La “fiebre del oro” de 1848
Entre 1848 y 1845, se desarrolló uno de los fenómenos migratorios más importantes de la historia de los Estados Unidos conocido bajo el nombre de “La fiebre del oro”; durante estos 7 años más de 300.000.-personas se desplazaron desde diversos lugares del mundo hasta California en busca del preciado metal.La llamada “fiebre del oro”, empezó tras la difusión de la noticia en 1848 por el New York Herald y la politización de la misma por el presidente de los USA James Polk en un discurso en el Congreso. La combinación de ambos factores provocaron el abandono y la ruina de los negocios tradicionales de la zona por falta de mano de obra y la entrada masiva de la inmigración.
El final del llamado oro fácil en 1850, contribuyó al desarrollo de la minería y de las tecnologías de extracción, al mismo tiempo que se produjo un importante enriquecimiento de las personas que configuraban el ecosistema de los buscadores de oro, atendiendo todas sus necesidades y convirtiendo al “oro” en moneda de cambio. Todo ello contribuyó a un aumento de la inventiva, la imaginación y la autonomía de la población local y situó a California dentro del imaginario mundial.
El importante potencial de la búsqueda de oro, fue abriendo paso a distintas oleadas tecnológicas y de negocios; a nuevas “fiebres del oro” californiano. Las granjas, la extracción de petróleo, la industria del cine, la construcción aeronáutica, la informática y finalmente las punto com.
La “fiebre del oro” del 2012
A nadie se le escapa el fenómeno que estamos viviendo sobre “el emprender”; al igual que el New York Herald en la fiebre del oro californiana, se ha producido un efecto llamada por todo lo que significa Silicon Valley y lo que allí sucede, provocado por la difusión mediática de sus protagonistas y la realizada por los medios económicos y universitarios de sus actividades. Muchos son los que han querido emular sus hazañas y logros lanzándose a la actividad de emprender.Hoy “el emprender” es también un recurso político, al igual que lo fue para el presidente James Polk en 1848. ¿Qué hay de cierto en las políticas y facilidades al emprendimiento, y que hay de recurso para minorar en lo posible las cifras de paro? Ambas son actitudes lícitas, lo importante es saber qué harán los políticos cuando emprender no sea un recurso al autoempleo; ¿veremos entonces el emprender como una burbuja mediática más?
Para ser un emprendedor se necesitan importantes dosis de autonomía, seguridad en uno mismo, conocimientos, resistencia a la adversidad y sobre todo actitud al cambio y lo desconocido; todo ello configura un importante glosario de elementos de competitividad frente a los retos actuales. Hoy muchas personas que poseen estas características están abandonando por iniciativa propia o a causa de regulaciones de empleo las empresas que configuran nuestro tejido industrial. A ello hay que añadirle que los jóvenes talentos ya no ingresan en ellas, afiliados también a las corrientes emprendedoras. Al igual que en 1848, ¿provocará este exilio la ruina de los negocios y empresas por falta de talento y energía?, ¿pueden nuestras empresas soportar la salida en masa de tanto talento?
Lógicamente no debemos mirar únicamente a los que emprenden en este punto. Las empresas tienen mucha responsabilidad en este exilio de talento por no modificar sus políticas y visión sobre la propiedad y la gratificación. Definir estrategias de retención del talento y de incentivación de la figura del emprendedor interno se muestra básico para competir en el futuro.
La pregunta clave es ¿quién se está enriqueciendo con el fenómeno de emprender?; ¿son los emprendedores quienes se enriquecen y que número de ellos? o al igual que en el 1848 en California lo están haciendo las personas, empresas e instituciones que configuran el ecosistema de emprender.
Uno de los grandes beneficiados de emprender es la propia sociedad. Emprender la está regenerando, cambiando sus anclajes de seguridad, eliminando progresivamente la sensación de ansiedad en que vive y contribuyendo a los ingresos regulares de muchos de sus contribuyentes. También se enriquece a través de la contribución de los impuestos que recauda y a la reducción de los subsidios de desempleo que provoca.
Otros beneficiados son la clase política y universitaria. Emprender les ha abierto un gran yacimiento de temáticas, directrices, políticas, cursos y recursos, etc., algunas de ellas verdaderas y otras, porque no decirlo, en forma de cortinas de humo y salidas “hacia delante”.
¿Qué hay del emprendedor? ¿Se enriquece económicamente, enriquece su ego, se auto realiza y/o contribuye al bien social? Desgraciadamente por pura estadística son muy pocos los que llegan a cumplir su sueño de enriquecerse a través de sus ideas, algunos consiguen vivir de ello durante su periodo laboral, pocos (los más importantes socialmente) consiguen que otros vivan gracias a la riqueza que generan sus emprendimientos y probablemente muchos malvivan, quemen su tiempo y regresen a otro tipo de actividades. Afortunadamente (y en eso consiste también el fenómeno) solo el puro hecho de intentarlo merce la pena y compensa la experiencia.
¿Y los emprendedores llamados “en serie”?, ¿Son éstos profesionales que han encontrado la forma de protocolarizar el proceso de emprender, han minimizado el riesgo, dominan el capital y consiguen éxitos de forma recurrente? ¿O por el contrario se han convertido en profesionales “del emprender” y viven de la energía que se crea a su alrededor, mal emplean a otros profesionales y su éxito consiste en mantenerse en el bucle de forma constante sin llegar a ninguna meta?
En cualquier caso emprender (de forma
profesional y sistémica o única), merece un proceso profundo de
reflexión y de profesionalización de todos los actores que intervienen y
especialmente del fin buscado. Riqueza, bien social, autoempleo, ego, o
la combinación de todo ello.
En cualquier caso emprender (de forma profesional y sistémica o
única), merece un proceso profundo de reflexión y de profesionalización
de todos los actores que intervienen y especialmente del fin buscado.
Riqueza, bien social, autoempleo, ego, o la combinación de todo ello.Lo más importante del emprender está por venir: ¿Qué pasará cuando finalice la burbuja mediática? ¿Qué pasará cuando las empresas traccionen de nuevo en la generación de empleo y existan otro tipo de alternativas profesionales? ¿Tendremos entonces emprendedores y políticas que los soporten? Y lo más importante, ¿Habremos conseguido iniciar un proceso que al igual que en la California de 1848 concatenará oleadas de regeneración social y nuevos focos de negocio? Si no lo conseguimos, creo que todo esto no merece la pena.
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