¿Hasta qué punto el azar marca el ritmo de nuestra vida?
Cuando pensamos en clave de marca personal la suerte, el azar, son palabras que pierden sentido. Si gestionamos eficazmente nuestra marca nosotros marcamos el ritmo de los acontecimientos.
A mi me gusta utilizar la palabra carambola. En billar una carambola es un movimiento experto en el que una bola golpea a las otras dos situadas muchas veces en posiciones imposibles. Y no se trata de un golpe de suerte sino de una técnica estudiada.
Nuestra vida no es una tómbola es una carambola o un conjunto de ellas.
Gestionar la marca personal es prepararse para dar los golpes certeros para situar nuestras acciones alineadas con nuestras expectativas teniendo en cuenta las circunstancias personales y las del entorno. No hay nada dejado al azar voluntariamente.
Y a pesar de todo aparecen circunstancias imprevistas, negocios que no cuajan, personas por las que hubiéramos puesto la mano en el fuego que nos abandonan y hasta la salud nos juega malas pasadas cuando más la necesitamos. A esto lo solemos llamar mala suerte.
En marca personal decimos que es fatal acordarse de Santa Bárbara cuando truena. Mientras preparamos el camino hemos de buscar atajos y vías alternativas para que cuando nos encontremos en una situación comprometida tengamos una salida mas o menos ensayada a mano.
Una carambola no es un movimiento directo, a veces la bola golpea una y otra vez los amortiguadores, situados en la parte interior de la mesa, antes de llegar a su objetivo final. Igual que nuestra vida, igual que nuestra marca.
Saber que la distancia más corta entre dos puntos no es siempre el mejor camino forma parte de la sabiduría que emana de la experiencia y de los errores cometidos.
¿Y si a pesar de todo la bola sigue su recorrido sin tocar a las otras? Pues no hay carambola, se trata de una oportunidad perdida, de una situación a analizar para encontrar la explicación y de una nueva experiencia que nos ayudará a dar en el blanco la próxima vez.
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