A grosso modo, podría decirse que existen dos tipos de personas: las que creen en la suerte (y casi siempre andan amargadas) y las que se crean sus propias oportunidades. Estas últimas suelen estar abiertas a todas las opciones, valoran todos los senderos que pueden seguir y, si las cosas no salen como esperaban, se levantan, se sacuden la decepción y siguen adelante buscando una nueva oportunidad. Obviamente, esta forma de comprender la suerte les permite vivir más felices y alcanzar sus objetivos.
La suerte es difícil de estudiar pero Elizabeth Williams Nutt, profesora de Psicología en la Universidad de St. Mary en Maryland, encontró que las personas “con suerte” comparten algunas características esenciales: aprovechan las oportunidades, son competentes, tienen confianza en sí mismos y asumen riesgos. Otro detalle importante es que estas personas suelen tener un fuerte sistema de apoyo a su alrededor.
Por otra parte, Richard Wiseman encontró que las personas con suerte muestran elevadas puntuaciones en el factor extroversión de la escala de personalidad. Esto significa que estas personas son más propensas a tener encuentros fortuitos, a conocer más gente nueva y a tener grandes grupos de amigos y conocidos. De la misma forma, estas personas puntúan más bajo en la escala de neuroticismo, lo que indica que tienden a experimentar menos estados negativos como la ansiedad, la ira, la culpa y la depresión.
Este psicólogo realizó un experimento muy interesante en el cual colocó dinero en el suelo para que las personas lo encontraran como por azar. Tanto las personas que se consideraban afortunadas como las que no recogieron el dinero pero su actitud posterior fue diferente. Las personas que se consideraban a sí mismas como afortunadas después de encontrar el dinero, se dirigieron hacia el mostrador de la cafetería y entablaron una animada conversación con uno de los investigadores mientras que quienes pensaban que tenían mala suerte, recogieron el dinero sin dar muestra de alegría, pagaron su café y se marcharon de la cafetería.
¿Qué significa esto?
Que probablemente ni siquiera este encuentro “fortuito” de dinero cambió la creencia de las personas de que tenían mala suerte. En otras palabras, estamos tan encerrados en la visión que tenemos de nosotros mismos que ni siquiera las “señales” externas nos hacen cambiar esta imagen.
En fin, que quizás deberíamos cambiar el concepto que tenemos de lo que es la suerte. Dejar de pensar que se encuentra fuera de nosotros y comenzar a imaginar que la suerte también es una actitud ante la vida.
Afortunadamente, Wiseman nos da algunos tips para “atraer la suerte”:
- Rompe la rutina: conoce personas nuevas, emprende caminos diferentes para llegar al mismo sitio y ábrete a las oportunidades, incluso si son del todo desconocidas.
- Transforma lo negativo en positivo: si sucede algo malo, piensa que pudo haber sido peor y trata de sacar lo más positivo de este hecho, aunque sea tan solo una enseñanza para el futuro.
- Sigue tu instinto: en muchas ocasiones es el instinto quien nos conduce a tomar las mejores decisiones por ende, deberíamos aprender a escucharlo más.
- Plantéate metas elevadas pero alcanzables: establece objetivos elevados que demanden esfuerzo y persistencia pero que puedan ser alcanzados. Poner el listón alto en ocasiones es todo lo que necesitas para tener suerte.
Fuentes:
Wiseman, R. & Watt, C. (2004) Measuring superstitious belief: why lucky charms matter. Personality and Individual Differences; 37(8): 1533-1541.
Williams, E. N. (1998) Perceptions of serendipity: Career paths of prominent academic women in counseling psychology. Journal of Counseling Psychology; 45(4): 379-389.
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