salir de la rutina
Dar pequeños pasos mantiene el cerebro en forma, sin sentir temor a lo desconocido, transitando fácilmente de la curiosidad al asombro. Neuroplasticidad es su capacidad de autoformatearse creando ramas neuronales que lo mantienen siempre fresco.
El hemisferio izquierdo es conservador y dominante. Su fortaleza es la razón. El hemisferio derecho es creativo, tira pelotitas,  que si pasan la barrera se convierten en ideas.

Atención flotante
Flaubert decía que cualquier cosa observada detenidamente se vuelve maravillosa. Lograr una cuota mínima de ingeniosas observaciones requiere relajación y concentración, combinar la atención flotante con la observación activa. 
En un mundo dominado por abstracciones imaginar es el esfuerzo de atender formas, colores, sabores, olores y sensaciones. Sinestesia es observar con todos los sentidos.
La imagen atrapa por su belleza, el concepto es útil pero no emociona. La imagen provoca sensaciones influyentes que la imaginación se encarga de potenciar.
En el mundo ordenado de la lógica prevalecen los conceptos y la imaginación se subordina. Pero la imaginación es imprescindible si efectivamente queremos reinventar el futuro.
Deng Xiaopong tuvo una  visión. En 1978 termina con la ideología. No importa si el gato es blanco o negro, dijo, si caza ratones es un buen gato. En 30 años China creció al 9.9% anual. La revolución está en la mente, la mente cautiva es convertida en una mente capaz.
Observar produce efectos. Aunque la realidad sea la misma cambia la percepción. La mirada creativa captura lo esencial. La mirada positiva ve la botella medio llena y no medio vacía. Así genera endorfinas,  neurotransmisores del bienestar y del alto rendimiento.

La realidad actual
La sociedad de consumo ciega para el asombro y la profundización.  Ofrece un radar -para imitar a ricos y famosos- y rompe con la lógica poética del asombro.
El reduccionismo visual degrada la percepción y elimina el aura del mundo. La visión tubular ve al mundo por un tubo, insensibiliza con imágenes de baja calidad, impide apoderarse del universo con la mirada. Consumir la novedad reemplaza al asombro que se necesita para captar estructuras ricas, que requieren comprensión del orden y su significado.
La  palabra completa a la imagen: enseña a mirar. La percepción lógica del hemisferio izquierdo amplia la sensación, aporta al estímulo su significado.  Discriminar es reconocer las partes. El vértigo por lo mecánico, es una caída que fascina pero encadena. Es dejarse arrastrar sin resistencia, por una fuerza bruta que anula la voluntad.
A Newton  le cayó una manzana en su cabeza, pero en lugar de maldecir descubrió la ley de la gravitación universal. Como dijo Pasteur el azar sólo favorece a las mentes preparadas.

Historia del progreso
La Ilustración trajo la idea de progreso ilimitado. Había prisa por recuperar el tiempo perdido. La modernidad hizo de la vida un proceso en devenir. Hoy navegamos en las pantallas de una la realidad superficial, de manera alocada e irreverente. La compulsión por apoderarse de las cosas o de filmarlas, la avidez por descargar todo de internet, hace que los ojos sean un material sobrante. Irreverencia, desconsideración, usar y tirar, provocan que lo irrepetible de lo mismo que su copia.
La realidad perdió el aquí y ahora de lo irrepetible, la pausa milagrosa en la que el yo se detiene sobre el objeto; no lo analiza ni lo estudia; no enumera ni asocia; lo contempla y goza con su presencia. Es el misterioso resplandor que se apaga en una copia.

Desarrollo de la percepción
El proceso educativo debe posibilitar el descubrimiento del esplendor en las cosas más sencillas, con una mirada que vea más allá.
En  una fuente natural emerge el brotar de lo profundo, el correr incesante, el darse sin medida, el misterio de lo desconocido; es un símbolo de la vida. Es un encuentro.
La observación atenta a los detalles, la comprensión del significado, producen la tensión creativa entre la obra y el observador, que así se conoce a sí mismo.
Dice Oscar Wilde que a un hombre se le puede perdonar que haga algo útil siempre que no lo admire. La única excusa para hacer una cosa inútil es admirarla infinitamente. Todo arte es inútil. Aprender a admirar lo inútil es manejar reglas que liberan al espíritu ante una presentación cautivante. La percepción lenta, pausada, es el fruto de saborear lo inútil.
Al  sensibilizar la percepción la belleza aflora en su riqueza, que se alcanza con la mirada del artista que es capaz de plasmarla. Este esplendor desaparece con la función. Aura y utilidad son adversarios: la obra de arte es un fin en sí misma y objeto de contemplación.
En la educación se transmiten conocimientos y se promueven actitudes, como la estética. Cuanto más nos capacite para el asombro más humanos nos hará: el hombre es un ser para el asombro. Lo que debe cambiar occidente es su propensión utilitaria hacia el consumo.
La tecnología hizo prevalecer el concepto sobre la idea. Así se perdió el alma de la inteligencia. El concepto abstrae la esencia pero no refleja el contacto sensorial. Arranca la flor para conocerla, pero también la mata. El concepto mide la cantidad, no la calidad.

Todo está en crisis
Los apocalípticos critican la cultura de masas, los integrados la defienden. Lo apabullante es que el joven cree que se las sabe todas. Preocupa que no pueda redactar,  su triste mensaje de texto resume falta de creatividad y afán de consumo.
Fomentar  su capacidad de asombro lo llevará a apreciar la esencia de la creación. Se debe aceptar que la cultura de masas existe y generar acciones que produzcan valores culturales. La mayoría se inclinará por lo fácil, pero habrá un grupo que captará la idea.
El artista Doug Wheeler es poco visitado. Su obra evoca una luminosidad casi táctil, en la que espectador no puede fijar la mirada. Al crear la presencia de la ausencia, se percibe espacio y luz sin asociarlos con una respuesta asociativa, se desestabiliza la percepción.

Uno ve con  lo que sabe
La vida actual es información sin formación. Calcar, copiar, pegar, fotografiar, sin conocer la ubicación ni la perspectiva. La realidad virtual es la extensión de la realidad, pero hay que aprender a  observar, a tomarse su tiempo, para terminar con un mundo desencantado por las herramientas que automatizan la percepción.
La convivencia entre realidad material y virtual es fascinante, pero información no es conocimiento. No sólo se ve con lo que se sabe sino con lo que se puede y con aquello que la sociedad permite ver. Una teoría previa subyace, no hay visiones inocentes.
El arte crea otro mundo en el cerebro, cambia su ideología. Por lo tanto no es inútil. Como dijo Einstein el arte llega a las verdades más profundas por el camino más sencillo.
El cerebro, como el paracaídas, sólo funciona cuando se abre

*El doctor Horacio Krell es el Director de Ilvem. Dicta conferencias gratuitas sobre cómo optimizar la inteligencia. Su mail de contacto es horaciokrell@ilvem.com

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